La inflación, la falta de personal, y las tasas complican la recta final del turismo

El turismo se enfrenta a unos meses complicados de cara al final del año, tras haber experimentado una fuerte recuperación durante la temporada estival. La inflación y el escenario económico, la falta de personal, los efectos de la climatología y las tasas, son los principales retos a los que se enfrenta turismo en España en el último trimestre de 2022, según CESAE Business & Tourism School.

La incertidumbre económica con la que se afronta el otoño, con la reciente subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) y con la inflación y los costes energéticos en máximos, hacen que el escenario para el sector turístico esté lleno de grandes incertidumbres, según los expertos.

«La temporada de verano ha sido extraordinaria en cuanto a números, en ocupación e ingresos por turista. Ni la guerra de Ucrania ni el aumento de precios ni el Brexit han podido frenar una temporada que alcanza ya los niveles de 2019 en todos los registros», asegura Alberto Peris, director ejecutivo y socio fundador de CESAE Business & Tourism School y recoge Europa Press. En este sentido, Peris añade que «esto no implica que todo haya sido un camino de rosas, ni mucho menos».

LOS MÁRGENES DE BENEFICIOS SE VERÁN AFECTADOS

En su opinión, las empresas hoteleras y los profesionales han sufrido mucho para sacar adelante el trabajo, dadas las dificultades en España para contratar profesionales del sector, «sumado a que las plantillas muy mermadas, han provocado un gran desgaste en todas las posiciones, puesto que todos los trabajadores han estado y siguen estando sometidos a cargas de trabajo muy superiores a las razonables».

Entre los principales retos a los que tendrá que hacer frente el turismo en el cuarto trimestre de 2022 está la inflación. Así aunque hasta ahora el efecto de la inflación no ha tenido consecuencias sensibles en esta temporada, las previsiones de cara a futuro no son tan positivas.

«Parece inevitable es que los márgenes de beneficio se vean afectados, a pesar de que la demanda crezca y el gasto por visitante también, puesto que clásicamente el sector no ha repercutido en el precio los niveles de inflación sufridos en su totalidad, absorbiendo buena parte del impacto con sangre propia», justifica Peris.

MEDIDAS PARA REDUCIR LA HUELLA DE CARBONO

En este escenario, otro de los temas que preocupan a los profesionales del sector del turismo es la climatología. El director ejecutivo y socio fundador de CESAE Business & Tourism School afirma que el cambio climático ya está afectando a turismo, sobre todo, en dos aspectos: la movilidad y la gestión de la huella de carbono en las instalaciones hoteleras.

Los traslados en tren de alta velocidad se han incrementado en detrimento del transporte aéreo, pero en los siguientes años, con la subida del precio del combustible, los cambios serán más importantes.

Para Alberto Peris, es significativo el impacto que la evolución tecnológica del coche eléctrico va a tener en la movilidad turística, puesto que los niveles de autonomía cada vez mayores y una red cada vez más abundante de puntos de recarga también favorecerán este tipo de medio de transporte a distancias cada vez más largas.

Mientras, en cuanto a la creciente sensibilización de los clientes sobre la responsabilidad en la gestión energética de las compañías hoteleras, este experto resalta que está provocando que cada vez más establecimientos ofrezcan aplicaciones y métodos para que cada uno pueda evaluar la huella de carbono de su estancia y tomar decisiones al respecto.

TASAS TURÍSTICAS E INCERTIDUMBRE POLÍTICA

Las prácticas de ahorro de agua, la instalación de tecnología para incrementar la cuota de energía limpia, el uso de materiales reciclables y la promoción de buenas prácticas en general serán factores que apreciarán los clientes de manera creciente.

Por último, a todo esto, hay que añadir las tasas turísticas y la incertidumbre política. En su opinión «los tiempos en los que las tasas turísticas tenían un precio político han pasado». Así, el tiempo se ha encargado de mitigar su efecto negativo, y lo cierto es que parece ya comprobado que no tienen efecto alguno sobre la demanda, incluso donde son más elevadas (en Nueva York pueden suponer el 20% de precio de una habitación).

«Sí parece que se abre un debate de hasta qué punto pueden servir para controlar una masificación turística que a largo plazo no parece beneficiar a casi nadie, pero es un debate abierto sobre el que aún no hay datos que apoyen ninguna certeza», admite el director ejecutivo y socio fundador de CESAE Business & Tourism School.