Europa sigue sumida en una profunda crisis energética, en la que todo gira en torno del precio del gas. El hidrocarburo es la materia prima más codiciada del mercado europeo, sobre todo por la escasez de suministro proveniente de Rusia. El gas se ha convertido en un arma y en un escudo económico a partes iguales. El país liderado por Putin es conocedor de que es el mayor suministrador de la materia prima en Europa. Lleva aprovechándose de esa condición desde inciso de la guerra, un hecho que condujo al precio del gas en el TTF, mercado de referencia en Europa, hasta máximo históricos.
Sin embargo, a raíz de que las naciones dependientes de Rusia en materia energética comenzasen a diversificar el suministro de gas, los movimientos de Moscú parecen estar pesando menos en el valor del hidrocarburo. Europa se ha apresurado a mantener sus reservas a niveles suficientes como para pasar un invierno caliente. De hecho, el Viejo Continente mantiene al 86% las reservas de gas natural, una cantidad que, como poco, da para sobrellevar la oleada invernal que está a la vuelta de la esquina. Cabe destacar que en apenas un mes comienza la temporada de calefacción en los hogares europeos.
EUROPA SE CUBRE LAS ESPALDAS CON EL GNL
Dentro de que Rusia sigue ostentando un papel protagonista en la batalla energética que se está librando, Europa se ha cubierto las espaldas a sabiendas de que Putin podría cerrar definitivamente los principales gasoductos con la eurozona (cosa que ya ha hecho), además de recrudecer el conflicto armado con Ucrania, como ya hizo hace un par de días. Estos factores podrían haber llevado a Europa a verse con las reservas de gas en mínimos de cara a un invierno que, a priori, parece estar controlado por los dirigentes europeos. Esa tranquilidad de la eurozona es la que ha propiciado un descenso del precio del gas del 45% desde que los precios a futuro del hidrocarburo tocasen máximos a finales de agosto.
VARIAS NACIONES EUROPEAS ESTÁN DIVERSIFICANDO EL SUMINISTRO ENERGÉTICO PARA NO DEPENDER DE RUSIA
Europa ha encontrado en el GNL (gas natural licuado) la solución a la escasez de suministro de gas ruso. El Viejo Continente, sobre todo las naciones más dependientes del estado ruso, se ha apresurado a llenar todo los posible las reservas de gas. A su vez, varios países europeos han diversificado el suministro energético, tornando por opciones como la nuclear, o el potenciamiento de las renovables. Pese a ello, el gas sigue siendo necesario, sobre todo por la alta demanda que tiene en la actualidad.
¿Y SI ASIA LASTRA A EUROPA?
China, Australia, Catar, Corea, Estados Unidos…son algunos de las naciones que han aprovisionado a Europa para combatir la escasez de gas ruso. El continente europeo se ha convertido en uno de los principales demandantes de GNL cuando históricamente Europa había servido como balancín para contrarrestar la demanda de gas natural licuado por parte de Asia. Y es que el continente asiático ha ganado enteros para poner en peligro las reservas de gas de Europa. “En el mundo actual, con importaciones limitadas de gasoductos, Europa ahora compite con Asia por el GNL. El asiático se ha convertido en el mercado de equilibrio”, explicó Lucy Cullen, analista de gas en Wood Mackenzie.
«Las fuertes entradas de GNL han ayudado a Europa a aumentar las reservas de gas (…)»
«Las fuertes entradas de GNL han ayudado a Europa a aumentar las reservas de gas antes de que comience oficialmente la temporada de calefacción el mes que viene», expresan los analistas de Bloomberg. Pese al aparente control que el Viejo Continente tiene sobre las reservas de gas, la demanda de gas natural licuado por parte de Asia podría complicar a Europa.
Los mandatarios europeos prosiguen en su labor de aprovisionar a sus naciones de gas ante el temor de un invierno más frío de lo esperado. España importa a Estados Unidos y Canadá; Olaf Scholz, canciller de Alemania, pretende cerrar acuerdos de GNL en el viaje que ha programado a Oriente Medio.
LOS RIESGOS DE EUROPA
Bloomberg señala que los principales riesgos a los que se expone el Viejo Continente son una oleada inusualmente fría en invierno y una demanda sorpresa de Asia. Esto «podría agotar rápidamente las reservas de europeas, y reponerlas sería aún más difícil para Europa el año que viene«, agregan los analistas de la agencia estadounidense. De producirse esta hipótesis, el precio del gas en el TTF se vería incrementado nuevamente debido a la escasez del hidrocarburo en Europa, sumado a las dificultades que tendría la eurozona de reestablecer los volúmenes de gas ruso.
Europa, por el momento, respira. Las reservas, que actualmente están en un 86%, dan para pasar un invierno con calefacción en los hogares europeos. Además de ello, el precio del gas en el mercado holandés sigue decreciendo pese a las amenazas de Putin y el recrudecimiento de la guerra en el este de Europa. Que el conflicto armado siga adelante, y el escenario en Ucrania empeore, supondría una elongación de la crisis energética, además de un catalizador de la cabalgante inflación. Asia, Rusia, un elevado IPC…el Viejo Continente aún tiene trabajo.