Airbnb expulsa al superanfitrión y ex funcionario barcelonés

Airbnb ha tomado la drástica decisión de expulsar a José Luis Samaniego de la plataforma por infringir, a su juicio, las normas de seguridad. «Airbnb se basa en la confianza y la seguridad de la comunidad es primordial«, han sostenido fuentes de la compañía a MERCA2. «Todos los usuarios deben aceptar que cumplirán las Normas de la Comunidad, y las infracciones de nuestras políticas de seguridad pueden dar a suspensiones en la plataforma», han continuado para argumentar la medida.

Airbnb se basa en la confianza y la seguridad de la comunidad es primordial

Samaniego es un funcionario jubilado y considerado por Airbnb con el título de «superanfitrión» que llega a recibir con los brazos abiertos a sus huéspedes. Este grado en el escalafón es muy difícil de obtener, ya que cualquier crítica o comentario negativo les puede rebajar el peldaño. El ex empleado público alquilaba una de las habitaciones de su vivienda a parejas o personas solitarias, la mayoría turistas, a los que ofrecía el desayuno incluido.

El piso, situado en Camp de l’Arpa, en el barrio barcelonés de Clot, ofrecía lo imposible a sus inquilinos temporales. Su anuncio en la plataforma sólo indicaba la habitación, por lo que quedaba sobreentendido que el resto de la casa no era para el uso, a excepción del baño y el comedor. La cocina en este tipo de alquileres está prohibida para los visitantes.

UNA PESADILLA EN AIRBNB POR SANTIAGO

Desde el pasado 25 de julio, este barcelonés ha desaparecido completamente de la plataforma, así como su vivienda y una buena fuente de ingresos para completar el retiro. Los superanfitriones deben ser ejemplo de «hospitalidad» y tienen su propio distintivo en la web de alquiler de pisos para uso turístico. La puntuación alcanzada en Airbnb era de 4,95 sobre cinco posibles, un nivel muy elevado. En estos últimos cinco años ha dado cobijo a más de 160 personas, de los que 145 han dado una opinión muy satisfactoria.

airbnb

Sin embargo, el día de Santiago dio un vuelco total. Un recién llegado a la plataforma, David, reservó la habitación junto a una mujer. Apenas dio un número de teléfono y una dirección de correo, según publica El Periódico de Catalunya. Ni identificación ni procedencia, nada más que un número y un mail que hicieron sospechar al propietario de la vivienda. Lejos de ser cauto y prudente, la merma de ingresos durante los últimos dos años pudo más. Se fío de aquel perfecto desconocido, que él mismo describe como «corpulento, agresivo y violento» por los gritos.

La pareja realizó una inspección exhaustiva del piso, hasta probar todas las luces de la vivienda, una actitud impropia de un turista cuyo fin es utilizar una vivienda para dormir y apenas desayunar. La pareja alemana creyó haber alquilado el apartamento completo, pero en ningún caso es así. El anuncio lo dejaba bien claro y él nunca había tenido problema alguno. De hecho, un alquiler de 45 euros diarios en plena temporada muy alta es un precio irrisorio para una ciudad como Barcelona.

LA CONFUSIÓN DE ALQUILAR EN AIRBNB SIN DETENERSE EN LOS DETALLES

Según describe, era el alquiler de una «habitación privada en un apartamento«. Nada más, ni menos. Eso sí, con desayuno incluido. Si fuera un apartamento, nadie ofrece esta posibilidad. Se lo preparan los propios inquilinos. Samaniego, al detectar esta confusión, solicitó la mediación de Airbnb, todo para mantener la tranquilidad tras un desencuentro inicial. De hecho, este escrito forma parte de la denuncia realizada ante los Mossos d’Esquadra.

El talante de este ex funcionario de la Generalitat y del Estado era tan pausado que permitió ciertas licencias a los recién llegados, como fumar y ceder en todo lo posible, hasta usar la cocina. Todo ello, atendiendo a los deberes del contrato, como dejar preparado el desayuno para el día siguiente. Samaniego intentó alejarse de la vivienda el máximo tiempo posible, pero las llamadas desde la casa se sucedían. No funciona el inodoro, que según el escrito de denuncia sí que lo hacía correctamente. Llegó a comer y cenar fuera de su propia casa, y al intentar entrar estaba cerrada a cal y canto con la llave puesta. El huésped no le permitió entrar de nuevo.

Aquella noche, desesperado, volvió a llamar a atención al cliente de Airbnb, pero nadie respondía. La noche la pasó en un banco en la calle, desayunó en una cafetería y sin batería en el teléfono. Una vez que pudo comunicarse con al empresa, no hubo solución posible. Así, exigió a los huéspedes que se marcharan, eso sí con la escolta de los Mossos. Al ver la situación, David y la mujer salieron de la vivienda. Airbnb, en cambio, sí puso a disposición de los alemanes un realojo.

DE DORMIR EN LA CALLE A LA DENUNCIA CONTRA AIRBNB

La lluvia de comentarios negativos en el perfil de este superanfitrión llegó a las pocas horas. En uno de ellos se le tilda de «voyeur» y «borracho«. Tras ello, Airbnb adoptó una medida drástica al expulsarle por completo sin posibilidad de readmisión. La denuncia va dirigida contra el personal de seguridad y atención al cliente, todos ellos sin identificar aún, así como contra cargos directivos de la plataforma. En su petición de resarcimiento exige daños y perjuicios, aunque el caso deberá resolverlo un juez.

Para evitar una mayor pérdida de ingresos, Samaniego se ha adaptado a la nueva normativa turística del Ayuntamiento de Barcelona, que exige un mínimo de alquiler de 31 días para esquivar la prohibición de alquiler habitaciones por días. De esta forma, ha perdido las reservas realizadas con Airbnb, mientras que, según dice, los comentarios negativos han hecho cambiar de opinión a unos turistas franceses. Aún así, les responde con una carta de agradecimiento y muestra que las opiniones hacen justicia con la realidad.