miércoles, 11 diciembre 2024

Una anomalía transitoria como la sequía impulsa la necesidad de optimizar la gestión del agua para riego

España está ubicada en una zona geográfica con una elevada propensión a verse afectada por sequías, anomalías climatológicas que se agravan por los efectos del cambio climático. Según los datos oficiales registrados en el último siglo, más de la mitad de los años han resultado secos o muy secos. Aunque las sequías han perjudicado a todo el territorio nacional, determinadas zonas, principalmente las cuencas mediterráneas, han sufrido los efectos de una manera más virulenta.

Tras un otoño seco en precipitaciones, la sequía se ha afianzado en el sur de España, tal y como reconoce la Agencia Estatal de Meteorología. Durante esta época, las precipitaciones en la España peninsular alcanzaron los 172 litros por metro cuadrado, lo que supone el 83 % de lo normal, aunque en Andalucía el nivel se quedó por debajo del 25 %, lo que, técnicamente, puede definirse como sequía extrema.

La sequía de este otoño e invierno ha dejado a la mayor parte de las cuencas hidrológicas de la región andaluza en una situación de emergencia y desafortunadamente el pronóstico de precipitaciones para las próximas semanas no es nada bueno y si no hay un cambio de tendencia todo hace pensar que la sequía se prolongará durante los próximos meses.

Esta situación pone de relieve la necesidad de llevar a cabo una buena gestión de los recursos hídricos disponibles, sea cual sea su destino final, pero sobre todo en el sector agrícola. En este sentido, es especialmente sensible y relevante llevar a cabo una correcta y adecuada planificación del agua disponible en el entorno a la hora de gestionar una explotación agrícola. De esta forma, se contribuye a luchar contra los efectos del cambio climático en equilibrio con la supervivencia del cultivo que se está gestionando y el impulso de la rentabilidad para el agricultor, cada vez más presionado por la asfixia de los costes de producción y los efectos de la inflación.

Por ello, el agricultor debe apostar por aquellos cultivos de alto valor más adecuados a la zona de producción donde se encuentra su finca con soluciones integrales con riego inteligente adaptadas a las características particulares de cada proyecto, a la vez que gestiona de forma óptima la cantidad de agua de la que dispone para riego, para lo que cada vez es más importante confiar en el buen hacer de empresas como Agbar Agriculture, especializadas en este campo, con una amplia experiencia en todo el territorio nacional. Esta dispone de un amplio equipo de profesionales y técnicos que se apoyan en los últimos avances en tecnología aplicada a la agricultura, además de contar con el asesoramiento de las principales universidades y centros de investigación del país.

Desde Agbar Agriculture velan por los recursos naturales, la salud de los ecosistemas, la biodiversidad y la productividad en todos los proyectos agrícolas. Alineados con la visión de la Unión Europea y sus estrategias (estrategia europea de biodiversidad, nueva PAC, Green Deal, Farm to Fork, etc.) promoviendo una agricultura sostenible en armonía con el medioambiente que tenga un impacto positivo en cuanto a reducción de emisiones y preservación de la biodiversidad.

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