¿A quién no se le ha retrasado un vuelo, le han hecho un rozón en el coche o perdido un teléfono móvil y no ha recuperado el dinero? Pues a la mayoría de la gente. Este tipo de cuestiones se soluciona contratando un seguro pero, muchas veces surgen dudas sobre los seguros y las aseguradoras, ¿compensa? ¿realmente es necesario? y la cabeza se nos llena de supuesto que podrían suceder. Muchas veces estamos muy poco dispuestos a contratar este tipo de servicios y otras los tenemos y no lo sabemos. Hay una serie de claves y cuestiones que debemos tener en cuenta a la hora de elegir seguros.
Para elegir el mejor seguro y saber qué conviene asegurar y que no, es imprescindible saber que los seguros son sistemas de protección, pueden ser de la propia vida, de bienes materiales o de sus intereses. Es decir, se pueden asegurar una infinidad de productos y servicios.
Los seguros lo que hacen es garantizar que si sucede algo con el producto o servicio asegurado recibirás un aporte monetario equivalente a la reparación o sustitución de este. Obviamente, contratar servicios de este tipo tienen un coste, dependiendo del tipo de seguro que sea los pagos son mensuales, trimestrales o anuales. En resumen, los seguros nacen de la necesidad que tiene el ser humano de proteger tantos sus bienes como a sus seres queridos.
El hecho de contratar un seguro hace que nos sintamos más tranquilos. En ningún momento los asegurados pretenden ganar capital sino preservar el que ya tienen. Por eso, los seguros tienen una función indemnizatoria. Es decir, la compañía desembolsa una cantidad de dinero cuando se produce algún tipo de daño en aquello que ha sido asegurado. Este reembolso se puede dar tanto pagando en efectivo el importe tasado de los daños, reparando o reemplazando el objeto dañado, brindando servicios (esto sucede con los seguros sanitarios o los de automóvil).
Por su parte las aseguradoras intentan administrar el dinero de forma eficiente para obtener una rentabilidad y a la par poder hacer frente a todo lo que suceda. El seguro al final se basa en el reparto del daño entre un número muy elevado de personas con las mismas o similares necesidades de protección. Así, cuando ocurre un suceso que produce daños concretos a una de estas personas, todas las demás también participan en la reparación del mismo a través de las primas que pagan por sus pólizas de seguro.
Para el buen funcionamiento de este mecanismo, las entidades de seguros deben realizar adecuadamente las siguientes labores:
- Reunir a un gran número de personas para garantizar el sistema.
- Calcular correctamente la siniestralidad prevista, para tener estabilidad.
- Gestionar el proceso, atendiendo al asegurado en todo momento.
- Se pueden asegurar ciertos riesgos en el hogar porque no se sabe si se van a manifestar ni cuándo; pero, generalmente, no se pueden reclamar los daños por la falta de mantenimiento ni como consecuencia de los efectos del paso del tiempo (por ejemplo, las fugas producidas como consecuencia de la oxidación natural de una tubería de hierro).
- En el caso del seguro de autos, el conductor no conoce si va a sufrir un accidente.
- En los seguros de vida, se sabe que las personas fallecen, pero lo que se desconoce es el momento exacto en el que eso ocurrirá.
Se puede asegurar aquello que sabemos que puede suceder y que sean concretos, es decir es imprescindible que para que el seguro te cubra lo sucedido se describa el suceso con exactitud. Pero, a día de hoy prácticamente todo es asegurable. Televisores, altavoces, coches, cascos, incluso juegos para consolas se pueden asegurar. Esto quiere decir que para asegurar los productos es necesario especificar qué se quiere asegurar y bajo qué circunstancias cubrirá el seguro la reparación o el reembolso. Tampoco se puede asegurar aquello que no es legal, es decir no puedes asegurar el riesgo de conducir bajo los efectos del alcohol, por ejemplo. Tampoco cubren situaciones que hayan sido intencionadas es decir no cubre que se estrelle el coche a posta o que dejen los grifos abiertos.
Los seguros de vida
Este tipo de seguros son pólizas que cubren los gastos ocasionados por el fallecimiento del cliente o para cubrir la falta de recursos económicos que genera la defunción de éste. Lo cierto es que es un producto muy extendido ya que supone una gran ayuda para los familiares en el momento en el que fallece el tomador.
Cuando se contrata una póliza de vida es importante saber que son un producto pensado únicamente para las personas y se basa en que el seguro hace el pago de una prima para suplir a la familia la falta de ingresos del asegurado. El precio de la adquisición de este seguro depende del riesgo que tenga el asegurado de morir o de tener una incapacidad y la cantidad que quiera percibir en caso de incapacidad o que reciban sus beneficiarios en caso de muerte. No tiene el mismo precio para un contratante con cargas familiares o una hipoteca que para una persona soltera. De la misma forma que el estado de salud también se valora.
Dentro de este tipos de seguro existen tres tipos:
- Seguro de vida riesgo: Este cubre en caso de muerte. La función de su cobertura es que el beneficiario de la póliza reciba el capital que el tomador haya estipulado. Este mismo se pueden contratar en dos modalidades:
- Seguro de vida entera: consiste en el pago del capital designado en la póliza tras el fallecimiento del asegurado. Dentro del mismo se puede elegir entre primas vitalicias o temporales. Con las primeras el pago se realiza durante la vida del asegurado, mientras que con las primas temporales el pago se realiza durante un número de años acordados o hasta su muerte si ésta llega antes del vencimiento de la póliza.
- Seguro de vida temporal: cubren el riesgo de muerte durante un periodo de tiempo concreto. Este tipo es el que se contrata para la amortización de préstamos. Es decir, si el asegurado fallece el seguro se encarga de pagar la hipoteca pendiente.
- Seguro de vida ahorro: El beneficiario suele ser el propio tomador, percibe el capital cuando llega la fecha de vencimiento de la póliza. Suelen contratarse para completar las rentas de jubilación.
- Seguros de vida mixtos: Estos aseguran el pago de un capital a los beneficiarios de la póliza en caso de fallecimiento. También puede percibirlo el tomado cuando el vencimiento del seguro continúe con vida. A día de hoy, la mayoría de los seguros de vida ahorro contratados son de esta modalidad.
¿Cuándo hemos de contratar un seguro de vida?
Se tiende a contratar este tipo de pólizas cuando ya nos encontramos en una edad avanzada aunque es conveniente hacerlo antes ya que es una forma de proteger a los familiares en todo momento, sobre todo si hay deudas de por medio como puede ser una hipoteca. De hecho los bancos suelen ofrecer mejores condiciones cuando el cliente tiene un seguro de este tipo. Cuando se tiene decidido que se ha de contratar un seguro de este tipo es importante elegir cuál es el que más se adapta a nuestra situación. Es imprescindible responder al cuestionario que se hace cuando se selecciona la póliza para que la aseguradora indemnice a los familiares sin problema.
Seguros del hogar
Otro de los seguros más contratados es el seguro del hogar, aunque no sea obligatorio a no ser que estén hipotecados. No importa si vives de alquiler o tienes la casa en propiedad. Contratar un seguro de hogar es muy importante si queremos evitar sustos y gastos imprevistos. Este tipo de seguros cubren tanto el continente es decir la estructura del inmueble; el contenido, todo lo que hay dentro del hogar tanto los muebles como los enseres personales. A lo que se paga es se le llama ‘prima’ que es el precio anual que se paga por el seguro contratado que varía según el valor del continente y del contenido junto con los riesgos y servicios contratados.
Hay muchos tipos de seguro del hogar con diferentes coberturas. Las coberturas básicas son las que cubren daños en el continente que cubre las reparaciones en casos como incendio, robo, escapes de agua, etc.; en el contenido, cubre la reparación de los enseres dañados por los riesgos cubiertos; cobertura de responsabilidad civil, cubre las reparaciones o indemnizaciones que hay que pagar a otras personas por los daños producidos por una avería en nuestra casa y defensa jurídica cubre la reclamación de daños que otros hayan causado en nuestra vivienda.
Seguros en las Tarjetas de Crédito y productos
Las tarjetas crédito suelen tener un seguro, pero no todos son iguales. La mayoría de tarjetas de crédito que hay en el mercado llevan incluída una póliza que cubre el producto o servicio que has pagado con esta tarjeta, por ejemplo un viaje, electrodomésticos o unos billetes de avión. Cada banco ofrece un tipo de coberturas diferente, los mas comunes son los de accidente y asistencia de viaje, aunque algunos ofrecen protección de compra que además de cubrir los bienes adquiridos también los protege como puede ser el uso del móvil comprado de forma fraudulenta.
- Seguros de accidente en viaje: Este cubre al consumidor si fallece, se queda invalido u otro tipo de situaciones semejante en un accidente de viaje.
- Seguro de asistencia en viaje 24 horas: Cubre viajes y traslados es decir si el cliente tiene un retraso o anulación del viaje lo cubre. También cubre si surgen problemas médicos, gastos médicos, farmacéuticos, hospitalizaciones en el extranjero.
- Seguro de protección de compras: No suele ser el más habitual pero hay algunas entidades que lo ofrecen. Los que tienen este tipo de seguro les suele cubrir las compras si se pierde o roba la tarjeta, el atraco en cajeros, uso fraudulento y robo del teléfono móvil, si se encuentra el mismo producto a un precio mejor, la devolución del dinero si no llega la compra online o la extensión de garantía de los productos hasta un año más de lo establecido.
- Seguros de accidente en circulación: ofrece tres coberturas en caso de accidente de tráfico en un vehículo particular; pérdida del carnet de conducir, si el consumidor pierde todos los puntos se le da un subsidio mensual y una ayuda para el curso de reeducación vial. Si es hospitalizado por el accidente circulación se da una compensación económica diaria durante los días que esté en el hospital. Cubre el fallecimiento o invalidez permanente.