A medida que vamos cumpliendo años todos nos preocupamos por la jubilación. El momento de retiro laboral parece muy lejano a los 30 años, pero en una década más comienzas a darte cuenta que quizá la pensión que te corresponda el día de mañana no sea suficiente para cubrir tus necesidades, por lo que toca buscar alternativas.
En este sentido, un autónomo tiene incluso más poder sobre la preparación de su jubilación que un asalariado, puesto que puede aumentar su base de cotización en los últimos años de trabajo para cobrar más al jubilarse, algo que no puede hacer un trabajador por cuenta ajena. No obstante, lo que hay que tener claro es que al final nadie se queda totalmente sin recursos, en España existe lo que se conoce como la pensión mínima.
Límite de ingresos y jubilación mínima
Si tras contabilizar las cotizaciones de un pensionista resulta que la pensión que le corresponde está por debajo de las cuantías mínimas fijadas, lo que se hace es aplicar el llamado complemento a mínimos. Se consigue así que la pensión alcance el límite mínimo previsto para cada ejercicio.
Sin embargo, no todo el mundo tiene derecho a este complemento. Para percibirlo es necesario que la pensión que corresponda cobrar esté por debajo de la mínima y que además el beneficiario no tenga rentas que superen un determinado límite. En 2020 los jubilados con cónyuge a cargo no pueden tener rentas anuales superiores a los 7.638 euros al año si quieren cobrar el complemento a mínimos. Tratándose de jubilados con cónyuge a cargo el límite está en 8.909 euros al año.
Lo que se busca al establecer estas pensiones mínimas es que ninguna persona en situación de necesidad se vea totalmente sin ingresos. Es cierto que lo que se cobra no son grandes cantidades, pero se intenta cubrir al menos necesidades básicas.
