El Gobierno y las empresas del Ibex viven su particular ‘guerra fría’

A nadie le gusta que le toquen el bolsillo. Y menos si bajo sus riendas está una de las empresas del Ibex. El dato es más que significativo: desde la llegada a La Moncloa de Pedro Sánchez, hace poco más de 100 días, en el principal selectivo de la Bolsa se han ‘volatilizado’ más de 11.000 millones de euros. Se trata de una caída del 2,3%. Que los inversores miren para otro lado, en el Ibex, escuece.

Utilizando un símil meteorológico, se ha pasado de nubosidad variable (dicho de otra forma, de dar un periodo de gracia para ver por dónde iban los tiros), a otro de negros nubarrones. Porque las medidas anunciadas por el Ejecutivo, sin llegar a plasmarse muchas de ellas con luz y taquígrafos, no sólo no son del agrado de los inversores, tampoco de Botín, Pallete, y compañía.

Echando mano de la hemeroteca, Ana Botín dijo en su día que “un impuesto a la banca no se justifica”. Sus homólogos de Bankia, Caixabank, Sabadell, Bankinter, o BBVA, han seguido la misma senda. Santander llegó incluso a decir que se replantearía su estructura legal si llegara a imponerse. Dejado el impuesto a un lado, Sánchez no desiste en su intención de ‘sacar tajada’ de la banca, intentando establecer una tasa sobre las transacciones financieras similar a la impulsada en Francia.

La desilusión ha hecho mella en las compañías del Ibex por la deriva del gobierno socialista encaminada a incrementar los impuestos

Que el Gobierno sea don erre que erre no hace sino aumentar el desencanto, la ‘guerra fría’, en este caso, de la banca. No son los únicos desencantados. La desilusión se ha hecho extensible al resto de compañías tras afirmar el gobierno socialista que tiene intención de aprobar un impuesto sobre sociedades del 15% sobre su resultado contable. Más leña al fuego.

FALTA DE ‘FEELING’ CON EL IBEX

Cierto que cuando Pedro Sánchez llama, el Ibex acude. Pero no menos cierto es que lo hace, digamos que por cortesía. Y para hacerle llegar que la senda que quiere imponer no es de su agrado. No hay feeling. La diferencia entre ambos mundos es más que patente. Más que hacer corro en torno a él, cuando el encuentro no es uno a uno, sino que engloba a todos los presidentes, prefieren cambiar pareceres entre ellos. Una especie de bis a bis entre iguales. El ‘enemigo’ ya sabe lo que opinan.

¿Y qué decir con sus ministros? Resulta cuanto menos curioso que en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, la actual ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, se viera más arropada por otros miembros del gabinete de Pedro Sánchez (Pedro Duque, Teresa Ribera, Meritxell Batet, María Jesús Montero…), e incluso por antecesores en el cargo como Solbes o Solchaga, que por pesos pesados del selectivo.

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¿La única excepción? José Sevilla, consejero delegado de Bankia, porque, por decirlo así, es su ‘jefa’. De hecho, Nadia Calviño afirmó que “con unos precios de mercado tan bajos no es pertinente vender Bankia. El objetivo de privatización no es para mañana. Hay que tratar de recuperar el máximo de dinero”. El actual equipo gestor de la entidad financiera rescatada respira más tranquilo. Todavía tienen trabajo por delante más allá de 2019.

Ni siquiera Jordi Sevilla (REE), o Maurici Lucena (Aena), puestos en la presidencia de ambas compañías por obra y gracia de Pedro Sánchez, hicieron acto de presencia aunque estaban en la lista de invitados. Y eso que REE era uno de los patrocinadores del evento. Cuestión de agenda, que dirían algunos para justificar la ausencia.

La situación, más que reconducirse, podría ir a peor si al final, en sus idas y venidas, Pedro Sánchez acaba aprobando alguna de las medidas que tiene prevista con el fin de recaudar más y hacer frente a problemas como el de las pensiones. Una piedra más en el zapato de las relaciones entre el Ibex y el Gobierno de Pedro Sánchez.