¿Puede la tecnología transformar la gestión de enfermedades crónicas?

Implementar la mejor práctica de atención para pacientes con enfermedades crónicas es uno de los mayores retos al que actualmente se enfrentan los proveedores de atención primaria. Aunque la tecnología de la salud digital es bien recibida por todo su potencial, ¿podría mejorar la capacidad de los especialistas en atención primaria y medicina interna para ayudar a estos pacientes?

En los Estados Unidos, alrededor de la mitad de los adultos tienen al menos una enfermedad crónica, como enfermedades cardíacas, accidente cerebrovascular, cáncer, diabetes tipo 2, obesidad o artritis. El tratamiento de estas enfermedades crónicas representa hasta el 86 por ciento del gasto nacional en atención de salud en los Estados Unidos.

La tecnología digital para la salud Cue, incluye el monitoreo remoto, las aplicaciones móviles de salud (mHealth) y los dispositivos portátiles, como los wearables de actividad. Hay una miríada de opciones en el mercado, ¿pero son algunos de estos especialmente beneficiosos para su uso por el profesional de la salud?

En una encuesta realizada en USA se pidió a los especialistas en atención primaria y medicina interna cómo usan la tecnología de salud digital en su práctica diaria y dieran sus puntos de vista sobre su potencial para revolucionar el control de las enfermedades crónicas.

Aunque reconocieron que las nuevas tecnologías tienen un gran potencial para proporcionar atención de alta calidad, no dudaron en enfatizar las barreras que impiden su amplia aceptación por parte del personal médico y de los pacientes con enfermedades crónicas.

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Monitoreo remoto: ¿Un éxito temprano?

La monitorización remota inalámbrica de los signos y síntomas vitales de los pacientes se percibió generalmente como una opción atractiva por parte de los proveedores de atención primaria (PCP).

Este tipo de monitorización puede ayudar para una intervención temprana cuando se detectan síntomas específicos. También permite al paciente, con enfermedades crónicas, participar activamente en el proceso de monitoreo.

Una de las herramientas digitales que ha tenido más éxito y se está usando actualmente es para la gestión de la insuficiencia cardíaca, señaló Suzanne Falck M.D., profesora asociada de medicina interna en la Universidad de Illinois College of Medicine.

En estos casos, los datos de un sensor implantado se transmiten directamente a un profesional de la salud, que puede utilizar estos datos para asesorar sobre la medicación, el estilo de vida, visitas clínicas adicionales o recomendaciones para visitar a su PCP o derivarlo directamente a urgencias médicas.

Los ensayos clínicos han demostrado que el monitoreo a distancia es particularmente eficaz para reducir las hospitalizaciones de los pacientes con dispositivos electrónicos cardiovasculares, como desfibriladores cardioversores implantables o terapia de resincronización cardiaca con desfibrilador o marcapasos. También se ha demostrado que es más rentable que la gestión convencional.

Aplicaciones médicas cada vez más populares

Como el 77 por ciento de todos los adultos estadounidenses poseen teléfonos inteligentes y alrededor de la mitad tienen ordenadores personales, «la tecnología móvil tiene el potencial de ser de mucha utilidad en enfermedades crónicas«, dijo a MNT Judith Marcin M.D., especialista en medicina familiar en Chicago. Las aplicaciones para la salud orientadas a los pacientes «pueden ser una excelente manera de estimular a las personas para que asuman un papel más activo en su propio cuidado de la salud«, agregó.

Actualmente hay alrededor de 259.000 aplicaciones mHealth disponibles en los distintos stores. De éstos, aproximadamente el 56 por ciento está dirigido a consumidores con enfermedades crónicas, particularmente diabetes, hipertensión, enfermedad cardíaca crónica y depresión.

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Tanto los PCP como los desarrolladores de aplicaciones consideran que la diabetes es el campo terapéutico que ofrece más potencial para las aplicaciones mHealth. En los ensayos clínicos, los pacientes con diabetes tipo 2 que usaron una aplicación para monitorizar la glucosa en sangre, mostraron una mayor reducción de la HbA1c que aquellos que no usaron una aplicación, con el mayor beneficio se ha observado en los pacientes más jóvenes.

Mientras que pocos pacientes reciben suficiente apoyo para auto-administrar su diabetes en la actualidad, un artículo reciente en Diabetes Technology & Therapeutics observa que las aplicaciones tienen el potencial de dar a los pacientes la capacidad de administrar mejor su condición, mejorar su trayectoria de la enfermedad y prevenir las comorbilidades.

Los dispositivos wearables: ¿potencial sin fin o pasan de moda?

Algunos de los desarrollos más interesantes en salud digital son la tecnología y los dispositivos wearables, según el Dr. Marcin.

«Los dispositivos wearables están siendo estudiados en una amplia variedad de escenarios; en el horizonte se encuentran monitores cardiacos portátiles, electrocardiogramas, analizadores del ciclo del sueño y monitores de glucosa«, explicó el Dr. Marcin. «El potencial de esta tecnología es interminable, estas herramientas mejorarán enormemente el acceso a la atención en cualquier entorno, así como darán una mayor comodidad y un probable cumplimiento de ciertas pruebas de diagnósticas«.

Rastreadores de actividad como FitBits se han vuelto muy populares, aunque su papel en las enfermedades y su recuperación aún no está muy claro. Una encuesta de 2016 sobre el uso de estos wearables dio como resultado que el 23 por ciento en los Estados Unidos, el 19 por ciento en Australia y el 15 por ciento en el Reino Unido, de la población hacían uso de estos dispositivos.

Sin embargo, la tasa de caída es enorme; hasta un 30 por ciento de los usuarios confesaron abandonar sus wearables de actividad porque no los encontraron útiles, se aburrieron de ellos, o el rastreador se rompió.

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Preocupaciones sobre las barreras de acceso

Todos los médicos contactados expresaron su preocupación por la falta de acceso a la tecnología entre las poblaciones marginadas, particularmente las familias con bajos ingresos. «Los individuos que más necesitan de estos servicios son a menudo los menos propensos a tener los recursos necesarios para aprovechar al máximo estos programas«, comentó el Dr. Marcin.

Los adultos mayores de 65 años de edad, que son más propensos a tener dos o más condiciones crónicas, son otro grupo mal servido por la salud digital. Un estudio reciente dirigido por David M. Levine, MD, enfermero de PCP e investigador de atención primaria en Brigham and Women’s Hospital y Harvard Medical School, ambas en Boston, MA, demostró que en los EE.UU., solo alrededor de una quinta parte de los adultos mayores tienen tablets en su hogar, y solo alrededor del 40 por ciento está utilizando correo electrónico e Internet.

El uso de salud de la tecnología digital por parte de las personas de la tercera edad es bajo y apenas aumentó entre 2011 y 2014, dijo el Dr. Levine. Las personas de la tercera edad de raza negra o latina solo tenían la mitad de probabilidades de usar la salud digital en comparación con los ancianos blancos.

El Dr. Levine señaló que el lenguaje puede ser otra barrera para el uso de la tecnología de salud digital. «Cerca del 80 por ciento de mis pacientes hablan español, lo que agrega otra capa de dificultad, porque la mayoría de las aplicaciones de salud digital se crean y se presentan por primera vez para los angloparlantes», dijo.

Cambio de marco: Un enfoque suave para la salud digital

«Las nuevas tecnologías deben ser fáciles de entender, fáciles de usar y fáciles de aprender«, subrayó la Dra. Marcin. «Si es demasiado complicado o engorroso, ni los proveedores ni los pacientes estarán ansiosos por adoptarlo.» También es importante establecer expectativas razonables sobre cómo funcionará una nueva tecnología. Los nuevos dispositivos o programas a menudo retrasan una práctica activa, por lo que es esencial que esto se comunique tanto a los pacientes como al personal «, aconsejó.

Cuando se le preguntó sobre la adopción de nuevas tecnologías en su práctica, un especialista en medicina interna explicó que debería usarse «solo si no interfiere con el contacto con el paciente y no agrega más trabajo, o tiempo para la interacción entre el paciente y el médico».