Si todos los profesionales necesitan mantenerse al día en cuanto a los conocimientos necesarios para desarrollar su trabajo, en el caso de los autónomos el reciclaje profesional es todavía más importante. Y es que aquellos que están dados de alta en el RETA no solo tienen que saberlo todo en cuanto a su profesión, también deben manejar otras disciplinas como la contabilidad o el marketing.
Sin embargo, la relación entre los autónomos y la formación siempre ha sido complicada. Por un lado les resulta complicado encontrar tiempo para seguir formándose, y por otro tampoco la Administración se lo pone fácil y no pueden acceder a la formación bonificada, lo que limita sus posibilidades de aprender sin tener que invertir dinero.
¿Qué es la formación bonificada?

Los Poderes Públicos son conscientes de lo importante que es contar con una mano de obra bien cualificada, y entienden que no puede dejarse recaer el peso del reciclaje profesional ni sobre las empresas ni sobre los empleados. Por eso, existe una formación que es gratuita para los asalariados, es lo que se conoce como formación bonificada.
Tanto los asalariados como las empresas cotizan mensualmente a la Seguridad Social en concepto de formación. Con estas aportaciones se generan unos créditos que luego se conceden a las empresas para que estas puedan formar a sus empleados, sin tener que pagar nada por ello.
La formación bonificada es gestionada por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE), en la que participan tanto organizaciones empresariales como sindicatos. A día de hoy se considera que esta formación es una de las mejores opciones que tienen las empresas para aumentar su productividad.
Los autónomos y la cotización por formación

El año 2019 trajo algunos cambios en la cotización de los autónomos a la Seguridad Social. Si echamos un vistazo a qué se paga con las cotizaciones vemos que un 0,1% de lo que cotiza cada autónomo va destinado a formación. Es decir, que desde el año pasado los trabajadores por cuenta propia cotizan obligatoriamente por formación, igual que los asalariados.
Cabría pensar entonces que los autónomos tienen derecho a acceder a la formación bonificada, pero en realidad no es así. Nos encontramos con que millones de personas están cotizando por algo a lo que no tienen derecho. ¿Por qué ocurre esto? Sencillamente por la existencia de un vacío legal.
La formación bonificada está reconocida a los asalariados, pero no a los autónomos. Cuando se determinó que los profesionales por cuenta propia cotizaran también por formación no se cambió la legislación para darles acceso a este tipo de formación, por lo que por el momento no pueden acceder a ella. Es cierto que se ha detectado el problema y desde los Poderes Públicos se ha afirmado que se va a solucionar, pero por el momento no ha habido cambios en este sentido.
Autónomos con empleados y formación bonificada

Se da la curiosa paradoja de que el autónomo ahora mismo no puede acceder a la formación bonificada, pero si tiene empleados a su cargo sí puede ofrecer la misma a sus trabajadores. Esto redunda en su propio beneficio, puesto que unos trabajadores mejor formados estarán más motivados y serán más productivos.
Cuando un autónomo tiene empleados a todos los efectos es como si fuera un empresario, por lo que puede acceder a los créditos de formación bonificada y ofrecer cursos a sus empleados. Lo que no puede en ningún caso es apuntarse él mismo a ese curso que van a recibir sus trabajadores, por mucho que le interese y por muy bien que le venga para su actividad.
El autónomo como profesor de formación bonificada

Ya hemos visto que los autónomos pueden ofrecer formación bonificada a sus empleados, pero no ser ellos mismos los alumnos. Sin embargo, sí pueden trabajar como profesores e impartir cursos en diferentes empresas, siempre y cuando cumplan con los requisitos para poder prestar este servicio.
Para poder impartir Certificados de Profesionalidad el autónomo debe tener formación en la materia de que se trate y acreditar que tiene al menos un año de experiencia en el sector. Pero no basta con esto, debe acreditar además competencia docente como formador de Formación para el Empleo o bien tener un Máster del Profesorado, o estudios universitarios pedagógicos o el CAP.
¿Qué alternativas de formación tienen los autónomos?

Puede parecer que el hecho de que la formación bonificada les esté vedada a los autónomos les quita toda posibilidad de poder formarse de forma gratuita, pero en realidad no es así. Existe lo que se conoce como formación subvencionada. Sin embargo, las asociaciones de profesionales que trabajan por cuenta propia señalan que esta no es la modalidad más adecuada.
Y no lo es precisamente por su falta de flexibilidad y por la poca diversidad que existe en cuanto a los temas formativos. No termina de ajustarse del todo a las necesidades específicas que tiene este colectivo, lo que hace que no sean muchos los autónomos que se interesan por ella.
Otras alternativas de formación para el autónomo

Ante la imposibilidad de acceder a la formación bonificada y la falta de diversidad en los cursos de formación subvencionada, el autónomo que quiere mantenerse al día en cuanto a sus conocimientos no tiene otra opción que buscar formación por su cuenta. Al final muchos de estos profesionales tienen que pagarse ellos mismos sin ninguna ayuda cursos que son necesarios para seguir siendo competitivos.
La otra opción es recurrir al autoaprendizaje, que suele ser gratuito pero también menos eficaz al no haber un plan de estudio prefijado por un profesional. Todo esto hace que ser autónomo sea un poco más complicado de lo que debería. Por eso, desde las asociaciones de profesionales por cuenta propia esperan que la situación con respecto a la formación bonificada se solucione lo antes posible y esté disponible para todos.
Lo que no hay que perder de vista en ningún caso es que para los autónomos es imprescindible mantenerse al día en cuanto a conocimientos. Si dejan de formarse al final estarán condenados a tener que cerrar su negocio.