Aunque se puede tomar durante todo el año, el salmorejo es una de esas recetas que, como el gazpacho, resulta perfecta para los meses de verano. Una sopa o crema fría que te sentará genial después de una mañana de trabajo o estudio.
La elaboración puede cambiar un poco en cada región, pero hoy queremos hablarte de dos ingredientes que van a potenciar todavía más su sabor y que harán de esta crema fría un plato consistente y nutritivo.
Una receta sin complicación
Lo cierto es que no hay que ser ningún experto en cocina para poder elaborar un buen salmorejo. Basta con que tengas buenos ingredientes y ganas de elaborar este plato típico de la gastronomía cordobesa.
En unos 45 minutos lo tienes listo, y lo mejor es que de una tacada puedes hacer salmorejo para unos cuantos días. Eso sí, asegúrate de que lo conservas adecuadamente en el frigorífico para que no se ponga malo.
Ingredientes para hacer salmorejo
La receta cordobesa lleva, para cuatro comensales, un kilo de tomates maduros, unos 200 gramos de miga de pan, un diente de ajo, 100 gramos de jamón ibérico bien picadito y un par de huevos cocidos.
Son precisamente estos dos últimos ingredientes los que le dan un toque único a esta receta. Acuérdate también de tener a mano un poco de agua, sal, y aceite de oliva virgen extra.
Empieza cociendo los huevos
El salmorejo es una receta que se toma fría, así que cuando le incorpores el huevo es mejor que este no esté todavía caliente de la cocción. Por eso, cocer los huevos es precisamente lo primero que vamos a hacer.
Pon una cazuela al fuego con agua suficiente para cubrir toda la superficie del huevo. Añade un poco de sal y una cucharada de vinagre. Incorpora los huevos y, una vez que empiecen a hervir, espera 10 minutos antes de retirarlos.
Preparación de los tomates
Los tomates son la base de esta receta, así que asegúrate de que los eliges de buena calidad y que estén maduros. Lávalos bien y pícalos en una jarra, luego pásalos por la batidora o el procesador de alimentos.
Cuela el resultado para eliminar cualquier resto de piel y de pepitas que pueda quedar. Esto hará que tu salmorejo quede muy suave al paladar y nadie se encuentre con las desagradables pieles.
Elaboración del salmorejo
Ahora vuelve a poner el tomate ya triturado en el vaso de la batidora y añade la miga de pan, el diente de ajo picado, la sal y un chorrito de aceite de oliva. Empieza a triturarlo todo despacio para que no salpique.
Tritura hasta que todo esté bien pasado y el resultado final tenga la consistencia que a ti te gusta. Si ves que ha quedado demasiado espeso, puedes añadir un poco de agua y volver a batir.
Refresca el salmorejo
Ahora que ya tienes el salmorejo listo, ponlo en una jarra o en una fuente y deja que se enfríe durante un rato en la nevera. Recuerda que este es un plato que debe tomarse siempre bien frío, pero sin exagerar.
No lo sirvas recién sacado de la nevera, deja que coja un poco de temperatura ambiente. Para ello, sácalo del frigorífico unos 10 o 15 minutos antes de llevarlo a la mesa. Así estará frío, pero no tanto como para que los sabores no se aprecien.
Prepara el picadillo
El picadillo se debe añadir a última hora, pero conviene que lo dejes listo. En dos boles separados, pica el huevo cocido y el jamón serrano. Sírvelos así en la mesa para que cada uno se pueda echar lo que quiera.
Al servir el salmorejo, puedes añadir por encima unas gotas de aceite de oliva. Cuando los comensales lo mezclen con la crema, esta estará mucho más ligera y tendrá una textura más suave.
¿Por qué tomar salmorejo?
Además de por su espectacular sabor y su capacidad refrescante, hay muchas razones para convertir a esta crema fría en una de tus recetas de verano favoritas. Es un cardioprotector natural.
Al ser un alimento rico en vitamina C y licopeno, es una fuente natural de antioxidantes. Como los ingredientes van en crudo (especialmente el tomate), esto permite aprovechar al máximo sus propiedades naturales.
Un buen primer plato
El salmorejo es una opción perfecta si quieres hacer un primer plato ligero. Si quieres que tus comidas de verano sean bajas en calorías, después de él puedes servir un poco de pollo o de pavo a la plancha.
Tu estómago y tu cuerpo lo agradecerán, puesto que las comidas pesadas hacen que el metabolismo tenga que trabajar más y eso hace ascender la temperatura corporal, que es lo que menos deseas en verano.
¡Todos a la mesa!
Como has comprobado, hacer esta sopa fría típica del verano y emblema de la gastronomía cordobesa no tiene ninguna dificultad. Esta que te hemos dado es la receta básica, pero luego puedes hacer algunos ajustes según tus gustos.
Por ejemplo, hay quien lo hace sin pan para rebajar las calorías, o porque tiene intolerancia al gluten. Anímate a experimentar hasta que encuentres la versión que más te guste.