Gemma Nierga, ¿el arma secreta de Daniel Gavela para recuperar «el sonido SER»?

La etapa de Manuel Mirat en Prisa comenzó con un sonoro volantazo que echó al arcén a Juan Luis Cebrián, cuya imagen interna y externa no ayudaba a que el imperio mediático resurgiese de sus cenizas. Una de las primeras decisiones de Mirat fue rescatar a Daniel Gavela, padre de la etapa dorada de la Ser. Según la nota de prensa de la compañía, con Gavela «la cadena pasó de 2,8 millones a 5,7 millones (récord vigente de la radio) y todos sus programas se situaron como líderes de audiencia las 24 hora del día».

Era público y notorio que el regreso del directivo a la que fue su casa solo se produjo cuando se ha desplazado del trono a Cebrián, tal y como recuerda el histórico Gorka Zumeta en su blog: «Gavela, que ejerció la misma responsabilidad entre los años 2001 y 2006, cuando se marchó a poner en marcha Cuatro y se llevó consigo a Iñaki Gabilondo, es un hombre del grupo, pero de Jesús de Polanco, de la vieja guardia. De hecho, la salida de Cebrián ha sido la que le ha vuelto a abrir la puerta de la SER. Ambos son incompatibles, tras la deriva tomada por el ya expresidente de la compañía, por la que nunca mostró simpatías». 

El gran acierto de Gavela es aplicar una receta que ha dejado de funcionar en la Ser: apostar por diferenciarla de El País, creer en la cantera y despojar a la emisora de ciertos complejos elitistas. Este fue el caso de las tertulias, prohibidas durante años en la Ser, para enfado de su audiencia, porque El País las miraba con prepotencia y las dibujaba como espectáculos nauseabundos. Gavela recordó en una entrevista con J.F. Lamata que creía que «hay fundamento para despotricar contra las tertulias, fenómeno por cierto extendido por todo el mundo. No sé si han mejorado la calidad del periodismo, no lo sé, pero digamos que yo llegué a la conclusión de que era absolutamente imprescindible introducir el análisis en la radio por una razón muy sencilla: cuando a mí me toca ponerme al frente de la SER han nacido tres grandes cadenas, dos comerciales más las autonómicas».

Gavela recordaba que cuando llegó a la Ser «la sombra de El País era demasiado alargada para ellos. Y entonces fue fundamental entender que el periódico era una cosa y la radio otra. Y que cada medio necesita su técnica y su forma de dirigirse al público. Es absolutamente impracticable las técnicas del periodismo escrito aplicadas a la radio. Darles la seguridad a esos equipos de que lo íbamos a intentar de otra manera y como ellos sabían y buscando lo mejor y recuperando un poco de espontaneidad en la radio -que yo creo que se había perdido- y, sobre todo, desmelenándose, apostando, asumiendo riesgos, tratando de hacer mejor que los demás lo que ellos hacían muy bien, porque la competencia era estupenda».

En los últimos tiempos no ayudado a la Ser la inestabilidad del área deportiva y su pérdida de identidad por el cambio ideológico de PRISA. A esto hay que añadir la colección de traumáticas salidas en la emisora (Paco González, Iñaki Gabilondo, Gemma Nierga, José Ramón de la Morena o Íker Jiménez). Gavela intentará recuperar el clásico «estilo SER» y el «sonido SER». Tal y como adelanta Periodista Digital, el directivo podría intentar recuperar a Gemma Nierga para ponerse al frente del ‘Hoy por hoy’. Es cierto que fuentes cercanas a PRISA señalan a Merca2 que «Gavela no es partidario de hacer grandes revoluciones». Pero es evidente que este verano llegarán cambios en la casa.

Antes de éstos llegará el EGM el próximo 18 de abril, del que no se esperan buenas noticias en la Ser en contraposición con lo que prevé Cope. ¿Mejorará esta situación Gemma? A priori su fichaje no parece demasiado factible teniendo en cuenta que la comunicadora catalana prepara un espacio para TV3. Hace algunas semana la locutora reconocía en Ecoteuve que no pasa sus mejores momentos sentimentales con la emisora que le lanzó al estrellato: «Sigo sin oír la Cadena Ser pero volveré a ser la oyente más fiel. Es pronto para oír la Ser y me dolería un poquito oír las voces de mis compañeros. Cuando dejas una zona de trabajo cómoda y una seguridad laboral a la que todos en algún momento hemos aspirado, te puede el miedo y el vértigo. Pero superada esa etapa -en mi caso no ha sido muy larga- y cuando me di cuenta que me empezaban a llegar llamadas que me mostraban respeto y cariño, yo misma me dije ‘basta ya’. No hay que hacerse la víctima, no hay que lamentarse y lo que hay que hacer es trabajar». ¿En la Ser? Pronto lo veremos.