En el creciente mundo de la gastronomía, los restaurantes y bares han desarrollado una serie de trucos para realzar los sabores de sus platos y crear experiencias culinarias irresistibles para sus comensales. Uno de estos secretos es el uso de salsas y caldos elaborados a partir de ingredientes que muchos considerarían desechables.
Este enfoque no solo optimiza el sabor, sino que también permite un uso más sostenible de los alimentos. Un ingrediente esencial en esta trampa culinaria son los huesos, residuos que pueden transformar comidas ordinarias en delicias dignas de un restaurante. La sabiduría popular dice que «no se tira nada», y esta máxima se hace evidente en el arte de cocinar un buen caldo.
LA MAGIA DEL CALDO CASERO QUE USAN EN LOS BARES

La cocina empieza con una técnica sencilla: el dorado de los huesos de pollo en el horno a máxima potencia. Este proceso no solo intensifica el sabor, sino que también brinda un hermoso color dorado que se trasladará a tu caldo. Una vez dorados, simplemente colócalos en una cacerola con algunas verduras y agua, y deja que la magia suceda.
Para el pollo, un tiempo de cocción de 4 horas es suficiente, mientras que para la carne de res, se recomienda entre 6 a 8 horas. En la última hora de cocción, baja el fuego al mínimo para reducir el líquido a la mitad. Después de colar la mezcla, el resultado es un caldo que puede parecer gelatina al refrigerarse toda la noche.
EL ARTE DE LA REDUCCIÓN QUE USAN LOS BARES
Lo que obtenemos al final es lo que se conoce como una reducción, un concentrado de sabores poderoso y versátil. Puedes utilizar esta sustancia por sí sola, enriquecerla con un par de nueces o incluso combinarla con una selección de verduras para crear un plato vibrante. La adición de grasa realza aún más el sabor, llevándolo a un nuevo nivel.
El proceso de creación de esta reducción se ha convertido en un arte culinario en los bares. Con cada preparación, los cocineros descubren nuevas formas de experimentar y jugar con los sabores, ofreciendo a los comensales una experiencia gastronómica inolvidable. A partir de ingredientes que normalmente se tirarían a la basura, puedes lograr una calidad que rivaliza con la de los mejores restaurantes.
Aprovechar los huesos de pollo y otros ingredientes desechables no solo es un método efectivo para realzar el sabor de la comida, sino que también es un ejemplo de sostenibilidad en la cocina. Al hacer caldo y reducciones en casa, no solo te llevas a la mesa una experiencia similar a la de un restaurante o en alguno de los múltiples bares, sino que también te conviertes en un cocinero más consciente.