Mira quién era Porfirio: la ballena más temida de la historia

Como si de un cuento clásico de terror se tratase, hace muchos años existió Porfirio, la gigante ballena que era el verdadero miedo de los navegantes. Este animal quedó en la historia por la cantidad de seres humanos que atacó.

Y sí, aunque pareciera difícil de creer, se trató del primer caso documentado en atacar seres humanos. El gigantesco animal era el terror de los mares bizantinos y corrían cientos de leyendas alrededor de su nombre. Quédate leyendo este artículo para conocer quién era Porfirio.

La ballena más temida de la historia

La enorme ballena, que vivía cerca de Constantinopla, tenía una increíble medida de 14 metros de largo y 5 de ancho, con un lomo de color rojizo, y se convirtió rápidamente en la pesadilla de los navegantes, puesto que se dedicaba a destruir todo barco que cruzara por su territorio.

«Porfirio», como se la llamó popularmente, atacaba toda clase de barcos: Desde barcos pescadores a cargueros, barcos de guerra o de pasajeros (Robert Graves afirmaba que hundía por igual a ortodoxos y monofisitas). Hundió muchos barcos y su reputación asustaba a los tripulantes de otros muchos. Hasta el punto de que daban desvíos con el objetivo, claro, de evitar las aguas donde se encontraba la ballena normalmente.

Lo que se sabe de Porfirio

Mira quién era Porfirio: la ballena más temida de la historia

Más allá de tener las medidas dignas de un monstruo de ficción, se conoce que sus ataques estuvieron presentes por 50 años, medio siglo de ocupar el lugar de ser la “pesadilla de los navegantes”; pero había períodos en los que ‘desaparecía’, la teoría es que emigraba.

Si bien el objetivo del animal no era precisamente atacar a los humanos en sí, ya que Porfirio se alimentaba de delfines, producía los ataques a los barcos para defender su territorio, pero por su inmenso tamaño, las pérdidas humanas durante estas emboscadas, eran inminentes.

El final de Porfirio llegaría durante un día de caza del animal, en el que, mientras buscaba su comida, la gente que vivía en la cercanía, se puso de acuerdo para juntarse y matarla. Según Procopio, historiador bizantino del siglo VI, la muerte del animal fue un gran alivio para los marinos bizantinos, aunque ya entonces hubo quien especuló que la ballena muerta era otra ballena diferente.