⁠Le cambió la etiqueta a un vino de 3 euros y ganó una competencia de vinos de lujo

En el contexto de un reconocido concurso de vinos de lujo, un sommelier tuvo la intención de demostrar las estafas que podían llevar a cabo los jurados y terminó ganando una medalla de oro presentando el vino más barato que encontró en el supermercado.

El protagonista de esta historia es el especialista en vinos Eric Boschman, quien hizo un experimento televisado que dejó al descubierto el lado oscuro de los concursos de vino y demostró que algunos de estos certámenes son meros negocios destinados a obtener beneficios económicos.

El engaño llevado a cabo por Eric Boschman con el vino más barato

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En el marco del programa belga «No somos tontos», el famoso sommelier y especialista en vinos organizó una degustación para encontrar el peor vino posible y lo inscribió en el prestigioso concurso internacional Gilbert et Gaillard.

Contra todo pronóstico, la botella de menos de tres euros consiguió la medalla oro del certamen. Boschman atribuyó la victoria a la falta de conocimiento y experiencia de algunos jurados en los concursos, ya que en algunos casos cualquier persona puede inscribirse para ser jurado sin poseer conocimientos específicos. 

Lo que dijeron los jurados sobre el vino

⁠Le cambió la etiqueta a un vino de 3 euros y ganó una competencia de vinos de lujo

Antes de llegar al veredicto y cederle la prestigiosa medalla al vino de 3 euros, el jurado había descrito a la bebida como: “Boca suave, nerviosa y rica, con jóvenes efluvios netos que prometen una bonita complejidad. Muy interesante”, otorgándole luego el primer premio. Como resultado, el programa tuvo que gastar 60 euros para adquirir 1000 pegatinas de medalla para colocar en las botellas.

El famoso sommelier, que resultó ser premiado por su engaño, atribuyó posteriormente esta situación a la falta de conocimiento que tenía el jurado, apuntando a que varios de ellos no estaban calificados para opinar profesionalmente sobre vinos. Ante esto, un periodista del programa para el que se llevó a cabo este proyecto, tuvo la idea de confirmar la teoría de Boschman, por lo que se infiltró en el jurado para conseguir información y confirmó de esta manera que no había profesionales entre ellos.

El engaño televisado por el programa belga «No somos tontos» (“On n’est pas des pigeons”) dio rápidamente qué hablar y generó indignación, sobre todo, por la estafa que significó la prestigiosa competencia de vinos para sus otros participantes. Pero sin lugar a dudas, sirvió para dejar en evidencia el lado oscuro que pueden llegar a tener los concursos.