El vino es una de las bebidas más prestigiosas en el mundo. Desde hace cientos de años, este brebaje ha sido codiciado por su sabor y su complejidad, conseguidos a través de una compleja elaboración. Es difícil encontrar un vino que capture todos los sentidos, pero, en este aspecto, el vino DEMUERTE da la talla.
Este vino, producido por DEMUERTE WINES, no solo ofrece a las personas una increíble experiencia sensorial y emocional, sino que también es capaz de captar y plasmar todos esos sentimientos a través de las expresiones artísticas en su etiquetado.
Vinos DEMUERTE
El sabor, el aroma, el cuerpo y la calidad de un vino la determinan la calidad de sus ingredientes, responsables de proporcionar una experiencia distinta en cada bebida. El vino DEMUERTE, cuyo ingrediente principal es la uva de las tierras de Murcia, tiene hasta 7 variantes.
Existen muchas características por las que un vino puede diferenciarse de otros. En el caso de DEMUERTE WINES, trabajan para que cada uno sea una aventura completamente diferente a la anterior, abarcando tanto tintos como blancos, con distintas barricas y tiempos de crianza para conseguir resultados sorprendentes. Las personas pueden experimentar con vinos con mucha personalidad, como DEMUERTE BLACK (100 % uva monastrell), DEMUERTE ONE (90 % monastrell, 10 % cabernet sauvignon) o DEMUERTE WHITE. Aunque también encontrarán bebidas más clásicas, por ejemplo, DEMUERTE GOLD (50 % monastrell, 30 % syrah, 20 % garnacha tintoreta) o DEMUERTE CLASSIC (50 % monastrell, 50 % syrah).
El mundo del arte aplicado a la industria vitivinícola
Todos los vinos DEMUERTE tienen su sello característico, que los diferencia a unos de otros, y no se trata solo de su cuerpo o sabor, sino de lo que hay en el exterior. Las 7 variantes de la colección tienen un diseño propio; a partir de las expresiones artísticas de Karel Eissner (cofundadora de DEMUERTE WINES), la estética es capaz de reflejar la personalidad de cada botella, despertando sentimientos concretos en los consumidores.
Las etiquetas deben de informar sobre el contenido de los vinos. Sin embargo, esta colección también transmite una experiencia sensorial, mediante la paleta de colores y el diseño artístico, como si de una historia o viaje se tratase. En los vinos DEMUERTE, su icónica calavera celebra una tradición de arte visual, la cual está cargada de historias y cultura popular. De esta forma, además, la diseñadora busca honrar sus raíces latinoamericanas.
El vino no es como cualquier otra bebida, se trata de explorar emociones. A través del diseño de Karel Eissner, la creativa colección de vinos de muerte es capaz de captar cada la atención de los consumidores y animarlos a vivir una aventura de sabor.