La alergia es una reacción desmedida del sistema inmunitario ante algunas sustancias externas que interpreta como amenazantes, y son inocuas para el resto de personas. Estas sustancias se llaman alérgenos y pueden ser muy variadas, como polen, polvo, ácaros, las esporas del moho, el epitelio de algunos animales, las picaduras de insectos, ciertos alimentos o determinados fármacos. En España hay más de 8 millones de personas que sufren algún tipo de alergia. La primavera es la estación más problemática en este sentido, porque muchos de estos alérgenos se encuentran presentes en el ambiente en mayores concentraciones, especialmente el polen.
LO PRIMERO ES CONTROLAR LA EXPOSICIÓN AL ALÉRGENO
El primer paso para controlar estos síntomas es adoptar todas las medidas posibles para evitar la exposición a los alérgenos. Probablemente, no podremos evitarlo al 100%, pero si se pueden aplicar algunas pautas para reducir dicha exposición. Por ejemplo, en el coche, se deben cambiar los filtros de aire, y conducir siempre con las ventanas cerradas. En casa también conviene cerrar las ventanas, al menos en las horas en las que la concentración de polen son mayores, que suele ser por la mañana temprano y al atardecer. El uso de mascarilla también puede ser un gran aliado, y también podemos considerar hacernos con un purificador de aire, para casa o para la oficina.
