Putin inicia la III Guerra Mundial económica contra el dólar

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Vladimir Putin carga su arma atómica contra la economía de Occidente. El movimiento de fijar el precio del gramo de oro en 5.000 rublos hunde al dólar y al euro frente a la divisa rusa, justo lo contrario que buscaban Estados Unidos y la Unión Europea en su masivo paquete de sanciones.

Desde el inicio de la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero, el rublo se desplomaba con fuerza, hasta el nivel de los 160 frente al dólar frente a los 80 que marcaba antes de las sanciones. Tras el movimiento de Putin y del Banco Central de Rusia, la divisa del país se ha disparado con fuerza recuperando los niveles previos a la invasión en tan sólo 48 horas.

LAS SANCIONES Y LA RETIRADA DE FÁBRICAS EN RUSIA NO TIENEN EFECTOS

Las sanciones contra la oligarquía y el Gobierno de Rusia no tenían otro objetivo que quebrar la economía de Putin. Las colas en los supermercados por el desabastecimiento son una de las consecuencias, como también la imposibilidad de hacer negocios con empresas de Occidente. Sin fábricas ni empresas, el paro llama a las puertas de las casas. Los bancos han limitado la retirada de efectivo y se ha imposibilitado sacar dinero del país, al menos por los conductos legales. Pero Putin continúa en el poder y ha activado el botón nuclear contra las viejas economías occidentales.

Oro

Y es que, a Estados Unidos y a la Unión Europea les ha salido el tiro por la culata, al menos por ahora. El país gobernado por Putin no sólo no se ha hundido sino que saldrá reforzado de este conflicto en términos económicos. Con el rublo en mínimos históricos frente al dólar y el euro, la Bolsa rusa caía con fuerza. Sin embargo, ahora han cambiado las tornas y el rublo ha alcanzado el nivel de los 84 frente al dólar en apenas 24 horas.

PUTIN MANIOBRA PARA HUNDIR AL DÓLAR

Con esta maniobra, Putin ha equiparado 5.000 rublos a un gramo de oro. Es decir, los 28 gramos por onza son 140.000 rublos, o bien 1.656 dólares. Actualmente la onza se encuentra en los 1.940 dólares frente a los más de 2.000 que llegó a tocar hace unos días. De golpe y porrazo, Putin ha devaluado el dólar en un 15% en referencia al preciado metal. De esta forma, para comprar oro es más beneficioso en este momento hacerlo en rublos que en dólares.

Y es que, Rusia ha hecho justo lo contrario de lo que esperaba Occidente. En vez de vender sus reservas de oro y convertirlas en dólares para abonar sus pagos, ha exigido que sean los consumidores quienes compren los rublos.

El secreto del Kremlin pasaba por conseguir que los inversores volvieran a comprar rublos. La forma de conseguirlo ha consistido en obligar a los compradores de sus materias primas pagar en esta divisa o en su defecto en oro. Es decir, comprar rublos o entregar el preciado metal para obtener gas, petróleo y tierras raras. Europa entrega a las arcas rusas unos 600 millones de euros diarios por las materias primas energéticas. Al cambio actual, unos 56.560 millones de rublos, cuando hace cuatro días se obtenían el doble.

EUROPA SIGUE FINANCIANDO A PUTIN

La maniobra de Putin y su banco central, además, ha sacado los colores a los expertos en economía de Occidente porque no ha necesitado imprimir ni un solo billete para conseguir la revalorización de su divisa. Desde Alemania, las voces oficiales apuntan que las empresas deberían negarse a aceptar esta nueva regla del juego, pero el invierno es duro y el gas ruso es necesario para poder encender la maquinaria. Y es que, el propio Olaf Scholz ha descartado por completo cortar el grifo del gas y del petróleo ruso. La consecuencia de la medida es clara: estanflación en el Viejo Continente, el peor escenario económico.

Putin ha puesto contra las cuerdas a Occidente utilizando así el patrón oro como vía de estabilidad económica. Respaldando su moneda al nivel de sus reservas de oro y con la deuda controlada, Rusia no pasaría apuros. La cara oscura sería para Occidente. Una economía endeudada más allá de sus posibilidades e imprimiendo billetes desde hace una década para salvaguardar las vergüenzas.

Esta estrategia económica ha ido bien hasta ahora, las consecuencias se están viendo directamente en los precios. En marzo, la inflación en España se situó al borde del 10%, su nivel más elevado desde 1985. Y el Banco Central Europeo continúa sin aparecer en escena. Ni está ni se le espera a Christine Lagarde pese a tener el mandato de controlar los precios en niveles cercanos al 2%. Y es que, la Eurozona tendría que subir los tipos de interés a marchas forzadas, pero Lagarde ha preferido escurrir el bulto mientras sus homólogos a uno y otro lado del Atlántico están tomando decisiones de calado. La Reserva Federal ya ha comenzado con su carrusel de subidas, mientras que el Banco de Inglaterra ha hecho lo propio.

LAGARDE Y SU BCE, INMÓVILES

En Occidente, la economía está inundada de liquidez y con crédito barato, al menos hasta el pasado mes de febrero. Pero la fiesta se ha acabado y aún en Europa se baila con las luces encendidas y sin música de fondo, mientras retumban con fuerza los tambores de una recesión a la vuelta de la esquina, si no es un escenario aún peor.

Y es que, si el BCE hace lo que tiene que hacer, países como España, Grecia e Italia pasarían por momentos críticos. Y es que, lejos de aprender del pasado y con la excusa de la pandemia la vorágine del gasto público ha continuado a un mayor ritmo que antes. La deuda ahoga y asfixiaría si Lagarde sube los tipos, pero la opción de no hacer nada ahoga a las familias y empresas por el alto coste de los productos básicos.

LA VUELTA AL PATRÓN ORO EVITARÍA EL DESPILFARRO EN EUROPA

Putin ha encontrado así su filón para atacar el hígado de Europa. Y es que, el dinero que se mueve en la Eurozona como en Estados Unidos no tiene respaldo alguno. Estas divisas están respaldadas por la confianza, única y exclusivamente. Y lo son desde 1973, cuando Richard Nixon cambió por completo las reglas tradicionales de respaldar la divisa con el oro. Desde el estallido de la crisis de 2008, no son pocas las voces que han exigido una vuelta al patrón oro para evitar precisamente la impresión desmedida de las monedas. Los Gobiernos, en vez de contener el gasto, han optado por despilfarrar el dinero y entregarlo como si fueran caramelos en una cabalgata de Reyes Magos.

El sistema del patrón oro servía para controlar directamente a los Gobiernos. No obstante, tampoco evita las crisis financieras, como la de 1929. Tan sólo es una garantía de estabilidad en el mercado de divisas y en tiempos de paz y tranquilidad, evita los derroches y las decisiones arbitrarias de los bancos centrales. Sin el patrón oro, no obstante, las crisis financieras se han producido cada muy poco tiempo, unos ocho años. Desde el fin de esta patrón, se ha pasado por la crisis de 1987, 2000, 2008, 2012 y 2020. Y aún no nos hemos recuperado de la crisis de deuda y veremos cómo se saldrá de la crisis sanitaria y de la invasión rusa, que todo apunta a una III Guerra Mundial, al menos económica.