miércoles, 11 diciembre 2024

La brecha digital resiste, y la edad aumenta el problema

Desde hace años, en estrecha colaboración entre el Gobierno y las empresas, se intenta cerrar la brecha digital que existe con las zonas rurales de España. El esfuerzo, sobre todo a nivel económico, ha sido cuantioso. Pero eso no ha servido para que siga habiendo muchas regiones con una conectividad mucho peor -o inexistente- que en las zonas urbanas. Y la edad es un hándicap que amplía dicha brecha.

En este contexto se ha hecho público el informe ‘Cómo la España Vaciada llena su tiempo en Internet’ elaborado por Eurona en colaboración con Kantar, que analiza cómo es el consumo de internet en los entornos rurales, qué patrones se siguen en esos municipios de menos de 5.000 habitantes que, a menudo, padecen los problemas asociados a la escasez de oportunidades como la falta de infraestructuras de telecomunicaciones que conlleva una ineficiente velocidad o calidad de la conexión.

De acuerdo con los datos aporta el informe, casi la cuarta parte (un 21,7%) de los habitantes de los municipios de menos de 5.000 habitantes todavía no tenía acceso a internet cuando les sorprendió la pandemia. Así, mientras la fibra óptica es la tecnología más utilizada (66%) por el conjunto de la población para acceder a internet, lo cierto es que solo un 33% de la población rural tiene acceso a ella. Igualmente, los habitantes del medio rural se conectan un 10% menos a Internet al día que la media española, acceden un 38% menos a redes sociales como LinkedIn y solo 1 de cada 2 aseguró haber comprado por Internet durante el año. Además, el 35,5% de la población rural no consume nunca vídeos online, -un porcentaje superior a las personas que sí lo hacen-.

Asimismo, es reseñable que, aunque el precio es el factor determinante que lleva a elegir uno u otro operador de telecomunicaciones  entre los habitantes de los pueblos y las ciudades, destaca la importancia que la población rural da a la velocidad de la conexión, el segundo aspecto más importante para ellos y uno de sus quebraderos de cabeza a día de hoy.

LA EDAD, UNA DE LAS CLAVES

El 91% de la población de entre 14 y 25 años tenía Internet en casa, mientras solo en 59,5% de los mayores de 60 disponían de conexión. Además, el 97% de los más jóvenes accedió de manera diaria frente a un 38,6% de las personas mayores que lo hicieron. Lo mismo ocurre en el consumo de redes sociales: solo el 32,7% de los mayores de 60 las consulta en el mundo rural, frente al 95% de los jóvenes que sí lo hace.

Pero, más allá de la brecha digital y generacional evidente, también son llamativos en este informe pionero de Eurona otros datos que marcan el consumo de internet durante el periodo de crisis sanitaria como el incremento de la frecuencia en las compras online -las semanales se dispararon un 155%-, así como la compra de productos del hogar, comida a domicilio, videojuegos y electrodomésticos, que crecieron entre un 50 y un 80%.

Además, se incrementó el uso de las aplicaciones destinadas a las comunicaciones en un momento donde las relaciones sociales estaban restringidas. En pandemia subió un 138% el uso de Hangouts, muy dedicado a las relaciones profesionales; un 74,8% el uso de Telegram, un 65,2% el uso de Skype; o un 3,72% el uso de Whatsapp.

Asimismo, se disparó un 80,3% el uso de aplicaciones para realizar videollamadas, las gestiones y trámites administrativos online (37,6%), la descarga de ebooks (22%) y programas informáticos (40,3%) o el uso de Twitter para leer y escribir comentarios (27,9%). Por su parte, la población rural que vio vídeos online de manera diaria se incrementó también un 26,5%.


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