Huawei se resiste a morir y muestra su último as bajo la manga

La historia de éxito de Huawei en España se truncó el mes de diciembre de 2019. En aquel momento, la firma china entendió que las presiones de los gobiernos occidentales harían imposible su ambición de erigirse el ‘Rey del 5G’. Tanto en el territorio nacional como en casi cualquier otra región. Cuando se van a cumplir dos años, la situación parece todavía peor. Los equipos e infraestructuras de la compañía se rechazan y su espina dorsal, la venta de móviles, se ha hundido. Ahora, sus directivos deben decidir cómo salir adelante con la atenta mirada de todo el mundo.

Lo ocurrido en España y, más en especial, la sucesión de acontecimientos es el mejor ejemplo para entender qué ha pasado con Huawei. Así, a principios de diciembre de 2019 el coloso de las telecomunicaciones español, Telefónica, adjudicó a la firma china el llamado core de su futura red móvil de 5G en el país. El core es una parte vital porque es el sistema central que gobierna la red y contiene la información de los clientes. El movimiento fue tan arriesgado, dado que ya se conocían las hostilidades hacía la firma asiática, que obligó a la española a rectificar a los pocos días.

Y así fue. No habían transcurrido ni dos semanas cuando el máximo responsable de tecnología y redes del grupo español, Enrique Blanco, dejaba caer que Telefónica apartaría a de sus redes en el medio plazo. Además, lo hizo de manera contundente al utilizar dos medios de referencia como Expansion (en España) y Reuters (internacional). La idea que explicó Blanco fue que la operadora española sustituiría la firma asiática por otros fabricantes occidentales como Ericsson o Nokia. Lo que no explicó el CTIO de la operadora española fue las presiones que probablemente recibió durante aquellos días previos.

DEL BLOQUEO A LA CAÍDA EN DESGRACIA DE HUAWEI

Aquellas entrevistas ya dejaron entrever lo que más tarde iría sucediendo. Así, sucesivamente, Huawei vio no solo como Telefónica rompía relaciones más tarde, sino como también lo hacían otras operadoras. De hecho, durante la primera fase de expansión del 5G en Europa en este 2021, la práctica mayoría de telcos han preferido no utilizar las infraestructura ni lo equipos de la firma china. En otros casos, todavía más desgarradores, han sido los propios Gobiernos los que han prohibido su uso. Entre ellos destaca Estados Unidos, pero también Australia o el Reino Unido.

En la actualidad, Huawei todavía sigue siendo el mayor proveedor del mundo de equipos de telecomunicaciones. Al fin y al cabo, su nombre está detrás de la mayor parte del despliegue de 4G que se ha hecho en todo el mundo, pero esos ingresos no son vitalicios. De hecho, sus ventas y participación en el mercado están cayendo en picado a medida que más países o compañías se unen al bloqueo. Todo ello, se traduce en un fuerte desplome de los ingresos y del valor de la compañía a medida que no es capaz de rentabilizar sus desarrollos en materia de 5G.

Un escenario deprimente como el que ya se puede comprobar, por ejemplo, en el área de venta de teléfonos inteligentes. La compañía asiática ha conquistado el mercado de smartphones en la última década, incluso superó durante bastante tiempo a Samsung. Pero la persecución estadounidense y la posterior repulsión de las grandes operadoras de todo el mundo han hundido sus ventas. En concreto, si en el último trimestre de 2019, Huawei vendió en torno a 60 millones de terminales, durante el tercero de 2021 apenas ha conseguido colocar 15 millones. La mayoría en China y la mayoría, también, sin 5G.

LA FILOSOFÍA DE ‘NO MORIR NUNCA’

En cifras supone una caída del 50% de la facturación en un área que generaba más de la mitad de los ingresos de todo el grupo. Una situación dramática que lo será todavía más a medida que los ingresos por el 4G se extingan y no encuentre sustituto en el 5G. Pero las adversidades no son sino un acicate para una empresa cuya cultura es la de ‘no morir nunca’. Un eslogan forjado a fuego por su fundador, Ren Zhengfei, un exoficial e ingeniero del ejército que participó hasta en un intercambio de prisioneros para salvar a su propia hija, Meng Wanzhou.

Aunque el problema ahora no es tanto el de morir o no, sino cómo vivir. Huawei además de esa vibrante cultura empresarial posee otros activos muy valiosos: uno es un ejército compuesto por más de 100.000 ingenieros. Algunos de ellos, incluso, muy destacados. El otro es que sigue siendo a día de hoy una maquina de generar dinero. Por ello, el vicepresidente de la firma, Victor Zhang, lejos de amedrentarse advierte a todo el mundo de que el grupo invertirá solo este año más de 20.000 millones de euros para “fertilizar” una nueva gama de negocios.

Se trata de la “puesta en marcha de la segunda fase”, en palabras del propio Zhang. En la actualidad, Huawei se está expandiendo en sectores como los automóviles inteligentes, la robotización de las minas, construyendo su propia infraestructura en la nube e incluso en el suministro de energía. La lluvia de millones que ha establecido Zhang debería ayudar a impulsar algunos de esos negocios, dado que en la actualidad tienen poco peso, según los analistas. Aun así, el punto al que todos miran es a su joya de la corona: HiSilicon, su unidad de diseño de chips.

LA ENCRUCIJADA DE HISILICON

La filial estaba escondida en un balance dominado por dos gigantes como el área de móviles y el de infraestructura de redes. Pero la caída del primero, la agonía del segundo y la explosión del sector de los chips, por su alta demanda, han puesto en el mapa a HiSilicon. El problema ahora es como hacerla crecer. Más en concreto, como impulsar su actividad sorteando todos los obstáculos geopolíticos que atenazan a día de hoy la compañía. Quizás el más eficiente, y en el que más confían los analistas, es una escisión de Huawei.

Aunque la decisión es realmente difícil. Por un lado, Zhang ha intentado recalcar en distintas ocasiones que Huawei no quiere separarse de HiSilicon. La firma china ve en su filial una apuesta segura de futuro. Pero por otro lado, es difícil imaginarse a la compañía creciendo en mitad de la hostilidad que le persigue. De hecho, ya tuvo que hacer algo similar para no dejar caer en desgracia una de sus marcas de móviles más exclusivas: Honor. La escisión ayudó a evitar los bloqueos de EE.UU. hasta el punto de que esos terminales sí tienen acceso a los chips estadounidenses. Incluso, a los servicios de Google, mientras que los de la marca Huawei no. La decisión “fue realmente positiva” concluyeron los analistas.

En definitiva, parte del futuro de Huawei pasa por desvelar que hará en un futuro con HiSilicon. La encrucijada es realmente difícil. Los políticos de occidente son un tapón, pero el Gobierno de China tampoco dejará caer fácilmente a uno de sus campeones. Más si cabe, porque significaría una victoria estadounidense. Mientras, cerca de 100.000 ingenieros trabajan para transformar Huawei en no se sabe bien el qué. Pero no sería acertado dudar de ellos. Hay que recordar no hace ni 10 años, en 2012, Huawei todavía tenía que hacer anuncios para enseñar a la gente como pronunciar bien su nombre.

Pedro Ruiz
Pedro Ruiz
Colaborador de MERCA2