No salen las cuentas en Iveco. Los empleados de la industrial están intranquilos y la verdad es que no es para menos. La sombra de un ERE planea sobre la filial de CNH. La marca todavía no lo ha hecho oficial, pero los sindicatos ya han sido convocados para la negociación. De momento, las primeras noticias son tranquilizadoras porque la intención es la de regularizar y no despedir a nadie. Es decir, realizar un Erte. Aunque otra corriente habla de cerca de 300 despidos.
Desde el pasado 3 abril hasta el 31 de mayo, los trabajadores ya conviven con un segundo Erte. El primero tuvo lugar en las pasadas navidades del año 2017 y sólo duró diez días. Pero ahora las centrales han vuelto a ser llamadas para negociar los términos de un nuevo Erte. El problema es que los trabajadores temen que esta regulación de empleo temporal derive en un ERE y por lo tanto en despidos. De hecho, entre los trabajadores se habla de que la compañía pretende despedir a cerca de 300 personas.
Por su parte, desde CCOO pretenden tranquilizar a los empleados. “La intención de la empresa es la de no despedir a nadie”, afirma Mario Saz, presidente del comité de la empresa de la central. Los mensajes son optimistas, pero la realidad es que los trabajadores tienen mucho miedo. Sobre todo, los más de 2.000 que están en la cadena de producción. Son a estos a los que les afectará este nuevo Erte.
Lo cierto es que Iveco no levanta cabeza. En el año 2009 ya realizó un ERE que afectó a cerca de 500 personas. Por este motivo, ahora los trabajadores interpretan que todo está encaminado a que se produzca un nuevo recorte de personal. La filial de CNH no para de perder dinero e incluso el grupo se ha llegado a plantear prescindir de ella.
Este tema ha dado mucho que hablar en la matriz de la marca italiana. La venta o no venta de Iveco es un asunto casi de estado en CNH. De hecho, el pasado mes de abril, Sergio Marchionne, presidente de la industrial, cesó como CEO de la empresa a Richard Tobin. Las malas lenguas hablan de que el despido estuvo motivado por las declaraciones de Tobín a Bloomberg en la que ponía sobre la mesa la posibilidad de desprenderse de Iveco. O al menos separar el negocio de camiones de Iveco de la división de tractores y maquinaria agrícola. La teoría de Tobin es refrendada por algunos analistas que opinan que Iveco es un lastre en el sector agrícola para CNH.
La realidad que vive Iveco y que muchos altos cargos reconocen es que la situación actualidad es muy compleja. Un nuevo modelo de negocio y un producto envejecido son los inconvenientes de una empresa de la que dependen 3.848 empleados, según datos de insightview.
La marca ha detenido la recompra de camiones usados, acumula una gran cantidad unidades de la vieja serie Stralis, y el mercado de los usados no los absorbe, no a los precios de recompra. Los concesionarios están muy preocupados. Y los números rojos aprietan a la planta ubicada en un lateral de la carretera de Barcelona.
Este nuevo modelo de negocio ha sido tildado por muchos expertos como un fracaso, pero la realidad es que otras marcas de vehículos industriales ya lo han copiado. Lo que se pretende es aumentar el margen a pesar de que decrezca la facturación. Un nuevo rumbo en el que los platos rotos lo pagarán los empleados.
La decisión de no recomprar los camiones usados se puede observar en las cuentas del año 2016. Según datos de insightview, Iveco invirtió 190.000 millones de euros, mientras que en el anterior esta cifra alcanzó los 348.000 euros. La reducción es considerable.
Las cuentas de Iveco, al menos hasta las presentadas en 2016, muestran una serie de males que explican por sí solos la dirección que ha tomado la empresa. En primer lugar, su mayor problema es que mantiene una estructura operativa desfasada, esto es unos costes fijos demasiado altos. El ejemplo más clarividente para observar cuando la estructura de una compañía es excesiva es poner en relación la evolución de las ventas y la de los beneficios.
IVECO, UN APALANCAMIENTO OPERATIVO
En Iveco las cifras brutas ya denotan un apalancamiento operativo muy grande. Entre 2011 y 2016, las ventas crecieron cerca de un 50%, mientras que las perdidas presentadas por la compañía se han doblado. Sin entrar en detalles la explicación es lógica, cuando se ingresa más, pero no se generan más beneficios es porque los costes han crecido. A igual estructura de costes es imposible perder el doble.
Lo importante de lo anterior, es determinar si se trata de un problema puntual o realmente es un problema operativo. Para ello, se toman los datos año a año de sus ventas y se mide la evolución de los beneficios. Entre 2011 y 2012, las ventas se redujeron un 2,3% y las pérdidas se triplicaron, lo que significa una estructura desorbitada. En años más recientes el efecto es igual, entre 2014 y 2016 las ventas se incrementaron un 15%, mientras que las pérdidas se redujeron en un 61%. Por lo que queda evidente que la empresa todavía presenta una estructura de costes fijos desfasada, y por ello es necesario recortarlos. Al fin y al cabo, un apalancamiento operativo muy grande multiplica los efectos sobre beneficios –también en positivo cuando crecen ventas–, aunque es una señal de inestabilidad para una empresa.
NUEVAS NEGOCIACIONES
Al observar los resultados de Iveco del año 2016 -los últimos están disponibles- no es descabellado pensar en un posible nuevo ERE. La industrial tiene 3.848 empleados –3.156 hombres y 704 mujeres-, según las cuentas presentadas por la compañía. Pero el problema es que la empresa pierde más de 10.000 euros por cada empleado, según los resultados. De momento, las centrales e Iveco se han emplazado para negociar los términos de este nuevo ERTE el próximo miércoles 23 de mayo, aunque CCOO obreras ya ha dejado claras sus intenciones. «Propondremos un Erte largo según previsión productiva, que nos quite la incertidumbre a la plantilla. Exigiremos el mantenimiento del empleo, acordado en el Plan Industrial de 2015. Y la NO realización de horas extra», afirman desde el sindicato.