La aparición de Mario Draghi junto a Janet Yellen y Haruhiko Kuroda la semana pasada en Jackson Hole, Wyoming, quedaría retratada como una foto para los libros de historia, pero bien puede ser la última vez que las tres autoridades monetarias converjan.
El liderazgo en la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) recibe mucha atención y Kuroda probablemente merezca un segundo mandato como gobernador del Banco de Japón, cuyo mandato finaliza en abril, pero una región menos explorada es la sucesión del Banco Central Europeo.
Los 19 países que comparten el euro son parte esencial de la economía mundial
Ahora mismos los ojos de Europa se centran en las negociaciones del Brexit y las elecciones que se celebrarán en Alemania en septiembre. Después de estas carreras, la atención se desplazará hacia el sucesor de Draghi como presidente del BCE. Son 19 los países que comparten el euro y se han convertido en parte esencial de la economía mundial.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) observó en julio pasado que la expansión mundial es cada vez más firme gracias a la contribución de la región europea. Con el BCE pronto a liquidar su enorme plan de estímulos, las decisiones anunciadas en Frankfurt tendrán enormes consecuencias para los mercados de capitales.
Si la canciller Angela Merkel gana su reelección en Alemania, tal y como se espera en las encuestas, una gran cantidad de posiciones en la Unión Europea entrarán en juego, lo que culminará con la presidencia del BCE.
El cáliz monetario ha estado fuera del alcance de Berlín por razones que poco tienen que ver con el mérito. Desde las guerras mundiales, ha existido un tabú en Europa en contra de dar esa clase de poder a Alemania. Seguramente, sea hora de reconsiderar esa forma de pensar, porque la zona euro podría no haber sobrevivido sin el compromiso de Merkel y la clase política alemana.
El italiano Mario Draghi no es elegible para servir de nuevo tras su mandato de ocho años que termina a finales de 2019. Puede pensarse que es un camino largo, pero estos puestos suelen ser resueltos por los líderes europeos a base de diplomacia, con mucho tiempo de antelación. A estas alturas del 2018, es probable que se conozca quién va a liderar el BCE en su tercera década.
¿Cómo se escoge al Presidente del BCE?
El presidente del BCE es nominalmente seleccionado por voto del Consejo Europeo, el grupo de líderes de la UE. Los políticos negocian no sólo por consenso sino también por comercio los principales puestos de trabajo de la UE.
Hoy por hoy, quienes llevan la delantera son Jens Weidmann, presidente del Bundesbank alemán, y Francois Villeroy de Galhau, del Banco de Francia. Estas son dos de las mayores economías de la región, por lo que debería ser una elección fácil.
Pero no es tan sencillo. Los socios de Alemania han sido históricamente escépticos respecto a darle tanta influencia a este país, especialmente porque el BCE ya tiene su sede en Frankfurt y se desarrolló para parecerse al Bundesbank. Eso juega en contra de Weidmann, pero Francia ya tuvo la presidencia del BCE. El predecesor de Draghi fue Jean-Claude Trichet. Y eso juega en contra de Villeroy.
La candidatura no declarada de Weidmann es aún más complicada al tenerse en cuenta la política que lleva adelante en el Bundesbank, que fue fundado con la idea de evitar la hiperinflación que asoló al país en los años 20, y por tanto es muy escéptico respecto a la relajación de la política monetaria. Han condenado con regularidad la flexibilización cuantitativa y las tasas de interés cero.
La vicepresidencia del BCE está vacante en 2018 y España ha mostrado interés en ese puesto
Weidmann tiene un profesionalismo alegre y maneras sencillas de comunicarse. No es una caricatura. Y con el BCE avanzando hacia la salida del plan de estímulos europeos, el empuje de la política del banco central alemán se mueve en esa dirección.
Los alemanes ya sirven en algunas tribunas económicas europeas, aunque ninguna de primer nivel. Werner Hoyer fue reelegido como presidente del Banco Europeo de Inversiones, que presta apoyo a la integración. Klaus Regling dirige el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, que presta ayuda a las naciones y bancos de la zona. Elke Koenig encabeza la Junta Única de Resolución, encargada de liquidar bancos insolventes. El mandato de este último termina este año.
Vacantes en Europa
La vicepresidencia del BCE está vacante en 2018. Si un país más pequeño obtiene el puesto, podría ser señal de que uno más grande allana su camino para el trabajo de Draghi. Luis de Guindos, ministro español de Economía, dijo que están “subrepresentados”, y parece buscar el segundo cargo en importancia del BCE.
Otro rol de liderazgo se abrirá pronto: el timón del Eurogrupo, el colegio de ministros de finanzas de la región. Jeroen Dijsselbloem, ministro holandés de Finanzas, podría verse obligado a renunciar a ese papel después de que su partido se derrumbara en las elecciones de 2017.
Si Alemania vuelve a perder la presidencia del BCE en interés del equilibrio regional, ¿a quién recurrir si no a Francia o a Italia?, ¿a quién recurrir para satisfacer las preocupaciones políticas alemanas en caso de que una nación más pequeña o endeudada ponga sus manos en el timón y se vuelva loca?
Una posibilidad implica a Finlandia. En la periferia geográfica de la zona euro resalta y es un miembro fundador del bloque monetario, presente desde su creación. No son considerados una amenaza.
Erkki Liikanen, gobernador del Banco de Finlandia, decano del club de la banca central de la región, es respeto y completa su segundo mandato en julio. Finlandia cuenta también con Olli Rehn, ex comisionado europeo para asuntos monetarios y ahora miembro del consejo del Banco de Finlandia.
Si Alemania no alcanza la presidencia simplemente porque es Alemania, sería una lástima, dado que el país ha invertido mucho en la integración europea.
El compromiso regional ha sido una clave del éxito de Europa desde 1945. Dicho eso, la UE debe mantener su mirada en el futuro, no en el pasado. El factor más importante que determina la selección del próximo presidente del BCE debe ser el mérito.