Las constructoras están a un paso de acabar la cura de adelgazamiento de su deuda

El enorme trabajo de las constructoras en materia de reducción de endeudamiento parece estar obteniendo sus frutos y podría llegar en los próximos años su punto álgido debido a la mejora de los resultados, los continuos procesos de desapalancamiento (vía desinversiones) y la disminución de los costes de la deuda (vía refinanciaciones a tipos de interés más bajos). Además, el consenso de mercado calcula que ACS podría dejar atrás su deuda neta y alcanzar caja en 2019, año en el que gozaría de una tesorería de 319 millones de euros, siempre y cuando se cumplieran las previsiones de las casas de análisis.

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En el caso de la constructora presidida por Florentino Pérez hay que destacar que a cierre de 2016 su endeudamiento financiero neto era de 1.214 millones mientras que el ebitda o beneficio operativo ascendía hasta los 2.023 millones de euros. Es decir, su ratio de apalancamiento (deuda neta / ebitda) era inferior a la unidad gracias a la sólida generación de flujo de caja procedente de ingresos de operaciones y rotación/venta de activos. Un trabajo que le ha servido para reducir un 60% su ratio de apalancamiento en el periodo 2014 – 2016.

El apalancamiento de ACS es inferior a la unidad

Aún así, ACS no es la única que ha hecho gran parte de los deberes. En el caso de FCC su deuda neta ha pasado de los 5.473 millones de euros de 2015 a cerrar el pasado ejercicio en 3.590,9 millones. El importante descenso que ha experimentado viene argumentado, según la compañía, en la entrada de caja neta correspondiente a la ampliación de capital realizada, el efecto de desconsolidación de la deuda del área de cemento de Estados Unidos, principalmente. La nota ligeramente negativa ha sido la caída de su ebitda, que ha pasado de los 834 millones a los 815 millones en los que ha cerrado 2016.

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Misma situación que se produce en Ferrovial. La compañía presidida por Rafael del Pino ha logrado reducir su deuda neta en casi 300 millones de euros en un año y en la actualidad asciende hasta los 4.266 millones de euros, mientras que el beneficio operativo ha caído ligeramente desde los 1.027 millones hasta los 944 millones. Por tanto, su ratio de apalancamiento se sitúa en las 4,5 veces.

Mejor trabajo ha realizado Sacyr puesto que ha logrado los dos objetivos: mejorar tanto su beneficio operativo como reducir el montante de su deuda neta. El primero ha pasado de los 318 millones a los 360 millones de euros mientras que su deuda neta se ha reducido desde los 4.180 millones hasta los 3.726 millones. Es decir, su ratio de apalancamiento ha pasado de 13,14 veces a 10,35 veces en únicamente un año, aunque el ratio todavía continúa siendo elevado. Entre los factores que explican dicho descenso están la reducción del préstamo de Repsol y la disminución de un 15% del gasto financiero.

El apalancamiento de Sacyr ha pasado de las 13,14 a las 10,35 veces en un año

Por último, OHL ha protagonizado una de cal y otra de arena. Por un lado se ha beneficiado de la fuerte reducción de su deuda financiera neta que ha pasado de los 4.007 millones de euros a los 2.911 millones pero debido a las turbulencias financieras que ha vivido su beneficio operativo ha retrocedido notablemente desde los 967 millones de 2015 a los 222,9 millones en los que ha cerrado el pasado ejercicio.

Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG, ha señalado “el buen trabajo de desapalancamiento por parte de las constructoras y de otras compañías, como es el caso de Telefónica”, y ha destacado que “esta situación ha permitido normalizar su comportamiento en bolsa y obtener subidas por lo que el esfuerzo ha tenido su premio”.