viernes, 13 diciembre 2024

Zarzuela pierde la protección mediática

Antonio Gramsci decía que la crisis llega cuando «el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Claro está que los más mayores del edificio perciben esta crisis como aquel paréntesis que fue la Transición, donde según politólogos como Manolo Monereo se selló un pacto de silencio mediático sobre la Casa Real que caducó gracias al triángulo Botsuana-elefante-Corinna que le estallaría en la cara a Juan Carlos I. El emérito, aturido y sorprendido, reculó con un «lo siento» que supuso el epílogo a su reinado y el prólogo a su abdicación.

Durante los casi cuarenta años de reinado, Juan Carlos I gozó de un confort mediático del que no dispusieron ni sus antecesores pese a leyes de censura y persecuciones políticas. Tan solo algunos famosos «deslices» turbaron su paz mediática. En este campo podemos circunscribir a la información publicada por Pedro J. Ramírez sobre su amiga Marta Gayá o las acusaciones que se vertieron sobre él en algunos libros puntuales de Jesús Cacho y compañía sobre supuestos escándalos erótico-financieros (desde quedarse una comisión por cada barril de crudo que entrase en la piel de toro al lío de Bárbara Rey con el CESID pasando por la petición de diez millones de dólares al Sha de Persia para frenar el marxismo y promocionar la UCD, dardo que ponía en solfa su neutralidad política o su ética financiera, según se quiera leer).

corinna-y-juan-carlos_560x280Todo este tupido velo mediático saltó por los aires acabó poco antes que su carrera como Jefe del Estado, pero «muerto el Rey», parecía que con Felipe VI iba a acabarse el run run. Y no fue así, ya que algunos medios, zambullidos en una brutal crisis, apuntaron a Doña Letizia como no lo hicieron cuando se conoció una década antes la noticia de la boda real. En Zarzuela había miedo con que los medios conservadores utilizasen su divorcio y aborto como munición para desestabilizar a la nueva Reina, y este hecho tardó poco en llegar de la mano de Intereconomía TV, única cadena que se atrevió a entrevistar en prime-time a David Rocasolano. El primo de Letizia decía demostrar en un libro el aborto de la Reina. Pero en El Gato al agua también desfilaron Pilar Urbano, que salpicó a Juan Carlos con el 23-F y la memoria de Suárez, y a Pilar Eyre, que denunció un despido y veto de Telecinco por hablar de las amistades femeninas del anterior monarca.

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset, calificó en público su relación con Zarzuela de «asfixiante», refiriéndose así a las supuestas presiones monárquicas. En los mismos términos se movió Pedro J. Ramírez, que se despidió de su anterior medio con una carta que contenía el siguiente párrafo: «Nunca sabremos si yo continuaría siendo el director de El Mundo de no haber sucedido todo esto y de no haberse entreverado tales episodios con los de Botsuana, Corinna, Urdangarin y la Infanta».

Está por ver si Pedro J. guarda silencio o si volverá a la carga contra la Casa Real

Finalmente, Intereconomía TV dejó de emitir a nivel nacional y Ramírez se refugió en la red, por lo cual Zarzuela volvía a respirar mientras su ex portavoz de Casa Real, Javier Ayuso, se instalaba con poderes en la redacción de El País. Pero algunos deslices han roto ese silencio en los últimos meses. El más escandaloso se produjo cuando en una sentencia judicial se podía leer el mensaje de la Reina Letizia a Javier López Madrid en el que califica de «mierda» a La Otra Crónica de El Mundo.

Jaime Peñafiel, colaborador del suplemento y enemigo público de la asturiana, tiró a dar días después con frases con segundas intenciones que posiblemente escocieron a los reyes: «Lo de corresponsal de guerra en Irak, que figura en tu biografía, no fue tal, sino un viaje en el mes de abril de 2003, organizado por el Ministerio de Defensa para llevar material sanitario en el buque Galicia al puerto iraquí de Um Qasar. En esta ocasión fueron muchos los periodistas invitados. Tú en representación de TVE. De aquel viaje, que duró 15 días, queda tu fotografía cubierta con un chador durante una visita a una mezquita. Sobre tu estancia en el Galicia, en el que viviste una apasionada y apasionante aventura viajera, mejor no escribir. Tu currículo profesional, nada que ver con el de los periodistas que trabajan y han trabajado no solo en la «mierda» de LOC sino en El Mundo. Tú, difícilmente, con el tuyo hubieras podido.

federico-jimenez-losantos-ld-151215-2La pasada semana Federico Jiménez Losantos, que en más de una ocasión ha reconocido llamadas desde Zarzuela, era el que subía el pan al cargar contra Doña Letizia y la Infanta Leonor por salir en la portada de ¡Hola! «de incógnito» por las calles con gorras y bufandas: «La Princesa de Asturias no puede salir así en el ‘¡Hola!’, no me puede dar igual que Leonor aparezca como una niña a la que están trastornando porque simboliza a España y no puede tener que taparse. Las niñas no pueden estar así, y mucho menos en público. Parecen etarras, etarritas, con la capucha. Va a empezar la edad del pavo, y va a empezar zumbada. La madre puede estar como esté o hacer lo que le dé la gana pero las niñas no pueden aparecer así, y mucho menos en público, son niñas (…) Pagamos los sueldos, los gorros de las niñas, pagamos para que la niña se enmascare como si fuera un batasuno». El que guarda silencio sobre el tema es Pedro J. Ramírez, que está «a otras cosas». ¿Tardará mucho en volver o ha cundido el miedo tras su segunda decapitación como director? Tiempo al tiempo.


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