La última frontera de la robótica: construir rascacielos en Japón

Lleva alrededor de medio millón de días-hombre levantar una torre de oficinas de 30 pisos, cifra que no se ha modificado mucho a través de los años porque las obras en construcción en general siguen siendo impermeables a la automatización. Eso se está convirtiendo en un problema para las constructoras de Japón.

Esa industria, que se llevó la peor parte en la prolongada escasez de mano de obra de Japón, prevé que la situación se agravará en tanto por lo menos un millón de personas dejarán la profesión o se retirarán en la próxima década. Shimizu Corp., contratista general japonés fundado hace más de 200 años, busca atenuar el golpe introduciendo robots que pueden soldar vigas, transportar insumos e instalar paneles de cielorraso.

Los robots industriales se ven por todas partes en la manufactura: más de 2 millones operan en las plantas de las fábricas de todo el mundo. En el montaje de autos, hay un robot por cada cinco trabajadores en las fábricas, según la Federación Internacional de Robótica. Las obras en construcción presentan desafíos más complejos debido a lo impredecible de sus entornos y la presencia de seres humanos. Los esfuerzos de automatización se han limitado a la periferia, como usar drones para hacer el seguimiento de los materiales de construcción.

“La mayor diferencia es que los robots de las fábricas se producen con la expectativa de que sigan en el mismo lugar”, dijo Masahiro Indo, gerente general de la división de tecnología de la construcción de Shimizu. “Nosotros queríamos que los brazos estuvieran montados en una plataforma móvil y la mayoría de los fabricantes de robots dijeron que eso no era posible”.

La elevadora automatizada Robo-Carrier de Shimizu está equipada con telémetros láser para circular por los distintos ambientes, de forma similar a la tecnología que utilizan los vehículos autónomos. La máquina pudo maniobrar de manera segura en una sala llena de periodistas y cámaras de TV durante una demostración que se realizó el lunes en el centro de investigación de la compañía en el este de Tokio. Pero la falta de normas claras limitará el uso autónomo en obras en construcción reales por la noches y los fines de semana, dijo Indo.

Una máquina que instala paneles de cielorraso llamada Robo-Buddy puede levantar 30 kilos por vez, lo que contribuye a aliviar algunos de los trabajos más perjudiciales para la espalda en la construcción. Shimizu planea introducir robots en una obra en construcción en Osaka aproximadamente en octubre.

Si bien los robots ahorrarán miles de horas de trabajo humano en las tareas que realizan, esa cantidad seguirá siendo mínima, ya que sólo representa alrededor de 1 por ciento del total de un edificio alto típico, dijo Indo. Las máquinas pueden trabajar en los pisos, y las paredes podrían venir después, pero llevar ese porcentaje a tan sólo el 10 por ciento es un gran reto porque las partes más laboriosas de la construcción tienen lugar en el interior del edificio, agregó.

VPavel Alpeyev para Bloomberg