Pronto se cumplirá un año desde que se decretó el estado de alarma que nos mantuvo varios meses confinados en nuestras casas, y a día de hoy las mascarillas siguen siendo un elemento indispensable en nuestro día a día. El panorama actual, aunque más esperanzador, sigue siendo complicado. Mientras por un lado virólogos expertos como Margarita de Val, advierten de la llegada de una cuarta ola, y se registra la propagación de mutaciones; por el otro, el programa de vacunación masiva sigue su curso, y muchas personas comienzan a preguntarse por qué estando vacunadas deben seguir llevando la fastidiosa mascarilla.
UN PROCESO DE VACUNACIÓN LENTO Y PROGRESIVO
Ante esta duda, el Gobierno ha publicado un escrito en la web oficial dedicada a informaciones relativas a la vacuna, explicando tanto los motivos por los que la mascarilla sigue siendo obligatoria, como la fecha en la que por fin podremos empezar a prescindir de ella. De cualquier modo cabe recordar el porcentaje de vacunación en España es, ahora mismo, inferior al 7% y, según han informado desde la OMS, debido a la alta transmisibilidiad del SARS CoV-2, será necesario inmunizar al 60 o 70% de la población para cortar la transmisión. Por lo tanto, aún queda un largo camino por delante de seguir tomando precauciones. Pero, ¿por qué una persona vacunada necesita seguir llevando mascarilla?

EL VIRUS AÚN PUEDE INTRODUCIRSE EN LAS VÍAS RESPIRATORIAS
El comportamiento del virus sigue siendo desconocido, y no está claro del todo como puede reaccionar en una persona vacunada. Se sabe que aunque las células inmunitarias del sistema estén protegiendo al organismo de la enfermedad el coronavirus aún puede colonizar las vías respiratorias, por lo que las personas, a pesar estar protegidas contra el desarrollo de una infección, pueden seguir siendo transmisoras y contagiar a personas que todavía no han accedido a la vacunación. Esto significa que toca esperar a que el porcentaje de población inmunizada sea más grande, porque así habrá menos probabilidad de exponer a los demás al virus, o por lo menos a cargas víricas altas. Así pues, que alguien esté vacunado no significa que no pueda transmitir el coronavirus, de ahí la importancia de que mantenga las buenas prácticas sanitarias como lavarse las manos con frecuencia, llevar mascarilla y mantener la distancia interpersonal.

EXPERTAS DE LA OMS EXPLICAN QUE LA MASCARILLA AÚN ES NECESARIA
Según ha indicado la doctora Soumiya Swaminathan, científica jefe de la Organización Mundial de la Salud, hasta que no se conozcan con precisión todos los datos de vacunación, es fundamental que se sigan tomando precauciones, porque incluso podrían tener una infección asintomática, sin enfermar gracias a la vacuna, pero seguir portando el virus. La doctora Katherine O’Brien, experta en vacunas también de la OMS, la obligatoriedad del uso de mascarilla seguirá vigente y todo dependerá «de lo que los países puedan hacer para realmente aplastar este virus y para acabar con la transmisión».

EL RITMO DE VACUNACIÓN MARCARÁ LA FECHA
La fecha en la que podremos librarnos de la mascarilla dependerá pues del ritmo de vacunación, y se fijará cuando una buena proporción de la población esté inmunizada. Los más optimistas sostienen que tal vez en verano sea posible comenzar a caminar por la vía pública sin mascarillas, aunque probablemente seguirá siendo obligatoria en espacios cerrados. Se prevé que por esas fechas, habrán recibido la vacuna los profesionales en riesgo de contagio directo y la mayoría de las personas mayores de 40, aunque todo queda sujeto a la disponibilidad de los viales y su distribución desde de las farmacéuticas.

EXCEPCIONES AL USO DE LA MASCARILLA
Las excepciones al uso de mascarilla siguen siendo las mismas que hace un año, y quedan exentos de su obligatoriedad los menores de 6 años; las personas con enfermedades o dificultad respiratoria que se pueda grabar con la mascarilla; quienes por su situación de discapacidad o dependencia no puedan quitársela por sí mismos, o quienes presenten alteraciones de la conducta incompatible con su uso. Tampoco es obligatoria durante la práctica deportiva individual al aire libre, durante actividades de naturaleza incompatible con su uso (comer, beber), y en casos de necesidad o fuerza mayor.
