Que el tabaco no es nada bueno para nuestra salud, es algo que todos sabemos. Sin embargo, cuando pensamos en sus consecuencias nocivas solemos limitarnos a afecciones pulmonares como el enfisema o el cáncer de pulmón.
Pero no es esto lo único que debería preocuparte si todavía no te has decidido a dejar de fumar, porque cada cigarrillo que consumes provoca efectos muy nocivos en todo tu cuerpo, afectando incluso a tu rostro.
El tabaco, fuente de envejecimiento

El sol es el principal factor de envejecimiento cutáneo, y esta es una de las razones por las que siempre debemos usar protector solar. Después de este factor, el segundo que más afecta al envejecimiento del rostro es el tabaco.
Los efectos nocivos de esta sustancia a nivel dérmico son conocidos por los expertos desde hace décadas, pero no son tan conocidos para la mayor parte de la ciudadanía.
¿Por qué causa envejecimiento prematuro?

Aunque el fumador no lo nota, el tabaco produce alteraciones en su metabolismo y esto afecta a la nutrición de la piel y a sus fibras elásticas, haciendo que se desgasten más rápido de lo que sería normal.
El colágeno que se forma en la piel de los fumadores es imperfecto, de manera que la delicada piel del rostro no puede regenerarse como es debido, dando lugar a la aparición de arrugas y de flacidez.
Más causas por las que el tabaco causa arrugas

A lo anterior hay que sumarle que los niveles de vitamina A son inferiores en una persona fumadora, y este nutriente tiene una gran importancia en la salud y en la apariencia de la piel de todo el cuerpo.
Por otro lado, la acción repetitiva de inhalar el cigarrillo da lugar a una gesticulación que acaba provocando que se marquen más las arrugas alrededor de la boca.
Arrugas características

Un factor a tener en cuenta es que se puede diferenciar entre las arrugas de un fumador y las arrugas que hay en el rostro de una persona que no tiene el hábito de fumar. Mirando con detenimiento podemos ver las diferencias.
Las arrugas de expresión que aparecen con el paso de los años son suaves y redondeadas en las personas que no fuman, mientras que en el caso de los fumadores esas mismas arrugas son más profundas y marcadas.
El tabaco y las manchas en la piel

La aparición de manchas contribuye a incrementar el aspecto envejecido de la piel. Aunque estas acaban haciendo acto de presencia con el paso del tiempo, la piel de los fumadores tiene más tendencia a su desarrollo.
El humo del cigarrillo impacta directamente sobre la piel del rostro y daña sus células, destruyendo su tejido. Esto provoca una alteración de los melanocitos que da lugar a más producción de pigmento, y con ello a la aparición de manchas.
Piel seca y apagada

Otro de los efectos que el tabaco causa en la piel del rostro es que esta tiene un aspecto mucho más seco y se nota falta de luminosidad, algo que es causado por la gran cantidad de radicales libres del humo que han dañado las células de las capas profundas de la piel.
Por otro lado, los tóxicos del tabaco también afectan a los vasos sanguíneos, de forma que el cutis pierde su tono rosado y saludable. La piel del rostro de las personas que fuman es más bien amarilla o grisácea.
Afecta a la cicatrización

Antes de una operación los médicos siempre desean asegurarse de que sus pacientes no fuman. No lo hacen por capricho, sino porque el tabaco puede afectar gravemente al proceso de cicatrización.
Fumar produce un efecto vasoconstrictor, haciendo que el flujo de sangre (indispensable para cicatrizar), se disminuya casi a la mitad durante 90 minutos tras cada cigarrillo.
Fumadores vs. no fumadores

Que el tabaco provoca un envejecimiento prematuro es algo que está más que demostrado. Al margen de evidencias científicas, esto es algo que podemos comprobar con solo examinar y comparar rostros.
La piel de un fumador de 40 años está muy dañada, presentando el mismo aspecto que tendrá la misma piel de un no fumador, pero que tenga 20 o 30 años más que él.
Tiene la solución

Lo bueno de todo esto es que todavía estás a tiempo de parar ese envejecimiento prematuro. La clave está, como habrás imaginado, en dejar de fumar. Porque la piel comienza a recuperarse inmediatamente.
Cuando la piel recupera el que debería ser su aporte normal de oxígeno y nutrientes empieza a tener un aspecto mucho más saludable, con un tono más rosado. Eso sí, la recuperación total no se produce hasta pasados tres o cuatro años de haber abandonado el hábito del tabaco.
Buen momento para dejar de fumar

No hace falta esperar al comienzo de un nuevo año o a hacer una promesa, si quieres dejar de fumar, este es un momento tan bueno como cualquier otro. Tu salud y tu estética te lo van a agradecer.
No solo tu rostro se verá mejor, notarás que recuperas una gran parte de tu olfato y desaparecerán esas molestas toses matutinas. Además, seguro que tu entorno también agradece que le digas adiós al cigarrillo.































































