El declive televisivo de las Campos que les empuja a dejar sus casas

Tras el declive televisivo del ‘Clan Campos’, las deudas y los impágos han ido en aumento, hasta el punto de estar desesperadas por deshacerse de sus lujosas casas. La última en cambiar de residencia ha sido Terelu, que tras vender su espectacular triplex con piscina privada de Aravaca, a decidido mudarse a un piso en la misma zona, pero algo más modesto.

Tras la marcha de su hija de la casa familiar, la colaboradora de Viva la Vida ha decidido deshacerse de su hogar porque «desde que se fue Alejandra… es una casa muy grande y estoy harta de verme sola en un salón de 71 metros cuadrados». Además, la hija de María Teresa ha añadido que «luego, si sobrara el dinero… pero la vida está llena de altibajos», dejando caer su falta de liquidez. Cabe recordar que la colaboradora de Telecinco ha rehipotecado hasta en cuatro ocasiones su antigua casa.

Por su parte, su madre, María Teresa Campos lleva desde finales de 2017 queriendo vender su mansión ubicada en Las Rozas. Hasta el momento, esta ha sido su prioridad en todo momento, pero por ahora, ninguna persona se ha interesado por ella. La casa, ubicada en Molino de la Hoz, dispone con 1.365 metros cuadrados construidos en una parcela de 6.365 metros cuadrados. El precio de salida fue de 4.5 millones de euros, cantidad que pocas personas pueden permitirse pagar, por lo que este año ha decidido rebajarla a 3.1 millones.

Desde que puso la casa en venta, María Teresa ha asegurado que lo hacía para estar más cerca de sus hijas. Pese a esto, muchos son los rumores que hablan de que vende su casa por el elevado precio que paga por ella al mes, llegando a desembolsar 8.000€. Se ha llegado especular con que la presentadora está vendiendo parte de sus muebles para obtener liquidez.

Hay que decir que Teresa hace un tiempo dio la señal para irse junto a Edmundo de alquiler a un piso, de tan convencida como estaba de que se vendía su casa. Por eso, estuvo varios meses pagando tanto su mausoleo en Molino de la Hoz como el alquiler de ese piso que nunca habitó. Una fuga de dinero que sus ingresos ya no podían soportar.