Cómo iniciar los trámites de un divorcio

Una separación en una pareja que está casada no suele ser plato de buen gusto para nadie. Puede que estés pensando en pedir el divorcio, pero no sepas ni por dónde empezar. Hay ocasiones en las que no existe la suficiente información para aquellos que no saben qué hacer.

Menos mal que la ley existe para dar cobertura a este tipo de situaciones que, si no se saben llevar de forma correcta, pueden llegar a ser traumáticas. Todo depende también del tipo de separación que vayas a llevar a cabo. Puede ser de mutuo acuerdo o no, y aquí es donde cambia el asunto.

Si ya has tomado la decisión de ponerle punto y final al matrimonio, es necesario que conozcas los trámites para poner en marcha un divorcio y que nada te pille por sorpresa. No tiene que ser todo tan complicado como parece.

Así comienzan los trámites de un divorcio

La decisión más difícil suele ser la de apostar por ponerle fin a la vida matrimonial. Una vez que hayas dado el paso, todo lo demás puede ser bastante sencillo siempre que tengas los conocimientos necesarios.

Pueden darse diversas situaciones según el tipo de divorcio. Cada uno de ellos está indicado para cada caso particular. por eso es bueno saber identificarlos

Tipos de divorcio

Existen varios tipos de separación matrimonial de acuerdo a cada caso concreto.

Qué hacer si es amistoso o de mutuo acuerdo

En caso de ser uno amistoso, puedes tomar dos vías: la extrajudicial y la judicial. Cada una de ellas cuenta con una serie de características.

Vía extrajudicial

En muchas ocasiones, y si la pareja está de acuerdo, no siempre hay que recurrir a la ley para ponerle fin al matrimonio. Existen muchos casos en los que se puede solucionar todo de forma extrajudicial a través del conocido como «divorcio express».

Si el matrimonio es reciente y no hay hijos menores no emancipados, se puede hacer a través de la Ley de Jurisdicción Voluntaria. Es una forma rápida y económica para divorciarse si han pasado tres meses desde que se celebró la unión matrimonial.

Tan solo hay que acudir al notario acompañados de un abogado a otorgar una escritura pública. También hay que dejar atados los asuntos que conciernen al uso de la vivienda familiar, el tema de la pensión, etc.

Vía judicial

Aunque parezca que no, la vía judicial también puede ser rápida, económica y fácil, siempre que ambos cónyuges estén de acuerdo con el divorcio. Solo hay que presentar la demanda con el convenio regulador y ratificarlo en el juzgado del último domicilio familiar.

Las dos partes pueden ser representadas por un mismo procurador y defendidos por un mismo abogado. Esto abarata los costes de forma amplia.

Si es un divorcio contencioso

En este tipo de divorcio es tan solo uno de los cónyuges el que desea separarse y, por tanto, el que interpone la demanda. Aunque no se presenta un convenio regulador, hay que presentar un escrito sobre lo que se desea hacer con la vivienda familiar, la guardia de los hijos, la pensión compensatoria, etc.

Este es el proceso más largo, por lo que también es el menos económico. Cuando el otro cónyuge responda la demanda el juez llamará a ambos para comparecer junto con sus procuradores y respectivos abogados.

Después de esa vista, el juez dictará la sentencia. En ella se establecerán las medidas concernientes a todas las propuestas de la demanda y tendrá que ser inscrita en el Registro Civil.

Pasar de contencioso a divorcio amistoso

En cualquier caso, siempre es posible pasar de un divorcio contencioso a uno amistoso. Este último es el más recomendable. Sin embargo, existen situaciones en las que las partes no están de acuerdo y no puede ser posible.

El cambio se realiza a través de un convenio regulador que se tiene que presentar en el juzgado y que deben ratificar los dos cónyuges implicados. Esto sería lo ideal al comenzar este tipo de trámites.

Puede darse el caso también de que suceda justo lo contrario. Un divorcio amistoso se transforma en contencioso en el caso de que, al llegar la demanda, alguna de las partes no la ratifique. En ese momento se archiva y pasa a convertirse en un proceso contencioso.

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Amistoso o contencioso, un divorcio siempre es plato de mal gusto. Por ello, lo ideal es que, a pesar de contar con los conocimientos necesarios, estos procedimientos se pongan en manos de expertos que te puedan guiar y asesorar durante todo el proceso.