sábado, 18 octubre 2025

«Es la primera pregunta trampa del nuevo examen práctico»: avisa el examinador de la DGT Javier Solís (56), «y el 80% de los aspirantes suspende a los 2 minutos de arrancar»

El primer gran obstáculo para aprobar el carné de conducir ya no está en la circulación, sino justo antes de meter la primera marcha. Una modificación reciente en la prueba práctica está causando un récord de suspensos que pocos saben cómo evitar.

La DGT ha convertido los dos primeros minutos del examen práctico de conducir en una auténtica prueba de fuego que la mayoría no supera. Lo que antes era un simple trámite para ajustar retrovisores se ha transformado en un interrogatorio técnico que pilla a casi todos por sorpresa; un cambio en el protocolo inicial del examen práctico es ahora mismo el responsable directo de que ocho de cada diez aspirantes reciban un «no apto» sin haber recorrido ni un solo metro. ¿Imaginas la frustración?

El sueño de obtener el carné de conducir se desvanece para muchos en la misma zona de examen, convirtiendo la ilusión en un jarro de agua fría. La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿es una nueva estrategia para hacer caja o hay algo más detrás? Lo cierto es que los aspirantes caen por desconocer por completo el funcionamiento básico del vehículo, una nueva exigencia que las autoescuelas aún no han interiorizado del todo en su formación y que la DGT considera fundamental.

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¿UN FILTRO INJUSTO O UNA LECCIÓN DE SEGURIDAD VIAL?

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Para los aspirantes a conductores, la sensación es la de enfrentarse a una emboscada totalmente inesperada. Llegas con los nervios a flor de piel, preparado para enfrentarte al tráfico, y el primer obstáculo es una pregunta sobre mecánica que nunca te han enseñado; esta primera fase se percibe más como un filtro injusto que como una evaluación de habilidades, generando una oleada de quejas por la falta de aviso previo y de formación específica en las autoescuelas.

Sin embargo, para veteranos como Javier Solís, examinador con más de treinta años de servicio, la perspectiva es radicalmente distinta. No se pide que sepan cambiar un embrague», aclara con paciencia, «sino que entiendan que conducen una máquina que requiere unas mínimas comprobaciones»; la DGT busca inculcar una cultura de la responsabilidad desde el minuto cero, donde la seguridad vial no empieza al girar la llave, sino al entender el estado del coche que se va a manejar.

LAS COMPROBACIONES PREVIAS: EL CAMPO DE MINAS DESCONOCIDO

El temido interrogatorio se centra en elementos que hasta ahora pasaban totalmente desapercibidos para el alumno medio. «Les pedimos que abran el capó y nos señalen el depósito del líquido refrigerante o el del limpiaparabrisas», detalla Solís. La cruda realidad es que la mayoría de los jóvenes no sabe identificar los componentes más básicos del motor, provocando un silencio tenso que termina en un suspenso fulminante en esta prueba de circulación.

Otro de los puntos críticos son las ruedas y las luces, elementos vitales para la seguridad. El examinador puede pedir al aspirante que verifique la presión de un neumático de forma visual o que explique cómo lo haría correctamente. Parece sencillo, pero el aspirante debe demostrar que sabe cómo comprobar el correcto funcionamiento de las luces de freno o los intermitentes, un gesto que para la DGT evidencia una actitud proactiva y consciente al volante, clave para obtener el permiso de conducción.

«NO BUSCAMOS MECÁNICOS, SINO CONDUCTORES RESPONSABLES»

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La filosofía detrás de esta modificación es clara y Solís la resume de forma contundente. «Un conductor que no sabe dónde está la varilla del aceite es un conductor que probablemente circulará con un nivel incorrecto, y eso es un peligro», argumenta. No es una cuestión de conocimientos de taller, sino de pura lógica y prevención; la nueva normativa de tráfico de la DGT pretende que el conductor se familiarice con su vehículo como una herramienta que debe mantener y cuidar para su propia seguridad y la de los demás.

Este enfoque preventivo conecta directamente con la realidad de las carreteras españolas. Un fallo en las luces, una presión inadecuada en los neumáticos o un nivel bajo de líquido de frenos son causas concurrentes en miles de siniestros cada año. Por eso, la Dirección General de Tráfico quiere asegurarse de que los nuevos conductores entiendan la relación directa entre mantenimiento básico y accidente, una lección que, aunque dura, puede salvar vidas en el futuro y que ahora es condición para superar la prueba de la DGT.

LA PREPARACIÓN ES LA CLAVE: ¿CÓMO EVITAR EL SUSPENSO INMEDIATO?

Entonces, ¿cómo se puede sortear este nuevo y gigantesco escollo en el camino hacia el carné? La solución es más sencilla de lo que parece. «Hablo con los profesores y les digo: perded diez minutos de una clase en abrir el capó con vuestros alumnos», aconseja Solís. La clave es la anticipación y la curiosidad; los aspirantes deben exigir en su autoescuela una formación específica sobre estas comprobaciones previas que la DGT ha incluido, ya que es un contenido que ahora forma parte del temario evaluable.

Además de la formación en la autoescuela, la preparación personal es fundamental. Antes del día de la prueba, es muy recomendable familiarizarse con el coche que se va a utilizar, creando una pequeña rutina mental de chequeo. No se trata de memorizar un manual, sino de entender el porqué de cada elemento; una buena estrategia es practicar estas identificaciones hasta que se conviertan en un acto reflejo, una costumbre que no solo servirá para la evaluación de la DGT, sino para toda la vida como conductor.

MÁS ALLÁ DEL VOLANTE: LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA DGT

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En el fondo, lo que este nuevo protocolo revela es un cambio de paradigma en la formación de conductores en España. La DGT está enviando un mensaje muy claro: conducir ya no es solo saber mover un coche, aparcar y respetar las señales. Es asumir una responsabilidad integral sobre una máquina que puede ser letal; el nuevo código de circulación y las pruebas asociadas buscan crear conductores con una visión de 360 grados sobre la seguridad, que abarca desde la mecánica más básica hasta la convivencia en la vía.

De esta forma, el temido examen práctico deja de ser un mero trámite para convertirse en la primera lección real de conducción. Ese primer «apto» ya no significa únicamente que sabes callejear o hacer una glorieta correctamente, sino que has entendido el pacto que firmas al sentarte al volante. Porque la relación con el vehículo de examen empieza mucho antes de arrancar el motor, y es precisamente en ese conocimiento previo, en ese respeto por la máquina, donde la DGT ha decidido poner el foco para construir el futuro de nuestras carreteras.


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