El destino de Antonio Resines, uno de los actores más queridos y reconocibles de nuestro país, pudo ser radicalmente diferente por un ‘no’ dicho en el momento equivocado. En el mundo del cine, las carreras se construyen tanto con los aciertos como con las oportunidades perdidas, y en su caso, una de ellas fue monumental. Lo que pocos saben es que el papel de su vida fue a parar a manos de otro actor, un joven que por aquel entonces empezaba a despuntar.
Esa decisión, fruto de una agenda apretada y quizás de un olfato que falló por única vez, no solo le cerró una puerta inesperada, sino que abrió de par en par la del estrellato internacional a otro intérprete. El veterano actor lo ha confesado en contadas ocasiones con una mezcla de humor y resignación, porque la decisión catapultó a un joven Javier Bardem al estrellato internacional. Sigue leyendo, porque esta es la historia del papel que lo cambió todo.
UN GUIÓN QUE LLEGÓ EN EL MOMENTO EQUIVOCADO
A mediados de los noventa, era el rey indiscutible de la comedia española. Enlazaba un proyecto con otro, su rostro era sinónimo de taquilla y el público lo adoraba por su carisma y su vis cómica. En ese torbellino de rodajes, llegó a su mesa un guion oscuro, denso y violento, muy alejado de sus registros habituales. En aquel momento, estaba en la cima de su popularidad gracias a sus papeles en comedia, y apenas tuvo tiempo para valorar la propuesta.
El personaje era un desafío mayúsculo, un viaje a los infiernos que exigía una entrega total. Era un papel de esos que marcan un antes y un después, pero que también requieren un vaciado emocional y físico que no siempre es compatible con el ritmo de la industria. El inolvidable protagonista de ‘La buena estrella’ no vio el potencial, pues el personaje requería una transformación física y emocional muy exigente, y simplemente lo dejó pasar.
LA SOMBRA DE LA COMEDIA ES ALARGADA
Estar tan identificado con la comedia a veces juega en contra. Los directores y productores, a menudo, buscan rostros que no arrastren una «mochila» de personajes previos, especialmente para papeles tan extremos. Aunque Antonio Resines ya había demostrado su talento para el drama, su imagen pública estaba ligada a la risa. Quizás por eso, los productores buscaban un rostro nuevo y sin el ‘peso’ de la comedia para un personaje tan límite.
Y entonces apareció Javier Bardem. Era la antítesis: joven, con una intensidad animal y una mirada que transmitía peligro. No estaba encasillado y tenía el hambre de quien sabe que está ante la oportunidad de su vida. El popular actor era un lienzo en blanco perfecto para pintar un monstruo, ya que Javier Bardem representaba esa energía cruda y sin pulir que el director buscaba, un diamante en bruto listo para ser tallado a base de furia.
«VI A BARDEM Y SUPE QUE HABÍA METIDO LA PATA»
El arrepentimiento llegó de golpe, sentado en la butaca de un cine. Ver la película y la interpretación de Bardem fue una revelación y, a la vez, un puñal. Fue en ese instante cuando comprendió la dimensión real de lo que había dejado escapar. El protagonista de ‘Los Serrano’ ha contado que al ver la primera escena supo que había cometido el mayor error de su carrera y sintió una punzada de lo que pudo haber sido.
No se trata de envidia, sino de un profundo respeto profesional mezclado con una dosis de sana rabia. Admira profundamente el trabajo que hizo Bardem, hasta el punto de dudar si él mismo habría podido alcanzar ese nivel de brutalidad y entrega. El intérprete cántabro lo resume con una honestidad brutal: reconoce que Bardem hizo un trabajo que él quizá no habría podido igualar, y eso, para un actor, es el mayor de los halagos.
EL PAPEL QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DEL CINE ESPAÑOL
El Goya, el reconocimiento unánime de la crítica y el salto a producciones internacionales que consiguió Bardem con ese papel marcaron un antes y un después. Fue la confirmación de que un actor español podía competir en las grandes ligas. Aquel personaje fue la llave, y la realidad es que el éxito de la película abrió las puertas de Hollywood para el cine español, demostrando que aquí se podía hacer un cine tan potente como el de fuera.
¿Qué habría pasado si Antonio Resines hubiera aceptado? Es la gran pregunta. Quizás su carrera habría girado hacia un drama más oscuro, o incluso habría dado el salto a Estados Unidos. Nunca lo sabremos. Lo que es seguro es que su decisión, indirectamente, nos regaló a uno de los mejores actores del mundo. Su ‘no’ fue el ‘sí’ de Bardem, porque su carrera habría tomado un rumbo dramático completamente inesperado.
UNA LECCIÓN DE HUMILDAD (Y UN POCO DE ARREPENTIMIENTO)
Hoy lo cuenta con la sabiduría que dan los años y una carrera llena de éxitos que compensan cualquier error. Sabe que forma parte del juego y que en esta profesión, como en la vida, se toman decisiones con la información que se tiene en cada momento. El icónico Diego Serrano es un maestro en reírse de sí mismo, y ahora lo cuenta con humor pero reconoce que le sirvió como lección de humildad.
Esa historia lo humaniza, lo acerca a nosotros. Nos recuerda que incluso los más grandes tienen sus fantasmas, sus «y si…». Al final, la carrera de uno de los actores más queridos de España está llena de personajes inolvidables que sí interpretó, pero siempre quedará la sombra de aquel que se le escapó. Quizás porque cada ‘no’ abre una puerta para otra persona en un capricho del destino, y este fue, sin duda, uno de los más sonados de nuestro cine.
- Antonio Resines rechazó en los años 90 un papel dramático muy exigente por estar centrado en sus exitosas comedias.
- Ese personaje fue a parar a manos de un joven Javier Bardem, catapultando su carrera y abriéndole las puertas de Hollywood.
- El propio Resines ha confesado que, al ver la película, supo que había cometido «el mayor error de su carrera» y todavía lo lamenta.