El último episodio especial de La Promesa pone el acento en una de las personalidades más enigmáticas y conmovedoras del relato de la ficción que es Curro, al que Xavi Lock interpreta magistralmente. Desde la trágica muerte de Jana, todo lo que Curro vivió fue un ahora, uno luego, un dividirse el tiempo en dos partes irreconciliables. La falta de la mujer que amó le rompió o la paz y le convirtió en un hombre diverso, soportado a la vez que vulnerable. Es un capítulo que no consiste únicamente en una puesta de alivio de su historia de fondo, sino un retrato que resulta ser el de un personaje que supo reconstruirse entre la devastación.
3UN RETRATO HUMANO EN CLAVE DE TRAGEDIA Y ESPERANZA

El viaje de Curro en el interior de La Promesa es el de un ser humano que ha transitado por todas las estaciones de la vida. De tenerlo todo como señorito a ser rechazado por su propio padre y marcado con el estigma de ser un lacayo, su historia constituye una cadena de caídas y reconstrucciones.
Dicho cambio ha sido tanto externo como interno, pues lo ha conducido de una inocencia juvenil a una madurez forjada a golpe de pérdidas y revelaciones. Saber la verdad sobre su proceder constituyó un golpe tan duro como liberador. Después supo que su existencia había estado construida sobre secretos y traiciones y que nada de lo que se creía saber era cierto.
Esa revelación lo empujó a interrogar ya poner en duda no solo a su familia, sino la existencia misma en el mundo, y lo armó para afrontar la tragedia de Jana con la fortaleza que quizás de otro modo no habría tenido. Hoy Curro camina como la persona que sabe que su destino no está escrito, aunque sí marcado con la memoria. Cada decisión que toma es un eslabón más de la cadena que sustenta su promesa de justicia, incluso cuando dicha cadena lo lleva a lugares poco idóneos y éticamente cuestionables.