El fútbol español se ha convertido en un tablero de operaciones inmobiliarias donde los grandes clubes y sus dirigentes juegan partidas de largo recorrido. Joan Laporta, Florentino Pérez y Miguel Ángel Gil Marín, al frente del timón del FC Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid, respectivamente, parecen cada vez más interesados en impulsar proyectos urbanísticos que en reforzar sus plantillas con fichajes de renombre, tal y como ocurría antaño.
La compraventa de jugadores ha dado paso a una nueva fiebre: la del ladrillo. En el caso del FC Barcelona, Joan Laporta (que siempre cae de pie pese a la leyenda que arrastra) ha apostado con firmeza por Limak Holding. La polémica constructora turca con fuertes vínculos políticos en su país es la encargada de ejecutar la reforma del Camp Nou.
Desde que se anunció la adjudicación del contrato a esta empresa, han llovido las críticas, no solo por su elección, sino por los reiterados retrasos en la entrega de las obras. Según algunas estimaciones, el club habría dejado de activar penalizaciones contractuales que podrían haberle reportado hasta 202 millones de euros desde noviembre de 2024.
Pese a todo, Laporta parece convencido de no presionar a su contratista, en un gesto que sorprende incluso a algunos sectores del barcelonismo. El Barça sigue sin poder utilizar su estadio mientras la afición se impacienta.
En la capital, Florentino Pérez (que nunca pierde unas elecciones gracias a sus amigos del PP y el PSOE) también ha apostado por la reconversión de su club en un polo de atracción urbanística. Más allá del remozado Santiago Bernabéu, su mirada está puesta en Valdebebas, donde el Madrid Innovation Center ha sido presentado como un centro de vanguardia tecnológica, aunque en Más Madrid creen que es un pelotazo.
La recalificación del suelo deportivo a uso terciario en esta zona norte de Madrid podría generar unos 8.500 millones de euros de beneficios. El Real Madrid, con apoyo político del PP y silencios elocuentes por parte del PSOE, ha visto cómo su proyecto avanza con el aval de la Comunidad y el Ayuntamiento, pese a las denuncias de partidos como Más Madrid, que cuestionan tanto la legalidad como la oportunidad de la operación.
Mientras tanto, su intento de convertir el Bernabéu en un epicentro de ocio y conciertos ha generado tensiones con los vecinos del barrio. Las quejas por ruido, el incumplimiento de normativas y las multas por exceso de decibelios han forzado al club a reconsiderar su plan de explotación comercial.
LOS GIL
En el sur de Madrid, Miguel Ángel Gil Marín ha heredado el olfato urbanístico de su controvertido padre, Jesús Gil. La Ciudad del Deporte del Atlético de Madrid promete ser mucho más que un complejo deportivo: será una ciudad de ocio, entretenimiento y deporte sobre una parcela pública de 205.000 metros cuadrados, cedida por 75 años a cambio de 53 millones de euros.

Allí se construirán desde un miniestadio hasta un hotel temático, pasando por un campo de golf, un auditorio para conciertos y hasta una playa artificial. El macroproyecto se vehicula a través de Barsento SL, una sociedad con Live Nation y Oak View Group como socios estratégicos.
El Atleti, según El Confidencial, ahora estudia ahora entre dos finalistas, Stoneweg y Twin Peaks, cuál será su socio para levantar un hotel de lujo junto al estadio. Colliers ha sido contratada para gestionar este proceso, en el que también se interesaron grupos como Meliá o Hard Rock.
El club prevé una inversión de más de 400 millones de euros en este nuevo polo económico que aspira a convertir la zona del antiguo Centro Acuático en una máquina de hacer billetes.