Este viernes, el Gobierno le ha cerrado la puerta a la última iniciativa de Iberdrola y Endesa para darle respiración asistida al desahuciado parque nuclear español. La propuesta -enviada por carta sin contar con Naturgy- fue descartada sin contemplaciones por el ejecutivo, que continúa nadando a contracorriente: las últimas previsiones dicen que el porcentaje de energía atómica en el mix global pasará del 9% al 12% en la próxima década y media.
El dato procede de una investigación de Goldman Sachs Research, cuyo vaticinio concreto es que para el año 2040, la capacidad mundial de generación nuclear aumentará de 378 gigavatios (GW) a 575 GW.
Después de décadas de estancamiento, el suministro de energía nuclear está a punto de aumentar significativamente en los próximos años, impulsado por el incremento en el consumo de energía, un cambio hacia fuentes más limpias y la necesidad de contar con fuentes de energía disponibles las 24 horas», explica el informe de la división de investigación de Goldman Sachs.
GOLDMAN SACHS RESEARCH VATICINA que para el año 2040, la capacidad mundial de generación nuclear aumentará de 378 a 575 GIGAVATIOS.
El estudio, firmado por los analistas Brian Lee y Carly Davenport, reseña que un número creciente de países está respaldando un compromiso para triplicar la capacidad de energía nuclear para 2050. Este aumento en la capacidad de generación «coincide con un auge en el apoyo global a la energía nuclear y un repunte en las inversiones en instalaciones nucleares».
Los autores citan las cifras registradas por la Asociación Nuclear Mundial, que estima la flota atómica actual en 440 reactores. Este número se incrementará a 500 ya en el año 2030, mientras que más de 400 reactores adicionales se encuentran en etapa de planificación o propuesta.
La energía nuclear se ha convertido en un área clave de atención a nivel mundial, ya que los países están reconsiderando esta tecnología después de muchos años de poca inversión», concluyen Lee y Davenport.
EN LA UE
La publicación del estudio de Goldman Sachs Research, de alcance global, ha coincidido con la advertencia emitida por la Comisión Europea (CE). El Ejecutivo comunitario manifestó este viernes que la Unión Europea (UE) necesitará una inversión de 241.000 millones de euros en energía nuclear, tanto para alargar la vida útil de los reactores existentes como para construir otros nuevos a gran escala.
La CE estima que en 2040, más del 90% de la electricidad de la UE se producirá a partir de fuentes descarbonizadas, principalmente renovables, complementadas con energía nuclear, cuya capacidad instalada aumentará de 98 GW en 2025 a aproximadamente 109 GW en 2050.
La energía nuclear forma parte integral de la taxonomía europea de transición energética, y está considerada a nivel comunitario como un vector de descarbonización imprescindible, al mismo nivel que fuentes como la eólica y la solar.
EL ÚLTIMO ‘NO’ DEL GOBIERNO A LA NUCLEAR
¿Y en España? Por el momento, los pocos cartuchos que quedan para salvar el parque atómico nacional siguen lejos de dar en la diana. La carta enviada por Iberdrola y Endesa solicitando aplazar la clausura de la actividad nuclear ha sido arrojada a la papelera por sobrepasar las «líneas rojas» del Gobierno.
En la misiva, las dos compañías, dueñas de buena parte de las centrales operativas en nuestro país, transigen con el cierre definitivo de las mismas en 2035, pero proponen algunos cambios en el proceso, como mantener funcional la planta de Almaraz (Cáceres) hasta 2030, tres años más tarde que la fecha actualmente fijada para su cierre.
También sugiere modificar el modelo recaudatorio de la ‘Tasa Enresa’, el gravamen que se cobra a las empresas por la gestión de los residuos radiactivos. Iberdrola y Endesa quieren repartir su pago en más años de producción, lo que en la práctica reduciría en un 18% los ingresos derivados de la tasa. Otras peticiones contenidas en la carta -cuyo contenido adelantó Cinco Días– son la suspensión de nuevas alzas fiscales y la eliminación del impuesto al combustible nuclear gastado.
IBERDROLA Y ENDESA, SIN CONTAR CON NATURGY NI EDP, HAN ENVIADO AL GOBIERNO UNA CARTA QUE PROPONE PRORROGAR LA ACTIVIDAD DE LA CENTRAL DE ALMARAZ Y ALGUNAS REBAJAS FISCALES. EL EJECUTIVO SE HA NEGADO
Cabe destacar que Naturgy, que también es una de las grandes propietarias de activos nucleares en España, brilla por su ausencia en el mensaje remitido al Ejecutivo. EDP tampoco ha participado, a pesar de que, como Naturgy, también fue una de las empresas firmantes del Protocolo de Cierre de 2019.
En cualquier caso, el Gobierno ha tirado por la borda cualquier posibilidad de acuerdo, al menos de momento. Las propuestas de Iberdrola y Endesa, como se ha dicho, traspasan las tres «líneas rojas» trazadas por Moncloa para la negociación: garantizar la seguridad de las personas, asegurar el suministro y que los ciudadanos no tengan que afrontar sobrecoste alguno.
En este sentido, la misiva «es una declaración de intenciones, condicionada a modificar el vigente marco normativo de las centrales, en perjuicio de consumidores y ciudadanos, al reducir la tributación de las instalaciones y otras medidas económicas», considera el Ejecutivo.
EL CÓNCLAVE DEL 20 DE JUNIO
Este primer intento marca un mal precedente para la reunión prevista el próximo 20 de junio entre Iberdrola, Endesa y -esta vez sí- Naturgy, en la que se discutirán las vías de inversión necesarias para hacer viable la petición de sumar tres años de vida útil a la central nuclear de Almaraz.
El encuentro será mucho más que un simple intercambio de propuestas financieras; bien podría marcar el inicio de un cambio de rumbo en el destino de la energía nuclear en nuestro país, que parecía desahuciada por el plan de cierre del Gobierno y sus socios.
La celebración de un cónclave entre Endesa, Iberdrola y Naturgy para dar respiración asistida a Almaraz es, por sí mismo, un logro. Hasta ahora, las compañías propietarias de la planta se negaban a considerar prórroga alguna debido a la elevada fiscalidad impuesta a la generación nuclear en España. Sin embargo, el ‘Gran Apagón’ ocurrido el 28 de abril ha cambiado el paradigma, sembrando dudas sobre la fiabilidad del sistema eléctrico español y dando cancha al sector para negociar con el Gobierno.