Todos somos, o debemos ser, conscientes de que Meta ya trata nuestros datos de Whatsapp, Facebook e Instagram para entrenar a su IA desde este 27 de mayo. Lógicamente, existe un debate legal sobre esta apropiación que hacen la redes de Mark Zuckerberg de algo que es nuestro y que se los facilitamos mediante la utilización de su redes sociales, lo que no quiere decir que tengamos que «tragar» con que el empresario haga negocio con ellos a cambio de nada, sobre todo si no queremos. Sin embargo, la prohibición se tenía que haber especificado a través de esas mismas redes con anterioridad al pasado miércoles.
Ahí es donde se produce ese debate legal, tal y como lo plantea en su cuenta de LinkedIn el abogado y especialista en derecho de las nuevas tecnologías Jorge Morell Ramos, fundador también de su bufete «boutique» Términos y Condiciones. Según explica, el señor Zuckerberg y su compañía se han preocupado de que, «si bien ha sido posible oponerse, no facilitan la vida para ello».
Por esa razón publica el enlace a la web Citizen8, «un grupo de especialistas en privacidad y protección de datos con una misión importante; contribuir a una innovación tecnológica equilibrada que respete los derechos de la ciudadanía» que ha desarrollado y publicado el método paso a paso que hay que seguir para oponerse a «lo de Meta con dos clicks».
el señor Zuckerberg y su compañía se han preocupado de que, «si bien ha sido posible oponerse» a que utilicen nuestros datos para entrenar su IA, «no facilitan la vida para ello»
Según Morell, legalmente el tema está dando opiniones variadas, y está por ver «cómo acaba el asunto». Por un lado indica cómo la agencia de protección de datos de Irlanda por ahora «ve bien el tratamiento, gracias en parte a las mejoras implementadas por Meta«, aunque indica que, no obstante, en octubre de 2025 dicha agencia hará nueva revisión.
Por su parte, la agencia de protección de datos de Hamburgo, «que tenía dudas sobre si el interés legítimo era una base legal correcta», esta misma semana paró su proceso de urgencia al entender que solo tendría efectos en Alemania y que sería mejor decidir algo así a nivel europeo.
También en Alemania, el Tribunal de Colonia, el pasado 23 de mayo, también le ha dado el OK a Meta para seguir con el entrenamiento al entender, que vista la reclamación de consumidores, no veía incumplimiento RGPD y que ante la duda era mejor seguir con el tratamiento.

META SE SALE CON LA SUYA
Tal y como relata el diario alemán Heise, el Tribunal de Colonia (OLG) rechazó ese viernes día 23, en un procedimiento sumario, una solicitud de la Asociación de Consumidores de Renania del Norte-Westfalia (NRW) contra la empresa matriz de Facebook e Instagram. Tras una larga disputa legal, los defensores del consumidor enviaron a Meta una carta de advertencia el 30 de abril exigiéndole que suspendiera sus planes de uso de IA para ambas redes sociales. «El 12 de mayo, los defensores del consumidor solicitaron una medida cautelar ante el Tribunal Superior Regional de Colonia, cuya 15.ª Sala Civil ha fallado en su contra (caso n.º 15 UKl 2/25)», explican en el medio.
Así que sin más dilación, a partir del 27 de mayo, Meta utilizará los datos de todos los usuarios europeos mayores de edad de Facebook e Instagram para entrenar sus aplicaciones de IA, como el modelo de lenguaje masivo LLaMA . La empresa estadounidense se reserva el derecho a utilizar todos los datos, tanto futuros como pasados. Quienes no deseen esto deberían haberse opuesto expresamente al uso de datos personales e imágenes para estos fines.
En Alemania Meta utilizará los datos de todos los usuarios europeos mayores de edad de Facebook e Instagram para entrenar sus aplicaciones de IA, como el modelo de lenguaje masivo LLaMA
Según estas decisiones en Irlanda y en Alemania, Meta no había infringido ni el Reglamento General de Protección de Datos ( RGPD ) ni la Ley de Mercados Digitales (DMA). En el caso de Colonia, no consideran que considera necesario el consentimiento por separado de los interesados. «Meta persigue un fin legítimo al utilizar los datos para el entrenamiento de IA».
También han explicado que esto no podría lograrse con medios igualmente eficaces y menos intrusivos, que era «indudable que se requerían grandes cantidades de datos para el entrenamiento, que no podían anonimizarse completamente de forma fiable. Al sopesar los derechos de los usuarios y del operador, prevalecieron los intereses en el tratamiento de datos».
También a mediados de mayo, Noiyb, la asociación pro privacidad de Schrems, envió un «Cease and Desist» a Meta para que pusiera fin al tratamiento, advirtiendo de potenciales acciones que incluyeran la reclamación de daños por todos los afectados.
Pero, por el momento, el entrenamiento ha comenzado. En efecto, o los y las europeas hemos echado un rato antes de pasado 27 de mayo en advertirle a Meta de que le prohibíamos recopilar datos de nuestras publicaciones y comentarios públicos, tanto en Facebook, como en Instagram o WhatsApp, o nuestra vida en estas redes ya está alimentando a Llama 3 y Emu. Eso sí, la compañía matriz de estas plataformas jura que no recopila datos de menores.
Cabe recordar que este plan ya lo quiso poner Meta en marcha el pasado verano, y ha sido definitivamente este mes de abril cuando ha retomado las notificaciones a los usuarios europeos. Quiere con ello que su IA «entienda y refleje mejor las culturas, idiomas e historias propias de la región, mejorando así la experiencia para usuarios y empresas».
era «indudable que se requerían grandes cantidades de datos para el entrenamiento, que no podían anonimizarse completamente de forma fiable»
Según las reglas de este juego, a partir del pasado miércoles, Meta sí respetará nuestros mensajes privados, ya que no serán utilizados salvo que los usuarios decidan compartirlos explícitamente con la IA. El consuelo que queda para quienes no se haya opuesto es que, en teoría, la empresa de Zuckerberg hace todo esto por un bien en apariencia común; mejorar la comprensión cultural y lingüística de su IA para beneficiar a usuarios y empresas en la región.
No obstante, habrá que vigilar muy de cerca cómo se comporta la IA de Meta, cómo de públicos son los datos que comparte, y cuándo daño puede haber hecho que buena parte de sus usuarios no se hayan dado cuenta de que tenían un plazo para oponerse, y al no haber rellenado el formulario, acaben viendo sus datos, o fotos o a saber qué asunto publicado en sus redes multiplicado en las mismas por obra y gracia de la inteligencia artificial. Un mes en la vida cotidiana de un o una europea media es poco tiempo para estar a un asunto que, inicialmente, no le da comer. Solemos estar a otras cosas, y Meta ha sabido aprovecharse de ello.