sábado, 14 diciembre 2024

El riesgo mínimo de glaucoma crónico después de la iridoplastia láser, demostrado por Clínica Eyecos

Los trastornos pigmentarios del iris, como la heterocromía, han sido tratados tradicionalmente con técnicas invasivas como lentes intraoculares o queratopigmentación. Sin embargo, estos procedimientos a menudo han resultado en complicaciones graves (glaucoma, uveítis, daño corneal) y resultados con apariencia artificial. En 2011, Eyecos inició una investigación para desarrollar una nueva técnica: Iridoplastia Cosmética Fotoablativa, que tenía como objetivo tratar los trastornos pigmentarios del iris y lograr resultados puramente cosméticos de manera segura y efectiva.

Se puede decir que, de todas las complicaciones asociadas con la iridoplastia láser, el glaucoma crónico pigmentario era el más temido. El glaucoma crónico pigmentario es un glaucoma secundario causado por el síndrome de dispersión de pigmentos. Esta enfermedad se caracteriza por el desprendimiento de pigmentos posteriores del iris (melanina), que quedan atrapados en el sistema de drenaje del humor acuoso, causando su obstrucción. Cuando la melanina queda atrapada, impide que el humor acuoso fluya o se absorba correctamente y se produce un aumento significativo de la presión intraocular. Los niveles elevados de PIO dañan el nervio óptico, causando un daño irreversible.

Por este motivo, desde Eyecos sintieron que era importante desarrollar un estudio de tonografía para demostrar que el riesgo de glaucoma después de la iridoplastia láser es mínimo. Esta investigación clínica prospectiva y comparativa incluyó a 560 individuos sanos mayores de 18 años, abarcando pacientes de heterocromía, el 9 %, y pacientes que se sometían a este tratamiento por razones puramente cosméticas, el 91 %. Utilizaron el tonómetro de aire sin contacto Tomey FT 1000 para medir las presiones intraoculares antes y después del procedimiento. La prueba tonográfica Grimaldos-Honan consistió en aplicar presión controlada al ojo derecho con un balón de Honan durante dos minutos, mientras que el ojo izquierdo actuó como control.

Los resultados revelaron que, independientemente de la fase del tratamiento, los valores de presión en el ojo derecho disminuyeron a una tasa similar. Asimismo, demostramos que no hubo diferencias significativas en las presiones oculares antes y después del tratamiento con láser. Estos hallazgos sugieren que el tratamiento de iridoplastia con láser no tiene un impacto significativo en la presión intraocular (PIO). En consecuencia, la iridoplastia emerge como una opción con riesgo mínimo de desarrollar glaucoma, posicionándose como una de las soluciones más seguras para aquellos que desean cambiar el color de sus ojos.

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