La Universidad de Harvard ha realizado al detalle una lista de los alimentos que pueden suponer un problema para la memoria en las personas debido a su elevado y descontrolado consumo. Ha sido una psiquiatra nutricional quien ha querido dar la voz de alarma y presentar una investigación a través de la que pretende mostrar la repercusión que puede tener en nuestra salud mental o en nuestro estado de ánimo un cambio en nuestra dieta.
Tal y como ha recogido para un reportaje en ‘El Economista’ Uma Naidoo, algunas comidas o algunos tipos de alimentos influyen de un modo u otro en el cerebro humano. Con esta información Naidoo no busca quitar de manera definitiva estos alimentos de nuestra dieta, pero sí fomentar algunos sustitutos o -cuanto menos- moderar su consumo.
En sus propias palabras, este estudio «demuestra cómo las bacterias intestinales pueden desencadenar procesos metabólicos e inflamación cerebral que afectan a la memoria».
AZÚCAR REFINADO
En el caso de este ingrediente, se trata de una elevada dificultad apartarlo de nuestras comidas. Todos los alimentos procesados o ultraprocesados pasan por un proceso por el que sus células envejecen de una forma mucho menos saludable que en el caso de lo que llamaríamos ‘real food’. Por ello, sería necesario evitar todos los alimentos que contengan azúcar refinado.
Una dieta rica en azúcares puede suponer una aceleración de nuestro envejecimiento. «El consumo de alimentos procesados poco saludables como productos horneados y refrescos, que a menudo están cargados de azúcares refinados y agregados» está absolutamente descartado, según Uma Naidoo.
ACEITES INDUSTRIALES
Uno de los más importantes alimentos a evitar a toda costa, son los aceites industriales, altamente procesados. Normalmente estos alimentos derivan de soja, semillas de colza y algodón, maíz o de girasol y cártamo. Este tipo de ingrediente utiliza altos índices de ácidos grasos omega 6. Aunque es de los más peligrosos, es cierto que es de los más sencillos de sustituir, ya que encontramos en el aceite de coco, de aguacate o de oliva fáciles suplentes.
EDULCORANTES ARTIFICIALES
La sacarina, la sucralosa, la estevia… En general, los edulcorantes artificiales son los grandes evitables. Su valor nutricional es absolutamente inexistente y únicamente afectan al número de bacterias que habitan en la barriga. También son fácilmente reemplazables, ya que a nivel de sabor, aportan lo mismo que podría hacer -por ejemplo- la miel.
FRITOS
Más que un ingrediente o alimento, en este caso estamos hablando de un método culinario. Es importante alejar las frituras de nuestra vida, ya que pueden ser perjudiciales para el cerebro y el resto de nuestros órganos. Consumidos de manera controlada pueden incluirse en las dietas, pero resulta complicado conseguir alcanzar un punto saludable ya que son de alto riesgo.
De hecho, una dieta en la que se toman fritos de manera habitual, supone una falta de concentración en quien se alimenta de ellos. Varios estudios asumen que se relacionan de manera totalmente directa el consumo de alimentos de este tipo con las carencias de memoria. Una forma sencilla de sustitución es cocinar lo mismo que se iba a tomar en un primer momento, pero pasándolo por la freidora.
DIETA VARIADA
Llevar una buena alimentación es sinónimo de buena salud, por lo que será necesario realizar actividad física de forma regular. Esto, junto a una dieta variada y rica en alimentos, son las bases para que nuestro organismo funcione de manera eficiente. De hecho, tan importante resulta para nosotros lo que comamos, que incluso una mala elección en un ingrediente, puede suponer consecuencias como hinchazón abdominal, malestar general o algún tipo de respuesta cutánea.
A esta lista de alimentos, es necesario añadir el cuidado con el exceso de carbohidratos, ya que -aunque básicos en una dieta equilibrada- hay que saber elegirlos. Los carbohidratos pueden ser de tres tipos: alto, medio y bajo índice glucémico. Para poder alimentarnos de ellos de manera eficiente, es necesario evitar los de nivel alto y priorizar los del bajo, como las verduras de hoja verde, las frutas, las legumbres…
También el riesgo de demencia se incrementa con el consumo de alcohol. Hasta 14 vasos de alcohol a la semana producen que crezcan exponencialmente las posibilidades de tener mala memoria a largo plazo.
Vinculada al alto consumo de nitratos, encontramos la depresión. La misma experta de Harvard recomienda encarecidamente que se tengan en cuenta las etiquetas de los productos, y se busque siempre que el producto se mantenga con trigo sarraceno en lugar de con nitratos.
