España podría alcanzar el hito de las cero emisiones netas en 2045 y llegar a las emisiones negativas –absorber más gases de efecto invernadero de los que emite– en 2050 si invierte un promedio de 85.000 millones de euros al año en tecnologías verdes o cerca del 6,2% del PIB, según un informe de la consultora McKinsey & Company.
La inversión acumulada sería de unos 2,5 billones de euros hasta 2050 y estaría un punto porcentual por encima de la inversión estimada para un escenario más conservador basado en las políticas actuales.
El informe ‘España cero neto: el polo de descarbonización de Europa’ pone en valor la riqueza de los recursos naturales y tecnológicos con los que cuenta España y que le brindan la oportunidad de convertirse en «el líder europeo de sostenibilidad y energías limpias».
Concretamente, menciona los recursos solares y la penetración de la energía eólica, que presentan «un inmenso potencial para el desarrollo del hidrógeno verde», así como la «robusta infraestructura de transporte de gas natural» que podría ser utilizado para transportar hidrógeno, y la posibilidad de aumentar las absorciones de dióxido de carbono a través de técnicas como la reforestación.
PAPEL CLAVE DEL TRANSPORTE Y LA INDUSTRIA
El informe precisa que el transporte y la industria representan más del 65% de las emisiones netas en España, por lo que estos sectores son clave para alcanzar la neutralidad climática en 2045. Así, la electrificación, el hidrógeno verde y los biocombustibles serían las tres principales áreas de las que dependería la transición energética en este horizonte.
Por otro lado, McKinsey celebra el «claro compromiso» del sector público y añade que España es el segundo país con mayores asignaciones de fondos de ayuda de la Unión Europea (más de 70.000 millones de euros).
El informe plantea un escenario alternativo a las políticas y los planes de transición ecológica actuales, insta a acelerar la respuesta al cambio climático y sugiere que la reducción de emisiones a nivel nacional para 2030 podría ser de hasta un 46% respecto a 2019 si se aumentan los esfuerzos.
En el caso del transporte, que genera casi un tercio de las emisiones en España, McKinsey dice que podría llegar a una reducción del 50% para 2030 y un 100% para 2050 gracias a los vehículos eléctricos y los biocombustibles, para lo cual este sector debería recibir casi dos tercios de la inversión total planteada en este horizonte.
En cuanto a la industria, que acapara otro tercio de las emisiones y podría lograr una reducción del 85% en 2050, indica que se pueden mejorar la competitividad y sostenibilidad en segmentos como el acero, el cemento, la química o la petroquímica, en los que el hidrógeno, los biocombustibles y la captura de carbono podrían tener un papel esencial en la transformación y reindustrialización del país.
Por otra parte, el escenario de McKinsey para 2050 estima una duplicación de la energía eléctrica, pues la electrificación de la economía es una de las palancas clave para la transición, y el sector debería recibir entre un 15% y un 20% de la inversión para reducir el 100% de los gases de efecto invernadero para ese año. Por último, otro 15% de la inversión debería destinarse al sector de edificios residenciales y comerciales para lograr también esa reducción del 100% en sus emisiones.
LOS RIESGOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
McKinsey aboga por intentar «evitar los riesgos significativos a nivel físico, social y económico a los que España podría enfrentarse». El estudio dice, por ejemplo, que si las temperaturas suben más de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, algunas zonas del sur de España podrían experimentar 45 días al año con máximas por encima de 37 grados, con el consiguiente impacto sobre la salud de la población y sobre ciertas actividades económicas.
El aumento generalizado de temperatura a causa del impacto climático podría disminuir la producción de cuatro de los cultivos más relevantes, como la uva, la aceituna, el tomate y el trigo, mientras que al turismo podría resultarle difícil mantener su actual atractivo, especialmente en la temporada más alta.
«OPORTUNIDAD ÚNICA» PARA QUE ESPAÑA LIDERE LA TRANSICIÓN
El escenario que imagina la consultora tendría, además, un impacto directo y sustancial en la economía, sosteniendo más de 1.100.000 puestos de trabajo en promedio hasta 2050, lo que supone 200.000 puestos más que en el escenario basado en las políticas de descarbonización actuales.
Joseba Eceiza, líder de la Práctica de Sostenibilidad en España y Portugal de McKinsey, ha destacado que «la economía global afronta la mayor reasignación del capital de la historia» y España se encuentra ante «una oportunidad única para liderar esta transición ecológica y económica».
Entre 2007 y 2019, España consiguió reducir sus emisiones en un 32%, en comparación con el 20% en el resto de Europa, principalmente gracias a la inversión en capacidad de generación eléctrica renovable.
Para seguir progresando en la transición ecológica, se requerirá, según McKinsey, la acción conjunta de todos los sectores de la economía en España, asegurando «que los recursos, tecnologías y cadenas de suministro están disponibles a escala, que los ajustes en las variables económicas se realizan de manera sostenible e inclusiva y que tanto el sector público como el privado sostengan sus compromisos y avancen hacia sus objetivos de manera constante».
El informe concluye que España ya cuenta con condiciones claves para ser un polo verde en Europa: tiene el segundo nivel más alto de penetración de capacidad de energía eólica después de Alemania, una energía solar fotovoltaica muy competitiva y una infraestructura de transporte de gas muy desarrollada que podría ser utilizada para transportar hidrógeno.
David González, socio senior de McKinsey y líder de la práctica de Energía y Materiales en España y Portugal, ha afirmado que «España podría pasar de ser uno de los líderes globales en la nueva economía descarbonizada, estableciendo un ‘hub’ sostenible de alcance global y facilitando la transición ecológica de otros países de la región».
González ha apuntado que «la posición estratégica y excelente infraestructura para el gas natural se podrían apalancar hacia el transporte de hidrógeno para suplir al resto de Europa», sea este producido localmente o importado del norte de África, y que España tiene «un gran potencial de absorción de carbono» al ser el octavo país de la UE con mayor cobertura de bosques, un 37% de su área total, frente al 34% de la media europea.
EL SECTOR BANCARIO COMO DINAMIZADOR
McKinsey & Company calcula que habrá que invertir más de 700 millones de euros en tecnologías verdes hasta 2030 para acelerar la descarbonización y recalca el papel fundamental del sector bancario como dinamizador del acceso al crédito y de la transición.
De hecho, el supervisor bancario ya está redoblando los esfuerzos para asegurar que el factor climático está considerado en la gestión del riesgo de crédito, y muchas entidades premian a sus clientes por decisiones que promueven la sostenibilidad a través de créditos para vehículos eléctricos o mejora de condiciones en las hipotecas con un consumo energético eficiente.
También se financian planes individuales de transición para empresas, el desarrollo de nuevas tecnologías como el hidrógeno verde o mejoras en las viviendas en relación con el consumo energético. McKinsey prevé que en los próximos años la financiación de proyectos que favorezcan la transición y de las actividades verdes será el foco principal de los esfuerzos bancarios, incentivado por el avance de la legislación europea para complementar la ratio de capital con ratio de activos verdes.