En ocasiones, nuestro cuerpo tiene reacciones que no llegamos a comprender por qué suceden, o cómo llegan a hacerlo. Como por ejemplo, cuando se nos pone la piel de gallina. Como todo, esto tiene una explicación lógica y estudiada, y la verdad, es que hay varias razones para que nuestro cuerpo llegue a ellas.
Al igual que tus dedos se arrugan cuando pasas mucho tiempo en el agua, nuestra piel y vello se erizan dependiendo de qué estímulos percibamos. Si alguna vez te lo has preguntado, pero no te has molestado en buscar la razón, ya que no cambiaría nada en tu vida, te vamos a dar la información detallada de cómo y por qué ocurre.
La explicación de «la piel de gallina»
Para que puedas entender el porqué tu piel se eriza, es necesario conocer cómo funciona nuestro vello. Este se origina en un bulbo piloso que se encuentra debajo de la piel. Recorre una vaina recubierta por células foliculares a través de todas las capas de la piel incluso llegando a la parte más profunda llamada dermis.
Los bulbos pilosos están rodeados de un fascículo de músculos lisos que se encuentran situados en paralelo al pelo y están orientados a las papilas dérmicas. Estas tienen contacto con la parte más externa de la dermis, llamada epidermis. La horripilación cutánea tiene lugar cuando nuestros músculos en reposo conectados al sistema nervioso mediante fibras, sienten un estímulo externo que afecta a nuestra sensibilidad emocional.
Al contraerse nuestros músculos por ese estado de alerta que produce el sistema autónomo. Es cuando le envía información al vello, enderezándose este. Nuestro vello se encuentra de forma oblicua a la piel, por lo que cuando se endurece, se dirige hacia el lado opuesto, y es cuando se produce la famosa «piel de gallina».
