Anemia hemolítica vs anemia ferropénica: ¡las claves para entenderlas!

La anemia es una falta de sangre que puede suceder por distintos motivos. Existen distintos tipos de anemias, de entre ellas las más conocidas son la anemia ferropénica y la hemolítica.

Todos los tipos de anemias tienen en común un déficit considerable de glóbulos rojos en el torrente sanguíneo con todo lo que ello supone:

  • Te sientes más débil.
  • No tienes suficiente oxígeno.
  • Sufres cambios bruscos de humor.
  • El organismo no funciona correctamente.
  • Según la carencia puede llegar a suponer la muerte.

Los síntomas pueden ser parecidos a la de una carencia de eritrocitos, sin embargo, es según su intensidad y del tipo que sea que se denomina de una u otra manera. Veamos las diferencias.

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Anemia hemolítica

bolsas de sangre anemia

La anemia hemolítica es una enfermedad mucho más importante que la anterior. En este caso no es que tengas una mala nutrición o un nivel bajo de glóbulos rojos por micro hemorragias, se trata de una muerte celular.

Los motivos de una muerte celular temprana pueden deberse a distintos factores que van desde la genética, sufrir una infección o a padecer una enfermedad autoinmune en la que tu organismo elimine las células sanas por error.

En algunas ocasiones, la anemia hemolítica, es debida a un fallo en los glóbulos rojos:

  • Deformación de tipo A: Sufre una deformación molecular que se produce en el interior de las células.
  • Deformación de tipo B: El fallo está en la estructura de la membrana que recubre la célula y la protege.
  • Deformación de tipo C: En este caso es la enfermedad autoinmune la que afecta a los glóbulos rojos, haciendo que no tenga un medioambiente celular óptimo. En algunas ocasiones también sucede por químicos externos, como los medicamentos.

En el organismo, según cómo haya sido la ruptura de eritrocitos, puede haber restos hemolíticos, como, por ejemplo, en la orina o en el torrente sanguíneo.