Estrés bueno y estrés malo: las claves para entenderlo

El estrés es la respuesta natural de tu cuerpo ante un momento de peligro. Ya no hay dinosaurios que te quieran comer, pero piensa que gracias al estrés de esos momentos y a poner pies en polvorosa la especie humana sigue con vida. Así que, si te paras a pensar, estar estresado de forma puntual no es tan malo, al fin y al cabo.

Hay cientos de momentos en tu vida que te provocarán ese estado de alteración en el que tus pulsaciones se disparan y todos tus sentidos se amplían repentinamente. La llama que enciende el botón de encenderse puede ser desde una discusión, una reacción ante un peligro inminente, como es un accidente de tráfico o hacer puenting.

Cuando tienes estrés, todo tu cuerpo reacciona y gasta energía extra para ayudarte a solventar lo que quiera que lo esté causando. Se liberan hormonas para que el cerebro comience a mandar al resto del organismo como los músculos o los reflejos.

Siempre se habla de lo malo que es estar estresado, pero en ocasiones, y en circunstancias puntuales, puede ser beneficioso si sabes cómo manejarlo.

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Tipos distintos

estrés por estudios

Cada persona tiene distintos niveles de estrés. Lo que para algunos puede ser un mundo para otros forma parte del día a día. Así que, las mismas circunstancias no pueden ser consideradas estrés bueno y malo de modo global.

La reacción ante los factores externos de cada individuo varía y no se puede medir ni catalogar. Lo que sí se puede tener en cuenta es el tiempo de duración y los efectos que ese estrés causa a tu organismo.

No es recomendable vivir en un estado de estrés continuo porque entonces tu cuerpo acabará agotado y te comenzará a lanzar señales de alarma para que hagas algo al respecto. Podemos decir que el estrés momentáneo es bueno y el estrés duradero es negativo.