sábado, 14 diciembre 2024

Florentino Pérez, el seductor: sus dotes para conquistar empresas

Allá por 1983, Florentino Pérez y un grupo de ingenieros tomaron el control de Construcciones Padrós, una constructora de tamaño mediano con sede en Badalona. Su situación no era lo que se suele decir boyante. Y el precio era más que apetecible: una peseta. Una vez reestructurada la empresa, la estrategia se siguió con la constructora Ocisa (por otra peseta) y con Semi. Más tarde vendrían Cobra, OCP, Auxini y una larga lista de enseñas de diferentes sectores: Dragados, Unión Fenosa, Iberdrola, Hotchief, Abertis…

Una ‘orquesta’ liderada por la ‘batuta’ de Florentino Pérez, y que ha puesto ‘música’ a diferentes tipos de negocios, desde la construcción a la energía, pasando por los servicios medioambientales y por la actividad industrial. ¿Cuál es su secreto? Para descubrirlo hay que retroceder en el tiempo. Hace algo así como dos décadas, a principios del siglo XXI, se le vio en un acto organizado por la Comunidad de Madrid. Y ahí se soltó la lengua: “Vengo siempre a estas reuniones porque es la mejor manera de obtener contratos”. Dicho y hecho. Y los contratos no han parado de llegar. Ni aquí, ni fuera de nuestras fronteras.

Su saber moverse por todos los convites, su don de gentes, su saber estar en el lugar adecuado en el momento preciso, le han hecho posicionarse en lo más alto del podio de las constructoras no sólo españolas, también del mundo. Nunca le han dolido prendas al afirmar que quería estar por encima de las francesas Vinci y Bouygues, o la alemana Hotchief (de esta última se convirtió en su principal accionista, adelantando por la derecha a la competencia gala).

Rodearse de los mejores y asistir a los eventos donde se cuecen los contratos son dos de las ‘armas’ más utilizadas por el presidente de ACS

Ejemplos los hay a mansalva. Y de todos los tipos y colores. Supo camelar al consistorio madrileño para permitirle vender la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid (donde hoy se levantan las Cuatro Torres), y construir en Valdebebas la nueva. ¡Ni Santiago Bernabéu! Y eso que cuando al club merengue se le cedieron los terrenos, la cláusula era que siempre tenían que tener un uso deportivo.

Pero hay más. Tampoco ha dudado en estrechar la mano de sus competidores cuando ambas partes salían beneficiadas del envite. Desde Esther Koplowitz (FCC), pasando por Rafael del Pino (Ferrovial), Juan Entrecanales (Acciona)…

FLORENTINO PÉREZ Y LOS POLÍTICOS

Para empezar, Florentino Pérez también estuvo en ese papel. De hecho, fue concejal de la UCD en Madrid en 1976. También se unió al Partido Reformista de Miguel Roca. Y cuando Francisco Álvarez Cascos fue nombrado ministro de Fomento, casi da saltos de alegría. No por afinidad política, sino porque era ingeniero de caminos, como él (bueno, ambas cosas influyeron).

En su devenir como presidente del Real Madrid, siempre se ha rodeado de un equipo de campanillas, desde Fernando Fernández-Tapias (que fue presidente de los empresarios madrileños), Miguel Aguiló (ex presidente de Iberia) Rafael Miranda (ex consejero delegado de Endesa)… En resumidas cuentas, gente de peso en su sector para llevar a buen puerto el barco: llevarse bien tanto con la banca, el Gobierno, la prensa y los empresarios ha estado subrayado en su agenda.

Con todos estos mimbres, Florentino Pérez ha ido cocinando la ACS tal y como hoy la conocemos. A finales de 2018, su beneficio fue de 915 millones de euros, un 14% más gracias sobre todo al desembarco en Abertis. Las ventas fueron de 36.659 millones de euros (+5%) y el resultado bruto de explotación llegó a 2.437 millones (+6,9%).

Un largo caminar en el que, gracias a sus dotes de relaciones públicas, acabó conquistado Dragados haciendo, de esta manera, bueno el dicho de que el pez chico se come al grande. Y eso que la competencia era de armas tomar: FCC, Sacyr o la sueca Skanska. Eso sí, contó con un particular ‘aliado’: se hizo con el 23,5% que el Banco Santander tenía en Dragados gracias a un acuerdo con Emilio Botín. Pero también ha tenido pinchazos. Operaciones en las que tuvo que acabar agachando las orejas. El caso más visible es el de Iberdrola.

A Florentino Pérez siempre le ha gustado ir, como decía Carmen Maura en un spot, ‘tacita a tacita’, sin alardes, ni estridencias. A su manera, fuera de los focos mediáticos. Tanto en el ámbito empresarial, como en el futbolístico. ¿Quién hubiera dicho que iba a fichar a Figo o Zidane? Rumores de verano. Hasta que aparecía con ellos, les daba la bienvenida, y le decía al mundo algo así como ‘bienaventurados los que creen en mí porque ellos verán a los mejores jugar en el Real Madrid’. Entonces sí había que ‘chupar cámara’.

Así es Florentino Pérez: un cóctel de prudencia y de paciencia que ha sabido moverse como pez en el agua entre las bambalinas de un sector, el constructor, en el que las dádivas y los sobres marcaron una época en el país de la piel de toro. ¿Marcaron? Por aquel entonces, no había constructora que no pagará comisiones a los alcaldes de turno. Hoy, la sombra de la sospecha no se ha disipado. Así, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sancionado, por ejemplo, a 15 empresas, entre ellas algunas filiales de ACS (Cobra, Semi, Cymi y Electren), por hacer piña y repartirse concursos públicos de infraestructura ferroviaria de Adif. Durante la última década, el grupo presidido por Florentino Pérez suma 82,9 millones de euros en sanciones por prácticas ilegales.


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