Los trabajadores de Naturgy se movilizan contra Reynés por la amenaza de ERE

Los representantes de los trabajadores de las empresas que integran Naturgy en España (antigua Gas Natural Fenosa) han decidido romper la paz social ante la amenaza de descapitalización progresiva del grupo y el ajuste laboral que está ejecutando el equipo de Francisco Reynés. Aunque todavía se están ultimando los detalles de las movilizaciones, fuentes laborales confirman a MERCA2 que el primer paso será una concentración de los delegados sindicales el próximo 3 de abril en la sede que tiene Naturgy en la madrileña Avenida de San Luís.

La convocatoria, que se anunciará en las próximas horas, se produce días después de que este diario avanzara en exclusiva que el consejo de administración de Naturgy está buscando un consejero delegado que diseñe un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) si el plan de desvinculaciones voluntarias –que se aceleró tras la llegada de Reynés el pasado año– no es suficiente para cumplir los ambiciosos objetivos de reducción de plantilla del grupo.

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Las fuentes consultadas confirman que el pasado miércoles reclamaron a la empresa que se comprometiera por escrito y públicamente a no poner en marcha un ERE o proceso de externalización de servicios que lleve aparejadas salidas forzosas, tal como había prometido el presidente a los sindicatos el pasado noviembre. En aquel encuentro los representantes del comité de empresa, liderados por el sindicato USO, exigieron a Reynés que firmara un acuerdo de garantías y el ejecutivo mallorquín les emplazó a una futura reunión en 2019 para acordar los puntos del mismo.

Ahora concluye el primer trimestre del año y el acuerdo de garantías todavía no se ha firmado. Los sindicatos no tienen esperanzas de que se rubrique, al menos en el corto plazo. A esto se suma el hecho de que en la tensa reunión del pasado miércoles los representantes de la empresa se negaron a publicar un comunicado en la intranet corporativa descartando un ajuste laboral traumático para así tranquilizar a los trabajadores, algo que habían solicitado los delegados. Veinticuatro horas después de la negativa Naturgy recapacitó y decidió publicar una breve nota en la web a la que acceden los empleados del grupo con la esperanza de evitar el enfrentamiento con los sindicatos.

Sin embargo, los tímidos esfuerzos de la dirección de Naturgy no han sido suficientes para mantener la paz social. USO, que es la organización sindical que tiene más representación en la compañía, convocará la próxima semana a los 400 delegados a concentrarse en la sede del grupo. Es la primera vez en los últimos diez años que los sindicatos le plantan cara al presidente de grupo. Ni siquiera en la fusión entre Gas Natural y Unión Fenosa los representantes de los trabajadores habían tenido que salir a la calle para protestar contra la política laboral de la empresa.

En las últimas horas USO está aglutinando apoyos para que todos los sindicatos con representación respalden la convocatoria. UGT ya ha dado su visto bueno y se espera que en las próximas horas se logre la adhesión de CCOO.

Hasta ahora la reducción de personal se ha realizado mediante prejubilaciones voluntarias y bajas incentivadas con unas condiciones muy favorables para los trabajadores de más de 55 años que deciden salir del grupo. En 2018 se acogieron a este plan de desvinculación 900 empleados y los sindicatos esperan que este año se sumen otros 900.

“En estos momentos hay lista de espera porque existe incertidumbre sobre el futuro de la compañía, que se ha agudizado en los últimos días después de plantearse la posibilidad de que se ponga en marcha un proceso de bajas no pactadas mediante un ERE o la externalización de servicios dentro de la nueva estructura organizativa que ha diseñado el presidente”, apuntan las fuentes sindicales consultadas.

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Además del ERE lo que preocupa a los trabajadores es el denominado “proyecto Lean”, que se puso en marcha a mediados de 2018 y que coincidió con el lanzamiento nuevo Plan Estratégico 2018–2022 de Naturgy. Al frente del mismo está el ex director de Recursos Humanos de Gas Natural Fenosa, Miguel Ángel Aller, y tiene como misión desgajar el grupo en unidades independientes para aumentar la productividad, llegando a acuerdos con socios tecnológicos como Indra, IBM o Everis.

Los empleados temen que en realidad esta reestructuración sirva de excusa para una externalización de servicios masiva. De momento Reynés se ha comprometido a que Naturgy mantenga al menos el 51% del capital en las nuevas sociedades que se creen en el marco del “proyecto Lean”, pero la confianza con los sindicatos se ha roto y los trabajadores ya no se creen las promesas del presidente.

“Nos tememos que suceda como en Abertis, que también bajo su mando realizó un proceso de externalización similar y que al final concluyó con la venta de las nuevas sociedades a los socios tecnológicos que, en teoría, nunca iban a tener el control de las mismas. Si esto pasara en Naturgy cientos de puestos de trabajo estarían en peligro”, explican las fuentes consultadas.

Los sindicatos sospechan que todos estos movimientos del nuevo presidente están orientados a un único fin: reducir el tamaño del grupo mediante la reducción de costes y la venta de activos para cumplir con su política de dividendos que ronda los 9.000 millones de euros incluyendo la promesa de recompra de acciones. Para conseguir esta meta Reynés ha creado un bonus millonario para todo el equipo directivo que ni siquiera la Fundación Bancaria La Caixa (primer accionista de Naturgy) ve con buenos ojos.

De hecho, en la pasada junta de accionistas del grupo energético los representantes de Criteria (responsable del holding de participadas de la Fundación que preside Isidre Fainé) se abstuvieron de respaldar este sistema de primas, bautizado como ILD (siglas de incentivo a largo plazo). Salió adelante tan sólo con el respaldo del 54% de los votos.

Este modelo ILD ha generado mucha polémica porque la cantidad económica que cobrarán los directivos dependerá de los dividendos que genere la compañía y esto se puede conseguir bien generando beneficios con el negocio energético o mediante un agresivo mecanismo de ajuste de costes. Por el momento es la vía del recorte la elegida por Reynés para contentar los fondos GIP y CVC, que junto con La Caixa son los máximos accionistas de Naturgy.