Supreme, que una vez fue una pequeña tienda de skate en Nueva York, se ha convertido en un fenómeno de lujo internacional. Su logo rojo y blanco se ha vuelto uno de los más codiciados símbolos en la moda, ya sea en la parte delantera de una camiseta blanca lisa o en el costado de una moto en miniatura. De hecho, algunos argumentan que el éxito de Supreme presagia un regreso de la moda del logo en general.
La marca demostró su poder el miércoles en una subasta en Paris titulada C.R.E.A.M. (Cash Rules Everything Around Me, que en español significa el efectivo gobierna todo a mi alrededor), por el sencillo de 1993 de Wu-Tang Clan, y que recaudó un total de 850.681 euros en ventas.
Los 145 lotes tenían estimaciones de precios que iban desde 200 euros hasta 100.000 euros, permitiendo a los coleccionistas obtener artículos únicos. Supreme ha conservado su brillo al mantener sus productos despiadadamente exclusivos. Las colecciones son todas ediciones limitadas y lanzadas en «gotas» ocasionales. Tuvo una excelente recepción entre los amantes del “streetwear”.
Lo mismo hicieron los inversionistas. El 2017, Carlyle Group, una de las empresas de capital privado más grandes del mundo, compró una participación del 50% en Supreme por 500 millones de dólares, valorando la compañía en 1.000 millones de dólares. Con la fuerte inyección de efectivo, Supreme ahora apunta a expandirse en el extranjero en un esfuerzo por convertirse en una marca de lujo más global.
La casa de subastas francesa Artcurial realizó el evento en su sede central de París y simultáneamente en línea, a través de su sitio web. Fabien Naudan, el vicepresidente de la casa, pasó tres años reuniendo las piezas de Supreme de varias colecciones privadas para la subasta, que se inspiró en la cultura de la calle de Nueva York. Se incluyeron algunos artículos que no eran de la marca Supreme, como esculturas del artista Kaws y grabados de Todd James. Naudan planea celebrar una serie de subastas en otras ciudades, dedicadas a las culturas alternativas únicas de cada una.
Fundado por James Jebbia en 1994, Supreme es conocido por su disposición a poner su nombre en todo tipo de cosas extrañas (una vez vendió un ladrillo Supreme; sí, un ladrillo), por lo que hubo muchas rarezas decorativas por las cuales ofertar. Los totales finales duplicaron la estimación global de preventa con el 94% de los lotes vendidos.
Un saco de boxeo, fabricado en alianza con la marca de boxeo Everlast, se vendió en 20.150 euros, incluida la prima del comprador del 30%. Un par de guantes de boxeo se fueron por 8.450 euros. Entre otros artículos Supreme fabricados en alianzas incluidos en la subasta se encontraban una guitarra Fender Stratocaster (5.200 euros), una silla Coleman (3.250 euros) y una navaja de bolsillo de Buck Knives (2.080 euros). Un letrero pintado de tres pies por un pie (90 cm por 30 cm) se vendió en 54.600 euros, ocho veces más que el precio estimado de 7.000 euros.
Los artículos más costosos fueron un par de baúles Louis Vuitton x Supreme. La casa de moda francesa consideró su asociación con Supreme tan significativa que incluyó los artículos en colaboración junto con piezas históricas del último siglo y medio en su exposición limitada realizada en Manhattan a fines del año pasado. Un baúl se vendió por 88.400 euros; el otro, una versión más pequeña para patinetas, fue adquirido por 62.400 euros.
Representantes de Arcturial describieron a los asistentes como «muy jóvenes y «urbanos» y en su mayoría novatos en la experiencia de las subastas. Contactado después de la venta, Naudan catalogó la emoción de esta «nueva generación de coleccionistas» como evidencia de un nuevo momento cultural.
«Los precios obtenidos por los dos objetos de marca Supreme, pero también las obras de artistas de la misma generación que acompañaron este movimiento global sin precedentes, confirma el interés internacional en la cultura urbana», dijo.
Kim Bhasin para Bloomberg