Barry Ritholtz para Bloomberg View
¿Cómo estuvo tu verano? Probablemente mucho mejor que el cruel, cruel verano del presidente Donald Trump. Él falló espectacularmente en derogar y reemplazar el Obamacare, como lo había prometido. El exagerado muro en la frontera no ha recibido amor de parte del Congreso (pero sí muchas críticas del parte del ex presidente mexicano) y Corea del Norte sigue lanzando misiles sobre los aliados de Estados Unidos y detonando bombas nucleares.
Trump tampoco nos deja olvidar su épico comentario sobre Charlottesville, con su desconcertante equivocación sobre los supremacistas blancos y los neonazis. Entre tanto, los CEO’s que forman parte de sus paneles de asesores lo abandonan en masa y sus índices de aprobación alcanzan mínimos históciso que lo llevan a territorio Nixon. Ah, y el consejo especial que investiga los lazos de Rusia parece estar dirigiendo la investigación hacia los asuntos privados de Trump.
Sus índices de aprobación alcanzan mínimos históciso que lo llevan a territorio Nixon
Si no lo han abandonado por completo, los republicanos de la Cámara y del Senado ciertamente han construido un largo trecho entre la Casa Blanca y el partido. Todo está tan mal que ahora Trump está cortando tratos con los demócratas. Las prioridades fuera de lugar del Presidente han puesto han puesto en riesgo toda su agenda económica. Ahora parece que, con todo este proceso de mala toma de decisiones, su Presidencia está en peligro.
El verano terminará oficialmente el viernes cuando llegue el equinoccio de otoño. Con él se inicia una nuestra temporada para que el Presidente trate de cumplir con algo -¡cualquier cosa!- que tenga valor en el tiempo. Repetidamente, Trump ha tenido múltiples oportunidades de hacer que la pelota caiga en el hoyo. El Presidente, quien ama el golf, debería hacer un “gimme” (término deportivo que hace referencia a un golpe desde una distancia muy cercana que suele ser concedido por el jugador opuesto).
«Parece que, con todo este proceso de mala toma de decisiones, su Presidencia está en peligro»
Hoy no hay “gimme” más grande en la política estadounidense que la combinación de la repatriación de ganancias y el gasto en infraestructura. Como hemos detallado en otras oportunidades, las vías, diques, puentes, túneles, el tránsito masivo, los puertos y la red eléctrica en los Estados Unidos están en condiciones que van de mal a peor. A propósito, las corporaciones norteamericanas tienen más de dos billones de ganancias en el extranjero. Los cálculos en esta materia son muy sencillos.
El “gimme” aquí involucraría una reducción de impuestos temporal sobre los beneficios de las empresas en el extranjero, con los ingresos destinados a una factura de billones de dólares en gastos de infraestructura. Yo espero ver una combinación de incentivos y sanciones que nos hagan pensar que hay una variación, algunos de ellos serían:
Reducción de impuestos por niveles para llevar mucho esos dos billones de dólares en efectivo a casa. Los números pueden variar, pero puede ser de entre 15% para los primeros 20.000 millones de dólares, 10% para los siguientes 30.000 millones de dólares y 5% en cualquier monto superior (se puede jugar alrededor de estos números si se quieren optimizar las ganancias o el retorno de efectivo).
Se puede intentar con 200.000 millones de dólares y dar o tomar 50.000 millones. Crear una ventana temporada de entre 24 y 36 meses para este dinero. Después de este período, los activos en el extranjero se gravan en el 35%, sin deducciones permitidas.
Apuntar esto hacia una enorme ley de infraestructura destinada a reparar lo que no funciona, crear empleos y estimular la economía. Parte de esto también incluirá aumentar los impuestos sobre el gas, que actualmente está en 18.9 céntimos por galón. Se pasarían a 25 céntimos en el primer año y 30 en el segundo.
Gastar un billón de dólares durante la siguiente década en nuevos proyectos, remodelación de carreteras, aeropuertos y en la infraestructura relacionada con la seguridad. Mejorar y reforzar la red eléctrica con modificaciones que actualicen y aseguren los sistemas. Optimizar los puertos, que fallan en revisar la mayoría de las mercancías que entran al país en busca de materiales nucleares o amenazas biológicas.
Todo lo anterior debería ser un “gimme” para la mayoría de los políticos. Es popular, tiene apoyo bipartidista y podría hacer algo de bien. Si Trump quiere lograr algo, esta es su oportunidad.