Expectativas para el corto plazo

Después de haber pasado ya el primer mes del año, podemos ir haciéndonos una idea de cómo pueden ir evolucionando los mercados en el corto plazo. A pesar del pesimismo reinante de muchos analistas, desde hace bastantes meses, seguimos encontrando los índices americanos y británicos en zonas de máximos históricos, los mercados emergentes progresando y los europeos más que asentados, con una gran fortaleza todos ellos, como demostraron en distintas episodios de incertidumbre a lo largo del año pasado.

Tras los datos macroeconómicos publicados en las últimas semanas, el fondo económico global parece bastante positivo. La situación económica de Gran Bretaña, China, Europa, Japón y USA, principales motores mundiales, parece no sólo estabilizada sino incluso fortaleciéndose. Con indicadores clave, como los datos de PMI, PIB y desempleo en crecimiento constante. Además de nuevas previsiones de crecimiento en Latinoamérica, con sus divisas más estabilizadas y con una menor deuda externa.

La Reserva Federal hará un ajuste más agresivo de los tipos de interés en las próximas semanas

Otro aspecto positivo, siguen siendo los resultados empresariales. En EEUU ya han reportado más del 80% de las empresas del S&P y la temporada muestra saldo bastante positivo (BPA +6,24% vs. +4,0% inicialmente estimado). En Europa y más concretamente en España, la temporada de resultados a la espera de las presentaciones de la semana entrante, nos ha dejado grandes esperanzas en compañías con alta dependencia de Brasil y con sorpresas positivas en el sector bancario, salvo la catástrofe de los resultados del Banco Popular, que contrastan con los positivos del Banco Santander, con mejoras significativas en sus ratios financieros, con un marcado crecimiento en el número de clientes, depósitos y fondos de inversión, sumada a una equilibrada diversificación geográfica.

Por otro lado, como focos de incertidumbre, tenemos en primer lugar y de manera destacada, las dudas políticas que penden sobre varios países de la eurozona, en concreto sobre las próximas elecciones en Holanda y Francia, cuyo resultado está paralizando la entrada de inversores que den el impulso definitivo a la región y que nos permita superar los máximos anuales.

Además, tras la última comparecencia de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, se han reforzado las expectativas de un ajuste más agresivo de lo esperado en los tipos de interés, lo que por una parte reforzaría el dólar, perjudicando a empresas estrechamente ligadas a las materias primas, pero que supondría un impulso positivo al sector financiero y compañías europeas exportadoras.