El tesoro oculto que esconde la cueva de Alí Babá del Banco de España (y no es sólo oro)

Situada a 35 metros de profundidad (la altura de un edificio de siete plantas), y con una superficie de 2.500 metros cuadrados, la cámara acorazada del Banco de España viene a ser como la enorme caja fuerte donde el Tío Gilito guardaba toda su fortuna. ¿Qué esconde esta particular cueva de Alí Babá? A finales de octubre, 9,1 millones de onzas troy, que equivale a 31,10 gramos. Por tanto, para conseguir un kilo de oro son necesarias 32,15 onzas troy.

Construida entre 1932 y 1935, en la Cámara del Oro trabajaron 260 obreros que extrajeron 22.000 metros cúbicos de tierra. ¿Cuánto costó? 9,5 millones de pesetas. ¿Dónde está? Justo debajo del Patio de Operaciones del Banco, y no bajo La Cibeles, como comúnmente es aceptado por muchos madrileños.

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Escalera de mármol. Foto. BdE

En sus más de ochenta años de historia, jamás ha habido un intento de acceso no autorizado. ¿Se atreve a intentarlo? Pues sepa que primero tendrá que franquear una puerta acorazada de 16 toneladas de peso. Después, bajar por un pozo de 35 metros de profundidad que se inunda de agua si hay intrusos. Más tarde, atravesar un pequeño foso. Luego, otra puerta acorazada… y, por si fuera poco, tendría que evitar los más sofisticados y modernos sistemas electrónicos de seguridad.

Hablamos de unas reservas que equivalen a 9.897 millones de euros. Como curiosidad, no todo el oro que posee el Banco de España está en sus cámaras acorazadas. Habría que hacer una especie de pequeña vuelta al mundo para reunirlo. Se encuentra repartido entre la Reserva Federal de Estados Unidos (en su sede de Nueva York), el Banco de Inglaterra (Londres) y el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (Suiza).

Maravillosas monedas

Además de parte de las reservas de oro, la cámara del Banco de España alberga una colección numismática que bien se puede calificar como de las mejores del mundo. ¿Cuál es su origen? ¿Tienen algo que ver con la desaparición, allá por 1936, de las cuartas reservas de oro del mundo, por aquel entonces, con destino a Moscú? Sí. Un decreto del ministro de Hacienda, Juan Negrín, firmado por el presidente de la República, Manuel Azaña, hizo posible que 510 toneladas de oro, repartidas en 7.800 cajas, partieran del puerto de Cartagena con dirección al pueblo soviético de Odessa.  “15.571 talegas con monedas de oro de diferentes valores y acuñaciones de diversos países, 64 lingotes de oro y cuatro paquetes de oro en virutas”, según se puede leer en el documento de entrega.

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Foto: BdE

Este traslado solo dejó telarañas. Entonces, ¿de dónde proviene el actual tesoro numismático del Banco de España? Por una parte, de la conocida como suscripción nacional. Donativos surgidos a raíz de una orden de 19 de agosto de 1936, promovida por la Junta de Defensa Nacional de Burgos. Según un documento contable de 1943, se recaudaron “7,9 millones de pesetas oro”.

Por otra, un decreto-ley de marzo de 1937, dictado en Burgos: “Todos los particulares, bancos y sociedad… de nacionalidad española quedan obligados a ceder al Estado la moneda extranjera que les pertenezca y que posean, vienen la zona liberada, ora fuera de España”. Dicho de otra manera, el sistema imponía la venta o el depósito del oro. De esta forma se recompuso la reserva y entraron las mejores monedas.

Un ejemplo: el día 13 de julio de 1939 entraron “un áureo romano, cinco onzas, una media onza, tres cuartos de onza, 35 alfonsos de 25, y algunas extranjeras”, según un documento del Banco de España. A ello habría que añadir estateras griegas, sueldos y tremises bizantinos, florines aragoneses, maravedíes, solidus, ducados… Una colección que abarca desde la antigüedad hasta nuestros días. En total, más de medio millón de piezas. “Asimismo cuenta con una completa colección de dólares de oro, acuñados desde el siglo XVII. También hay una colección, menos numerosa, de piezas de plata”, matizan desde la entidad.

Las 13 arras del enlace de los actuales Reyes de España salieron de la colección del Banco de España

Como anécdota, cabe decir que las 13 arras de la boda de los actuales reyes de España tenían un valor el día del enlace de entre 7.000 y 11.000 euros. Entre ellas, sobresalen la moneda de dos escudos de Carlos IV, de 1794, y el excelente de los Reyes Católicos, acuñado en Toledo en 1497. El valor estimado de la primera estaría entre los 1.500 y los 1.800 euros, y el de la segunda se situaría entre los 1.200 y los 1.500 euros.

Y Goya llegó al Banco de España

Oro y monedas conforman parte del impresionante tesoro que guarda el Banco de España de puertas adentro. Pero en los 10.000 metros de superficie sobre los que se asienta el edificio hay otras ‘joyas’ de igual, o mayor valor. Por ejemplo, una impresionante colección de tapices (media docena) perteneciente a la Real Fábrica de La Granja que engalana diferentes salas y cuyo valor, según algunos expertos consultados, podría estar entre los 90.000 y los 120.000 euros cada uno. También hay alfombras de más de 30.000 euros.

Pero para tesoro, la colección de pintura. Sería una barbaridad catalogar al Banco de España como un pequeño Museo del Prado, quizás porque la cantidad no llega, pero no sería tanto si vemos la calidad de las obras que cuelgan de sus paredes. Porque hablamos de obras de Francisco de Goya, en concreto ocho, algunas encargadas directamente al genial pintor de Fuendetodos. Otras se adquirieron con posterioridad.

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Detalle del retrato de Cabarrús realizado por Goya. Foto: BdE

Puestos en contacto con tasadores, y a modo de ejemplo, el retrato que en su momento hizo a Francisco de Cabarrús podría tener un precio de salida en una subasta por encima de los seis millones de euros. El mismo que tendrían los retratos del Conde de Altamira, de Carlos III, o del Conde de Floridablanca. Por debajo de esa cantidad estarían los de Francisco Javier de Larrumbe, el Marqués de Tolosa o el Conde de Gausa.

Otros genios del pincel también tienen su espacio en el Banco de España. Es el caso de Joaquín Sorolla (su obra Portada de la catedral de Burgos podría tener un precio que rondaría los 500.000 euros), o de Ignacio Zuloaga (El violoncelista Juan de Azurmendi rondaría los 300.000 euros). Santiago Rusiñol, Mariano Salvador Maella, Federico de Madrazo, Picasso, Antonio Saura o Antonio Tàpies también están en la ‘nómina’ de este ‘litle Prado’.

Por cierto, y a modo de curiosidad, el 15 de octubre de 1787, Francisco de Goya recibió del Banco de San Carlos (el germen del actual Banco de España), la cantidad de 2.200 reales de vellón por el retrato de Francisco Javier de Larumbe, director honorario de la entidad. 2.000 por el retrato y 200 por el dorado del marco. ¿Mucho o poco dinero? Si tenemos en cuenta que, por aquella época, una fanega en tierras segovianas costaba tan sólo 34 reales, podemos decir que se trataba de un auténtico dineral.

Hasta billetes falsos

Bargueños italianos del siglo XVII, una araña de Baccarat, porcelana de Sèvres… por no hablar de las vidrieras. Las que integran la llamada Escalera Imperial (de mármol de Carrara) fueron realizadas por la prestigiosa Casa Mayer. ¿Su precio? 50.000 pesetas en 1890.

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foto: BdE

¿Algo más? El archivo. Organizado en tres áreas (Archivo General, Archivo Histórico y Gabinete Numismático), entre sus fondos de interés histórico sobresalen los Libros de Actas del Consejo del Banco, desde las del Banco de San Carlos, San Fernando, Isabel II y del de España, hasta 1970. También hay ciertas minutas de las Actas de la Guerra Civil del Gobierno Republicano.

De incalculable valor es su colección de billetes made in Spain. De la Guerra Civil hay unos 3.000 porque los dos bandos crearon entidades emisoras y pesetas diferentes. Hay otros 419 emitidos desde la fundación del Banco de San Carlos, llamados cédulas (que son ejemplares únicos y que tienen un valor enorme por sus tintas), y 46 que tuvieron como origen otros bancos emisores como lo fueron el de Bilbao y el de Barcelona.

Tan minuciosa es la colección, que el Banco de España tiene guardadas 250 cédulas falsas. ¿Por qué? Porque era una práctica común en la época. Sólo en el año 1784, el Banco de San Carlos se incautó de la ingente cantidad de 42.200 copias falsas. Y eso que los falsificadores estaban advertidos de la pena que llevaba consigo el delito. Porque algunos billetes llevaban inscrita una leyenda capaz de atemorizar al más audaz: ‘Pena de muerte al falsificador’. Quizás el hecho de que ninguno de ellos pasase por el garrote vil les incitó a seguir con su particular labor.

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¿Más tesoros? El número uno de cada billete emitido en pesetas desde 1970, la Memoria que presentó Francisco de Cabarrús al conde de Floridablanca para la formación del Banco de San Carlos, la cédula por la que finalmente se creó, o las acciones que se pagaron a Francisco de Goya por sus extraordinarios cuadros. A ello habría que añadir más de 100.000 legajos y casi 40.000 libros que, puestos en fila india, alcanzarían una longitud de unos 40 kilómetros.

Para concluir, y a modo de curiosidad, el edificio del Banco de España se levantó sobre los terrenos que en su momento ocupó el Palacio de Alcañices. Una compra que duró cuatro años de duras negociaciones porque el duque de Sexto, propietario del palacio, y los gestores del banco no se ponían de acuerdo.

El primero pedía 3.562.500 pesetas. Y el banco se había puesto como tope los tres millones. Ni para ti ni para mi, que diría un castizo. El acuerdo final se cerró a punto de concluir 1882 por 3.187.500 pesetas. Fue el cuatro de julio de 1884 cuando se colocó la primera piedra del Banco de España. Desde la calle se puede ver ese imponente edificio. Los tesoros que guarda en su interior ya los hemos descubierto.