Por qué te vas a engañar con los propósitos de año nuevo

Seguro que no puedes decir que ahora que llega el final de año no te has planteado cosas que quieres llevar a cabo a partir de primeros de año. Adelgazar, apuntarse al gimnasio, aprender idiomas… Son las clásicas, pero hay quien hace una reflexión mayor  y opta por poner orden también en su vida personal: debo separarme, tratar de llevarme mejor con mis hijos o buscar un nuevo puesto de trabajo. ¿Te suenan? Son los propósitos de año nuevo que todos -de un modo u otro- nos hemos hecho alguna vez aunque luego -con el paso de los meses- se han desinflado y nos hemos quedado frustrados por no haberlo conseguido.

Este proceso por el que pasamos estos días se denomina «Mutis Vital y es algo que se da de forma cíclica cuando se produce un nuevo nacimiento», explica el psicólogo Sergio García Soriano. Por eso escogemos los principios de año o el mes de septiembre -ya que arranca el curso-, y es algo «propio del ser humano porque es idealista», relata. Esto no quiere decir que sea bueno o malo, simplemente va en nuestra naturaleza y, por tanto, debemos aprender a convivir con ello.

New Year's Resolutions, list of items

Según nos explica el doctor García Soriano «todo parte del idealismo. Es algo que nos ayuda a avanzar; el problema es que en muchas ocasiones se ‘sobreidealizan’ esas promesas que nos hacemos y terminan convirtiéndose en una ilusión». Así que, si nos empeñamos en seguir adelante con ellas, debemos ponernos las pilas y empezar a trabajar para lograr cumplir nuestros objetivos. De lo contrario «nos desilusionamos y nos fustigaremos por no haberlo conseguido». Sin embargo, el psicólogo reconoce que -en algunas ocasiones- se consigue.

El truco para no fracasar en nuestras promesas de año nuevo, seas las que sean, está en «gestionar nuestras ilusiones y aprender que debemos tener los pies en la tierra. Siendo conscientes de que la mayor parte de ellas no las vamos a conseguir y, por supuesto, no fijando metas demasiado ambiciosas o tratando de abarcar muchas de golpe», explica el psicólogo.

Nos cuesta reconocer que necesitamos ayuda para cumplir algunos de los problemas que tenemos

Y es que en esta época del año somos muy dados a intentar hacer todo lo que el curso pasado no logramos. Muestra de ello es que, por ejemplo, las inscripciones a los gimnasios aumentan hasta un treinta por ciento en enero, según datos de la Federación de Instalaciones Deportivas; la visita a los nutricionistas registra un pico en los primeros quince días mes, e incluso los psicólogos notan que existe una mayor conciencia de que en un momento dado se puede necesitar ayuda.

«Cuando hacemos balance no lo hacemos sólo a nivel físico, también a nivel personal. Es entonces el momento de pensar si queremos mejorar la relación con nuestra pareja; o si tenemos una buena relación con nuestros hijos; nos sentimos deprimidos o, simplemente, tenemos problemas a la hora de relacionarnos con los demás», relata el médico. Ahora bien, ¡cuidado! A nadie le gusta que le digan lo que está mal, y muchos menos decírselo uno mismo. Por eso, el psicólogo avisa de que «nos hacemos trampas a nosotros mismos. Vislumbramos el malestar, pero no indagamos en la causa. Y esa suele estar en uno mismo, eso es lo que más nos cuesta y donde existe el engaño».

En definitiva, que no nos gusta reconocer que «somos dependientes y que podemos necesitar ayuda» para salir adelante de los problemas que tenemos por delante. Por eso, Sergio García Soriano nos recomienda ser prudentes y «ser conscientes de que en marzo nos frustraremos porque pensaremos que no hemos sido capaces de conseguir nuestras metas». Sin embargo, buena parte de ese fracaso se habrá producido porque no hemos sido capaces de poner el empeño necesario para conseguirlo.