La práctica de la siesta podría ser un valioso aliado para nuestra salud cerebral, en la frenética vida moderna, donde el tiempo parece ser cada vez más preciado. Según un estudio realizado por El University College de Londres, una breve siesta durante el día podría tener beneficios significativos para evitar el envejecimiento prematuro del cerebro.
Los beneficios de la siesta

Este fascinante hallazgo nos invita a reconsiderar la importancia de un pequeño descanso diurno y su impacto positivo en nuestra función cognitiva a lo largo de los años. Descubre cómo una simple siesta es beneficiosa para el cerebro y podría ser la clave para mantener nuestra mente fresca y activa en medio del acelerado ritmo de vida actual.
La siesta española, es una costumbre que divide a muchas personas entre quienes la disfrutan habitualmente y quienes no, ha sido objeto de un interesante estudio que arroja resultados prometedores.
Los resultados del estudio publicado

Un nuevo análisis publicado en la revista Sleep Health revela que las siestas diurnas de corta duración, entre 20 y 30 minutos, podrían tener un impacto significativo en la ralentización del proceso de envejecimiento del cerebro, manteniéndolo en buena forma a lo largo del tiempo.
El estudio, liderado por investigadores del University College London (UCL) y la Universidad de la República de Uruguay, se basó en el análisis de datos de una amplia cohorte de personas comprendidas entre los 40 y 69 años. Los resultados revelaron un vínculo causal entre las siestas regulares durante el día y un mayor volumen cerebral total.
Hay que ver la siesta con otros ojos

Estos hallazgos abren una nueva perspectiva sobre la importancia de la siesta como una práctica beneficiosa para nuestra salud cerebral. Si dedicar unos minutos del día a una breve siesta puede contribuir a mantener nuestro cerebro en mejor forma y ralentizar el proceso de envejecimiento, podría ser una simple y valiosa estrategia para cuidar nuestra salud mental y cognitiva a lo largo del tiempo.
Protegen el cerebro

Existen evidencias que sugieren que las siestas pueden tener un efecto protector en la salud cerebral. Un mayor volumen cerebral total está asociado con un menor riesgo de demencia y otras enfermedades neurodegenerativas.
Las pausas cortas durante el día podrían ser una herramienta efectiva para preservar la salud del cerebro y reducir la velocidad del encogimiento cerebral relacionado con el envejecimiento.
La base de muestra fue bastante grande

La investigación, realizada por expertos en epidemiología genética de la UCL, analizó datos del estudio del Biobanco de Reino Unido, que recopiló información de 500.000 personas sobre genética, estilo de vida y salud.
Los científicos examinaron si las variantes genéticas asociadas con las siestas diurnas también estaban relacionadas con el volumen cerebral, la cognición y otros aspectos de la salud cerebral.
Se hicieron pruebas cognitivas

Durante el experimento, los participantes realizaron pruebas cognitivas y se sometieron a escáneres cerebrales de imágenes por resonancia magnética (IRM) para detectar cambios estructurales. Además, se les pidió que proporcionaran información sobre sus hábitos de siesta.
Estos descubrimientos respaldan la idea de que las siestas podrían ser una estrategia valiosa para mantener la salud mental y cerebral a medida que envejecemos.
Las diferencias observadas en lo sujetos de estudio

Los investigadores observaron que la diferencia promedio en el volumen total del cerebro entre aquellos que tienen predisposición para las siestas y los que no, equivalía a un envejecimiento de 2,6 a 6,5 años.
Sin embargo, no se encontraron diferencias en otras medidas, como el volumen del hipocampo, tiempo de reacción y procesamiento visual, entre los dos grupos. Según Tara Spires-Jones, presidenta de la Asociación Británica de Neurociencia y subdirectora del Centro para el Descubrimiento de las Ciencias del Cerebro de la Universidad de Edimburgo.
Este estudio mostró «un aumento pequeño, pero significativo en el volumen del cerebro en personas con una firma genética asociada a las siestas diurnas». Estos resultados respaldan la idea de que las siestas cortas podrían ser una pieza clave para preservar la salud cerebral a medida que envejecemos.
Hay predisposiciones genéticas que se deben considerar

Las personas genéticamente predispuestas a dormir la siesta mostraron un mayor volumen cerebral total, un indicador importante de la salud del cerebro, especialmente en adultos mayores. Según el estudio, se encontró una «asociación causal modesta» entre las siestas diurnas regulares y un mayor volumen cerebral total.
Este estudio es el primero en investigar la relación causal entre las siestas diurnas y los resultados cerebrales, cognitivos y estructurales, utilizando la aleatorización mendeliana para evitar factores de confusión a lo largo de la vida que puedan influir en las asociaciones.
En Uruguay se estudió este fenómeno

Valentina Paz, profesora asistente de Psicología en la Universidad de la República de Uruguay, destaca que este estudio señala un vínculo causal entre las siestas habituales y un mayor volumen cerebral total. Además, los investigadores esperan que estudios como este contribuyan a reducir el estigma que aún rodea a las siestas durante el día.
Es importante mencionar algunas limitaciones del estudio para una interpretación adecuada de los resultados. Una de las principales limitaciones es que todos los participantes de la investigación pertenecían a la ascendencia europea blanca, lo que podría limitar la generalización de los hallazgos a otras etnias.
También hay factores de riesgo

Además, se debe considerar que existen numerosos factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de demencia y en el volumen del cerebro, lo que podría ser un factor de confusión en los resultados.
Es esencial reconocer estas limitaciones para comprender plenamente el alcance y la aplicabilidad de los hallazgos del estudio.