Por qué hay personas que con cinco horas de sueño están perfectamente

En un mundo que no duerme, descubrir los misterios de quienes con solo cinco horas de sueño parecen estar en plena forma es casi una exigencia contemporánea. Estas personas, denominadas usualmente cortos durmientes, son objeto de estudio tanto por la ciencia como por la curiosidad popular.

En nuestro ajetreo diario, encontrar el equilibrio entre las responsabilidades y el descanso es esencial, y aunque para la mayoría se recomiendan entre siete y ocho horas de sueño, existe un grupo pequeño que parece desafiar esta norma.

EL FENÓMENO DE LOS ‘CORTOS DURMIENTES’

EL FENÓMENO DE LOS 'CORTOS DURMIENTES'

Empezamos adentrándonos en qué significa realmente ser un corto durmiente. Estas personas no solo se sienten descansadas tras dormir un periodo de tiempo más breve que el estándar, sino que además, su desempeño durante el día parece no verse afectado. Estudios genéticos han sugerido que para algunos individuos, esta capacidad podría estar determinada genéticamente. Es decir, que no es fruto de la costumbre o la voluntad, sino de una predisposición innata.

Siguiendo con la genética, se ha descubierto que ciertos genes como el DEC2 están relacionados con patrones de sueño cortos. Las investigaciones muestran que aquellos que poseen ciertas mutaciones en este gen pueden tener requerimientos de sueño menores. No obstante, cabe destacar que estas mutaciones son extremadamente raras en la población.

Por otro lado, los estudios indican que estas personas no solo duermen menos horas, sino que suelen tener un sueño más eficiente. Es decir, pasan más tiempo en las fases profundas del sueño, lo que podría explicar su menor necesidad de horas totales. Esta eficiencia puede hacer que su descanso sea más reparador en menos tiempo.

LA INFLUENCIA DEL ESTILO DE VIDA Y LA SALUD

Ahora bien, aunque los factores genéticos son determinantes para algunos, no debemos pasar por alto la influencia del estilo de vida. Las personas cortos durmientes tienden a mantener hábitos que contribuyen a su salud general, lo que a su vez puede incidir en la calidad de su sueño. Practicar ejercicio regularmente, mantener una dieta equilibrada y tener horarios de sueño consistentes son prácticas que, en conjunto, pueden optimizar las horas de descanso.

El cuidado de la salud mental también es crítico en la calidad del sueño. Los individuos que gestionan efectivamente el estrés y poseen técnicas de relajación tienden a disfrutar de un sueño más profundo y reparador, aunque sea breve. Además, tienen menos probabilidad de sufrir de trastornos como el insomnio o la apnea del sueño, que pueden alterar significativamente la necesidad de sueño.

En términos de salud, es importante subrayar que dormir poco tiempo puede tener consecuencias. Aunque algunas personas pueden funcionar bien con pocas horas de sueño, esto no significa que sea lo ideal para el resto de la población. De hecho, hay evidencias considerables que relacionan la privación del sueño con problemas de salud a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo.

LA CIENCIA TRAS EL DESCANSO BREVE PERO EFICAZ

LA CIENCIA TRAS EL DESCANSO BREVE PERO EFICAZ

Científicamente hablando, resulta fundamental entender cómo funciona el sueño en estos casos excepcionales. Un ritmo circadiano único puede ser una pieza clave en explicar por qué algunas personas se recuperan con menos horas de sueño. Este ritmo, que regula el ciclo de vigilia y sueño, podría estar configurado de manera diferente en los cortos durmientes, favoreciendo la sincronización de su organismo con periodos de descanso más breves.

Otra posibilidad reside en la estructura y calidad del sueño que estas personas experimentan. Como mencionamos anteriormente, pasan más tiempo en las fases de sueño profundo o REM, consideradas las más restauradoras. Esto podría resultar en menos necesidad de pasar tiempo en la cama para sentirse completamente restaurados.

Un aspecto que no podemos obviar es la resiliencia cognitiva. Algunas personas tienen la capacidad de mantener un rendimiento cognitivo alto a pesar de dormir menos, lo que podría reflejar una mayor eficiencia en los procesos de limpieza y restauración del cerebro que suceden durante el sueño.

ADAPTACIÓN Y RUTINAS DE SUEÑO

ADAPTACIÓN Y RUTINAS DE SUEÑO

Las personas que duermen menos horas quizás se hayan adaptado a lo largo del tiempo a patrones de sueño reducidos debido a exigencias laborales o personales, aunque esto no es equivalente a poseer las peculiaridades genéticas de los cortos durmientes. Estas adaptaciones pueden ser resultado de un proceso gradual que, si bien puede acarrear consecuencias negativas a largo plazo, muestra la asombrosa capacidad de adaptación del cuerpo humano.

No obstante, es imperativo reconocer que la adaptación no implica buena salud. Los profesionales de la salud advierten que incluso las personas que se sienten bien con pocas horas de sueño podrían estar ignorando señales sutiles de sobrecarga de su sistema. Es decir, el organismo podría estar compensando esta falta de sueño de maneras que a largo plazo no sean sostenibles.

Ahondando en las rutinas, el establecimiento de hábitos pre-sueño, como una disminución de la exposición a luz artificial y la implementación de técnicas de relajación, podría contribuir a la efectividad del sueño en un periodo más corto. Desarrollar una rutina constante de sueño puede ayudar a que el reloj interno del cuerpo se ajuste a un patrón más eficiente.

EL MITO DE LA SUPERIORIDAD DE LOS ‘CORTOS DURMIENTES’

En nuestra sociedad, a menudo se glorifica la idea de trabajar duro y dormir poco, lo que ha dado lugar al mito de que los cortos durmientes poseen una superioridad respecto a aquellos que necesitan las horas de sueño recomendadas. Sin embargo, es crucial entender que esto no tiene una base científica robusta. En realidad, la necesidad de descanso varía de persona a persona y no tiene correlación con el éxito personal o profesional.

Contrariamente a la creencia popular, los estudios revelan que una deuda constante de sueño puede tener un impacto negativo en la cognición y la toma de decisiones. Lidiar con la fatiga crónica puede disminuir la capacidad de concentración, la memoria y la solución de problemas, incluso si no somos conscientes inmediatamente de estos déficits.

A pesar de que existen casos documentados de individuos que requieren menos horas de sueño, es imperativo que no se tomen estos casos como la norma. El riesgo de fomentar una cultura del insomnio en un mundo que valora la constante actividad es alto, y puede poner en peligro la salud y bienestar de las personas que intentan emular estas prácticas poco convencionales.

CONSEJOS PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL SUEÑO

CONSEJOS PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL SUEÑO

Finalmente, independientemente de nuestras necesidades individuales de sueño, hay pautas que todos podemos seguir para mejorar la calidad del descanso. Entre ellas, destaca la creación de un ambiente óptimo para dormir: una habitación oscura, tranquila y fresca puede hacer una gran diferencia. Evitar el uso de dispositivos electrónicos justo antes de acostarse también es recomendable, ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción natural de melatonina.

La alimentación también juega un papel importante en cómo dormimos. Las comidas pesadas o con alto contenido de azúcar y cafeína pueden perturbar nuestro sueño. Por ello, cenar ligero y evitar sustancias estimulantes en las horas previas a acostarse puede favorecer un sueño más reparador.

Algunas prácticas de mindfulness y meditación han demostrado ser beneficiosas para enfrentar problemas como el estrés o la ansiedad, lo que indirectamente puede contribuir a una mejor calidad del sueño. Incorporar estas técnicas en la rutina diaria puede ayudar a preparar el cuerpo y la mente para un descanso adecuado.

Dedicar tiempo a la actividad física durante el día asimismo puede tener un impacto positivo en el sueño nocturno. El ejercicio ayuda a regular los ritmos circadianos y promueve la fatiga física saludable, lo que puede facilitar el comienzo y la profundidad del sueño. Sin embargo, se recomienda evitar el ejercicio intenso cerca de la hora de dormir, ya que puede tener el efecto contrario y generar un exceso de energía.

En resumen, dormir bien es un pilar fundamental de la salud general, y aunque existen individuos con la capacidad inusual de sentirse descansados con solo cinco horas de sueño, es importante recordar que cada persona tiene necesidades únicas. Es más sabio escuchar a nuestro cuerpo y no medir nuestro bienestar basándonos en excepciones. Así que, mientras los científicos continúan desentrañando el enigma de los cortos durmientes, lo mejor que podemos hacer es esforzarnos por desarrollar y mantener hábitos saludables de sueño que favorezcan nuestro propio ritmo de vida.