jueves, 12 diciembre 2024

Dirigido al maestro de escuela pública

Los maestros de la SEP se encuentran ante un reto inusual, la llegada de nuevos libros de texto a tan solo unos días del inicio del ciclo escolar. Antes de que los libros fueran publicados de manera oficial, las redes sociales y canales de noticias se encontraban llenos de opiniones, imágenes y disensiones. El día 15 de agosto, 13 días antes del inicio de clases, se publicaron los planes de estudio en el Diario Oficial de la Federación y causó aún más revuelo debido a los cambios que se llevaron a cabo en el programa sintético. Una cosa tras otra ha sucedido que continúa afectando la moral de los educadores. El sin fin de noticias y desacuerdos puede llegar a ser abrumador y desalentador. Sin importar la cantidad de discusiones que puede haber entre gobernadores y secretarios, desacuerdos políticos o ideológicos, el trabajo real es, a fin de cuentas, llevado a cabo por maestros en el aula. Es el maestro el que conoce las necesidades de los estudiantes, las fortalezas de la comunidad que lo rodea y los retos particulares que puede haber en sus aulas.

A pesar de las muchas opiniones, una cosa es verdad, no hay sistema educativo perfecto. De cualquier sistema se pueden sacar cosas buenas o malas, lo que realmente hace la diferencia, es el compromiso del maestro. Por eso, en este artícul, se pretende animar en este nuevo ciclo escolar, a que a pesar de los retos que se puedan tener por delante con este nuevo material, hay que saber que se tiene el poder de hacer la diferencia en la vida de los estudiantes. Nadie los conoce mejor que el profesor, nadie los ve tan seguido. Este material, aun con sus defectos, está basado en el modelo de codiseño del maestro. Hay que aprovechar esa oportunidad y adaptarla para lo que los alumnos necesiten. Hay que cuestionar lo que se lee y poner atención a los detalles, de esta manera se podrá traer buenas discusiones al salón de clases, discusiones que los lleven a reflexionar qué deben o no aceptar en sus vidas.

No hay que olvidar las bases. Hay muchas partes de la formación académica y del desarrollo del estudiante que hay que conocer bien y saber que deben ser llevadas a cabo en clase, desde desarrollo motriz, hasta comprensión lectora o pensamiento matemático. Si no se encuentra en el material nuevo las bases para el desarrollo de estas áreas esenciales del conocimiento, no hay que limitarse a los libros. Como lo han hecho maestros por generaciones, se puede usar material complementario que les dará a los estudiantes los fundamentos para poder aprender lo que necesitan en su desarrollo. Está en los maestros el hacer la diferencia para que el rezago educativo en México disminuya. La integración del nuevo material, con sus proyectos y su libro de saberes, no será suficiente para cubrir todos los requisitos de los programas académicos, ahí es donde entra el maestro.

Si este no se ha tomado el tiempo para estudiar detenidamente los libros que llegarán a las manos de los alumnos, debe hacerlo, es posible que el tiempo del que se dispone sea poco, pero será lo mejor que se podrá hacer, ya que es el maestro quien podrá bajar estos conceptos e ideas de la manera correcta. Si existen ideas y conceptos mal planteados o contrarios a lo que se cree, hay que cuestionarlos. Hay que presentar ante los estudiantes argumentos por los cuales una idea debe o no aceptarse y permitir que el diálogo guiado sea parte de lo que se hace. No hay que dejarse llevar por noticias, imágenes compartidas, conflictos de personas que no conocen el material, asegurarse de saber bien qué es lo que está en las manos.

La gran diferencia en el aula la hace la visión que se tiene acerca de cada niño. Cada estudiante con sus retos y diferencias es creado por Dios y digno de ser tratado con respeto. Si se cree en esto y se deja que esto sea motivación, se podrá acercar a los nuevos materiales de una manera diferente. Si hay material que no sumará a la formación educativa de los alumnos y que puede ser sustituido de manera integral, hay que hacerlo. No es necesario realizar todos los proyectos que se plantean, hay que escoger los que te sirvan para cumplir los objetivos educativos del programa. Ahora, al estudiar el nuevo material y conocer los nuevos libros de texto, hay que tener en cuenta todo esto. «Sé luz en tu salón de clases, no te detengas ante este reto ni te desanimes al grado de no estar involucrado como siempre. Haz de tu salón de clases un espacio distinto, un lugar de paz y gozo, donde tus estudiantes podrán traer sus preguntas, su creatividad, su curiosidad y su deseo por aprender. El esfuerzo será grande, pero tus estudiantes lo merecen, nuestro país lo vale, tú puedes hacer la diferencia».

En Sistema Educativo LAM abren espacios para que educadores y maestros se capaciten con oradores internacionales. ¡Gracias por esta labor!

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